En su obra poética, logró contener la esencia de su pensamiento
Carlos Paul
La Jornada
Una de las facetas fundamentales en la trayectoria del reconocido y multifacético creador Carlos Montemayor (1947-2010), es la de poeta, en cuya obra se contiene la esencia de su pensamiento, se destacó durante el homenaje que se rindió al escritor, traductor, cantante de ópera, defensor de las comunidades y de la lengua indígena, filólogo e historiador, con motivo de los 11 años desde su fallecimiento.
Organizado por la Academia Mexicana de la Lengua (AML), asociación a la que el también catedrático pertenecía, y por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), donde impulsó importantes y diversos proyectos artísticos y creativos, el reconocimiento a Montemayor se transmitió en las plataformas digitales de dichas instituciones.
La ceremonia contó con la participación de Gonzalo Celorio, director de la AML; el musicólogo Fernando Nava López; el ensayista y novelista Jorge Ruiz Dueñas, y el historiador Rodrigo Martínez Baracs, y contó con la moderación de Óscar Lozano Carrillo, rector de la Unidad Azcapotzalco de la UAM.
Durante el homenaje se reconoció a Montemayor como gran humanista y renacentista contemporáneo, cuya amplia trayectoria, saberes y disciplinas que desarrolló, son difíciles de abarcar en una sesión.
Ruiz Dueñas se refirió a su talento y sensibilidad poética. Explicó que la narrativa de Montemayor, sus ensayos y traducciones, incluso sus gustos musicales, han resaltado sobre su poesía, actividad que no abandonó a pesar de los otros géneros que lo ocuparon.
Lírica libérrima, motivada por la búsqueda
El discurso literario de Montemayor es el de un poeta formado en el clasicismo, estimulado por su propia biografía intelectual.
Si la obra poética de Montemayor es menos extensa que sus relatos, novelas o ensayos, destacó Ruiz Dueñas, es en ella donde, paradójicamente, se contiene la esencia de su pensamiento.
El también miembro de la AML se refirió a los diversos poemarios de Montemayor. Una poética desplegada de manera libérrima, pero siempre motivada por la búsqueda y decantación del mejor verso y de una síntesis que lo dijera todo. Montemayor siempre entendió que la rescritura del verso auspiciaba mejores versiones literarias.
Martínez Baracs habló sobre las aportaciones de Montemayor en el estudio y difusión del náhuatl, en particular en torno a la creación del Diccionario del náhuatl en el español de México.
El historiador explicó, con diversos ejemplos, la lúdica forma en que se puede consultar dicho diccionario, y destacó que muestra el gran filólogo que era Montemayor.
Nava López evocó distintas anécdotas juveniles de Montemayor, como cuando se inició en la música en su natal Parral, cuando empezó a tocar la guitarra con el Cuarteto Segovia, cuando desafinaba al cantar, y cómo con el tiempo desarrolló el interés musical que lo llevaría no sólo a plasmar su voz de tenor en diversas piezas musicales, sino también como estudioso, ya que tradujo óperas y escribió el libreto de la obra Encuentro en el ocaso.