Una tormenta de polvo transporta partículas radiactivas a Francia
El viento transportó arena y Cesio-137 provenientes del desierto hacia Europa. La sustancia radiactiva se encontraba en el desierto de Argelia y era producto de ensayos nucleares franceses que se realizaron a comienzo de los años 60.
Francia, contaminación, partículas radioactivas
Se considera que al material que se depositó en las superficies le queda solamente el 1% de las sustancias radiactivas que tenían en un principio.
Durante el inicio del mes de febrero una espesa nube de arena cubrió gran parte de Europa. El cielo perdió su celeste característico para teñirse de naranja durante varios días, y todas las superficies se cubrieron de una fina capa de arena. Esto, aún cuando no es algo nuevo en Francia, esta vez se detectaron partículas radiactivas transportadas por esa nube.
La arena que azotó Francia provenía del desierto de Sahara y, como explicó Pierre Barbey, asesor científico de la Asociación para el Control de la Radiactividad en Occidente (ACRO) a los medios del país,”La radiación es producto de ensayos nucleares realizados por varios países europeos, entre ellos Francia, en los años sesenta».
«Es una sustancia radiactiva que emite radiaciones penetrantes, rayos gamma y que no existe de forma natural», añadió luego de aclarar que los niveles encontrados en Francia no son nocivos para la salud.
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Las muestras de arena contenían rastros de Cesio-137, residuo de antiguas pruebas nucleares. Esta sustancia tiene una vida útil de 30 años y para ese tiempo pierde ya la mitad de su contenido radiactivo. Se considera que al material que se depositó en las superficies le queda solamente el 1% de las sustancias radiactivas que tenían en un principio. Aún así, los científicos remarcan que en las zonas de las pruebas hay población que convive a diario con altos niveles de Cesio-137.
Los ensayos nucleares
El 13 de febrero de 1960, en el sur de Argelia país africano, Francia llevó a cabo su primera prueba nuclear. La Blue Gerboise era el nombre en clave de la bomba atómica que explotó a las 7 am hora local con una potencia de 70 kilotones. Es decir, tres o cuatro veces más potente que la bomba de Hiroshima de 1945.
La lluvia radiactiva de esa bomba llegó a todo el norte de África, e incluso más allá de sus límites. Hoy en día, las víctimas de esta prueba nuclear siguen intentando que las autoridades francesas reconozcan que las enfermedades que padecen son, en efecto, «inducidas por radiación».
En total, en Argelia se realizaron 17 ensayos nucleares aéreos y subterráneos entre 1960 y 1966. Cuando este país se independizó en 1962, tras una guerra que duró 7 años, Francia migró sus pruebas a los atolones polinesios franceses de Mururoa y Fangataufa (que forma parte del archipiélago de Tuamotu), y en mayo de 1963, desembarcaron en Mururoa 300 personas para construir las primeras instalaciones del Centro de Experimentos Nucleares del Pacífico (Centre d’Expérimentations Nucléaires du Pacifique, CEP).
Recién en 1996, el presidente francés Jacques Chirac anunció el fin definitivo de las pruebas nucleares. Entre 1966 y 1996, Francia realizó 193 ensayos nucleares en el entonces llamado Territorio de Ultramar de la Polinesia Francesa. Se realizaron 46 explosiones en la atmósfera, que produjeron nubes radiactivas, que los vientos trasladaron y depositaron radionucleidos por todo el medio ambiente, exponiendo a la población, la fauna y la flora a niveles anormales de radiación.