Teófila, la mujer ikoots, cineasta que vino del mar,

Sigue la resistencia para aceptar que la mujer tiene derechos: Teófila Palafox Herranz

Teófila, la primera mujer indígena en realizar cine en México, reconoce que siguen existiendo resistencias para aceptar que la mujer tiene derechos

Por Pedro Matías

OAXACA, Oax.

(apro).-

Teófila, la mujer ikoots que vino del mar, se armó de valor para trabajar libremente y, sin proponérselo, se convirtió en la primera mujer indígena en realizar cine en México.

De eso ya pasaron 35 años y Teófila Palafox Herranz sigue rompiendo esquemas al sembrar la semilla entre las mujeres mareñas (ikoots o huaves) para luchar, alzar su voz y así seguir creando.

Hoy, a sus 64 años de edad, se siente orgullosa de ser parte de la cultura del pueblo Ikoots de San Mateo del Mar, aunque reconoce que siguen existiendo resistencias para aceptar que la mujer tiene derechos.

Y también la entristece que en estos tiempos la tecnología haya cambiado la idea del ser humano y no le dé la importancia a la cultura, a la naturaleza y a lo que es importante para la comunidad y le da identidad.

Al ver nuevamente el documental que realizó hace 35 años, le lastima confirmar que los malos augurios que se avecinaban para su comunidad con la llegada de la refinería “Antonio Dovalí Jaime”, se confirmaron, porque ahí está la contaminación del mar, que también acabó con la pesca de la que vive San Mateo del Mar.

Pese a la pandemia, Teófila aceptó ir al evento “La Lengua Materna en el Cine y Video Indígena: Mujeres Creadoras”, que con motivo del Día Internacional de la Lengua Materna realizó el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI), porque quiere que las autoridades volteen a ver a las mujeres artesanas y apoyen sus proyectos comunitarios.

“Como mujeres estamos luchando en aportar algo de ideas para seguir adelante. San Mateo del Mar era una zona pesquera, pero últimamente ya no hay. El tiempo cambió. Ya no hay pesca, todo está cambiando y hay que ganarse la vida”, dice.

Y recuerda las adversidades que ha tenido que enfrentar por ser mujer y vivir en una comunidad indígena como el pueblo Ikoots.

Ahí en San Mateo del Mar “no hay un reconocimiento para la mujer, estamos muy refundidos y lejos de la ciudad”.

Teófila Palafox Herranz es cineasta y artista textil ikoots, reconocida como la primera mujer indígena en realizar cine en México.

Es originaria de San Mateo del Mar, Oaxaca. Nació el 28 de diciembre de 1956 y comenzó su carrera en el marco del Primer Taller de Cine Indígena en 1985, que contribuyó a organizar como presidenta de la Asociación de Artesanas de San Mateo del Mar, en colaboración con un equipo de capacitadores cinematográficos.

En ese proyecto participaron, además de ella, su hermana menor, Elvira, y otras cinco maestras tejedoras.

Como resultado del taller, la maestra Palafox filmó el documental ‘Leaw amangoch tinden nop ikoods’ (La vida de una familia ikoots), obra pionera del cine indígena y que ha sido celebrada por la crítica debido a su perspectiva para retratar la vida cotidiana del pueblo mareño. En formato de video, destaca su producción ‘Las ollas de San Marcos’, filmada en 1992.

La obra de Teófila Palafox se ha presentado en varios festivales cinematográficos, entre los que sobresalen el Festival International du Film d’Amiens, Francia, y el Native American Film and Video Festival, de Nueva York.

Entrevistada vía telefónica, Teófila reconoce que aún se pone nerviosa con las entrevistas, pero accede a confiar cómo es que se convirtió en cineasta.

“Mi descendencia es artesana. Mi mamá me enseñaba a mí, a mis hermanas, a mis hijas y otras artesanas, el tejido en telar de cintura. Entramos a este proyecto de cine y video hace 35 años. Hicimos una película y entramos como mujeres. Aprendimos a realizar el documental para registrar lo que se vive en el pueblo, su cultura, su lengua, sus artesanías, su música y todo lo que puede verse en las fiestas tradicionales.

“Es un poco de lo que pudimos hacer y preservar la lengua que hablamos, y aprendimos a hacer tintes naturales y hoy tenemos productos textiles de tintes naturales”.

Narra: “En mi tiempo, hace 35 años, era muy complicado que una mujer trabajara libremente porque había mucho problema de que no podía trabajar la mujer, sin embargo, nos armamos de valor para trabajar este proyecto y con el grupo de artesanas nos esforzamos y llegamos a realizar ese registro que se llama un documental.

“Ahora nos invitaron a presentar esa película y nos da mucho gusto porque hoy no tenemos ese panorama. El pueblo ha cambiado, ha habido mucho cambio. La juventud ya no es como antes e invitamos a la juventud a que siga trabajando para la cultura. Es algo que traemos por descendencia y que algunos ya no lo tienen”.

En aquel tiempo, añade, “tratamos de mostrar la refinería de Salina Cruz. Ya sabíamos que nos iba a perjudicar, ahora estamos en un lugar que la vida es muy cara por la refinería y no toda la gente trabaja ahí. Está cara la vida. Y nos ha contaminado el mar y el aire con el humo, y ahí en el documental está nuestra voz”.

Confiesa con orgullo que a sus tres hijos –dos mujeres y un varón– y sus ocho nietos, les ha inculcado su cultura. Sus hijas no sólo saben tejer, sino que una es maestra de educación indígena y enseña la lengua huave o ikoots, entonces “me siento orgullosa de que mis hijos siguen la cultura del pueblo que vino del mar”.

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