Prueba de la colaboración creativa entre indígenas y autoridades de la Colonia
Es probable que el sotocoro haya sido encargado por el obispo Francisco de Aguiar y Seijas hacia 1681, explica en entrevista Antonio Ruiz Caballero, quien ha realizado estudios específicos del recinto. El investigador rechaza que las comunidades indígenas tuvieran un papel pasivo en las decisiones comunitarias. Para él, la documentación indígena revela que negociaban con los otros actores sociales, en este caso para el encargo de la obra.
Reyes Martínez Torrijos
La Jornada
El sotocoro del templo de Santiago Apóstol, en Nurío, Michoacán, era una prueba de la colaboración que en ocasiones existía entre las comunidades indígenas con las autoridades religiosas y civiles durante la Colonia, sostiene el historiador Antonio Ruiz Caballero.
El investigador y docente, quien realizó estudios en el inmueble, rechaza la idea de que las comunidades indígenas siempre tuvieron un papel pasivo y de víctimas. Cuando uno revisa la documentación indígena, nos damos cuenta de que ellos tuvieron agencia; es decir, negociaban permanentemente con los otros actores sociales, con el cura, con el obispo, con las autoridades civiles.
Esta dinámica en ocasiones producía conflicto, “pero en otras hay colaboración; entonces, el encargo de esta obra, este sotocoro, me parece una prueba de la colaboración que en ocasiones existía, del entendimiento que podía haber entre las autoridades religiosas y las comunidades indígenas.
Destaca: Es importantísimo tener en cuenta a las autoridades de la comunidad. No tenemos sus nombres, por el momento, pero son las que debieron estar de acuerdo con el obispo y con el párroco para la elaboración de esta obra.