Jacques Lacan para principiantes.
El inconsciente es el discurso del «otro»
1807 el filósofo alemán G.W.F. Hegel afirma que la conciencia de sí depende de la presencia del otro.
1818 el filósofo alemán Arthur Schopenhauer sostiene que no puede haber objeto sin sujeto que lo perciba, y que la percepción del objeto está limitada por la visión y la experiencia personales.
1890 en su obra The Principles of Psychology, William James establece una distinción entre el yo cognoscente y el yo conocido.
Después:
1943 el filósofo francés Jean-Paul Sartre afirma que nuestra percepción del mundo que nos rodea, o el «otro», se ve alterada cuando aparece otra persona; asimilamos su concepto del «otro» al nuestro
Jacques Marie Émile Lacan nació en París y se formó con los jesuitas.
Estudió medicina y se especializó en psiquiatría.
Durante la Segunda Guerra Mundial permaneció en el París ocupado, trabajando en el hospital militar de Val-de-Grâce.
Después de la guerra, adoptó el psicoanálisis como herramienta clave en su trabajo, pero en 1953 fue expulsado de la Asociación Psicoanalítica Internacional tras un enfrentamiento debido a las críticas recibidas por realizar sesiones de terapia más breves de lo normal.
Lacan fundó entonces la Sociedad Francesa de Psicoanálisis.
Más allá de la psicología, en sus escritos abordó la filosofía, la literatura, la lingüística y el arte, e impartió seminarios semanales a los que asistieron pensadores eminentes como Roland Barthes y Claude Lévi-Strauss.
Ferviente seguidor de Freud, Lacan fundó la Escuela Freudiana de París en 1963, y la Escuela de la Causa Freudiana en 1981.
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Los psicoanalistas explican el inconsciente como el lugar en que se almacenan todos aquellos recuerdos que deseamos apartar y que no son accesibles conscientemente.
El inconsciente habla en ocasiones al plano consciente de maneras muy diversas:
Carl Jung opinaba que el inconsciente se presenta ante el yo consciente a través de los sueños, los símbolos y el lenguaje de los arquetipos, mientras que para Sigmund Freud se expresa por medio de la conducta motivada y, accidentalmente, de los lapsus verbales.
El único punto en que las diversas escuelas psicoanalíticas están de acuerdo es en que el contenido del inconsciente es más amplio que el del yo consciente.
Sin embargo, para el psiquiatra francés Jacques Lacan el lenguaje del inconsciente no es el del yo, sino el del «otro».
La concepción del yo
Acostumbramos a dar por supuesta con demasiada facilidad la noción del yo, que cada uno de nosotros existe como un individuo separado que ve el mundo a través de sus propios ojos, conoce los límites que le separan de los demás y del mundo que le rodea, y asume dicha separación en su pensamiento y en su modo de interactuar con el entorno.
Sin embargo, ¿y si no hubiera nada ahí afuera que pudiésemos reconocer como separado de nosotros mismos?
En ese caso no podríamos conceptualizar nuestra noción del yo, pues no habría un ser delimitado en el que pensar.
El único medio que tenemos de determinar que como individuos somos distintos del mundo que nos rodea es precisamente nuestra capacidad de reconocer nuestra separación respecto al entorno, respecto al «otro»: es eso lo que nos permite convertirnos en el sujeto «yo».
Lacan concluía que cada uno de nosotros es un «yo» porque tiene un concepto del «otro».
Para Jacques Lacan, el «otro» es lo absolutamente ajeno que se encuentra más allá del yo; es el ambiente en que hemos nacido, y que debemos «traducir» o al que debemos dar sentido para sobrevivir y prosperar.
El niño debe aprender a organizar las sensaciones en conceptos y categorías a fin de poder desenvolverse en el mundo, y esto lo hace adquiriendo gradualmente la conciencia y la comprensión de una serie de significantes: signos o códigos.
Pero estos significantes únicamente pueden llegarnos del mundo exterior que se encuentra más allá del yo, y por lo tanto tienen que haber sido formados a partir del lenguaje –o el «discurso», en los términos de Lacan– del «otro».
Solo somos capaces de pensar y expresar nuestras ideas y emociones a través del lenguaje, y el único lenguaje del que disponemos, según Lacan, es el del «otro».
Las sensaciones e imágenes que se traducen en los pensamientos de nuestro inconsciente deben construirse por tanto a partir de dicho lenguaje del «otro»; como escribió Lacan, «el inconsciente es el discurso del “otro”». Esta idea ha tenido una enorme influencia en la práctica del psicoanálisis y ha permitido llegar a una interpretación más objetiva y abierta del inconsciente.
El libro de la psicología
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