La práctica de la Cuaresma data del siglo IV, cuando se da la tendencia para constituirla en tiempo de penitencia y de renovación para toda la Iglesia, con el ejercicio del ayuno y de la abstinencia de ingesta de carne.
Ustedes ayunan entre peleas y contiendas, y para dar de puñetazos a malvados.
No ayunen como hoy para hacer oír en las alturas su voz.
¿No será más bien este otro el ayuno que yo quiero?
Desatar los lazos de maldad, deshacer las amarras del yugo,
dar la libertad a los oprimidos, y romper toda clase de yugo.
Partir tu pan con el hambriento,
hospedar a los pobres sin techo,
vestir al que veas desnudo y
no apartarte de tu semejante.
Entonces brotará tu luz como la aurora,
y tu herida se curará rápidamente.
Te precederá tu justicia, la gloria del Señor te seguirá.
Entonces clamarás, y el Señor te responderá. Pedirás socorro, y dirá: «Aquí estoy».
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- Libro de Isaías 58, 4.6-9
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Existen evidencias de la existencia de prácticas cuaresmales, en particular del ayuno como preparación de la Pascua, desde fines del siglo II y principios del siglo III.
Desde el año 322 existen noticias de la Cuaresma en Oriente, mientras que en Roma se celebró con seguridad al menos desde 385.? En los primeros tiempos de la Iglesia, la duración de la Cuaresma variaba. Finalmente en el siglo IV se fijó su duración en 40 días, con inicio seis semanas antes del domingo de Pascua.6? por tanto, un domingo llamado precisamente «domingo de cuadragésima».
En los siglos VI-VII cobró gran importancia el ayuno como práctica cuaresmal, presentándose un inconveniente: desde los orígenes nunca se ayunó en domingo por ser día de fiesta, la celebración del Día del Señor. Para respetar el domingo y, a la vez, tener cuarenta días efectivos de ayuno durante la Cuaresma, en el siglo VII, se agregaron cuatro días más antes del primer domingo, estableciendo los cuarenta días de ayuno, para imitar el ayuno de Cristo en el desierto. Eran exactamente cuarenta los días que van del Miércoles de Ceniza al Sábado Santo, sin contar los domingos.
Con la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II se prefirió excluir del periodo cuaresmal los días del entonces llamado Triduo Sacro ya que no eran en realidad una conclusión de la Cuaresma sino ya una celebración de la Pascua entendida como el paso de la muerte a la vida (y no solo la resurrección) por lo que la Cuaresma, a pesar de no durar ya los 40 días medievales, termina el Jueves Santo después del oficio de Nona (Hora intermedia) que suele corresponder a las 3 de la tarde, con lo que las celebraciones de la Cena del Señor no forman parte de la Cuaresma. A día de hoy, tampoco hay un ayuno tan estricto: solo se conserva para el Miércoles de Ceniza y el Viernes (y el Sábado si es posible) Santos, aunque este último no es un ayuno penitencial sino un ayuno pascual. Los viernes de Cuaresma se tiene abstienencia de carne (salvo en las solemnidades).