“La historia contada debe parecerse lo más posible a la historia vivida”
Luis González y González: maestro de la historia
“Cuando hace 40 años Luis González y González publica “Pueblo en Vilo”, ciertamente la investigación regional, local o micro, no la practicaban los historiadores, a lo menos los de la academia; la realizaban los antropólogos y los así calificados con desprecio, eruditos locales. Luis González lanza en 1973 su famosa invitación a la microhistoria, encuentra eco inmediato. Desde aquel entonces la historia regional está proliferando, como los hongos después de la lluvia, y la brecha conceptual abierta por Luis González no ha podido ser cerrada por nadie”.
Jean Meyer
Don Luis González y González nació en San José de Gracia, Michoacán. el 11 de octubre de 1925 y fallece el 13 de diciembre del 2003. Con su valiosa obra “Pueblo en Vilo” pone el rezongo popular contra la historia de bronce, dicho de otra forma, la historia de los historiadores contra la historia de todos y cada uno de los seres humanos. Nos legó una importante producción historiográfica en la que tocó muy sabiamente los temas de la biografía, la teoría y el método de la historia, llegando a proponer al mundo una nueva forma de hacer y escribir la historia.
Nace con Pueblo en Vilo la teoría de la Microhistoria, la historia ciencia y arte, la historia que deja de lado a los grandes santones y pone como protagonista de ella al ciudadano común y corriente donde además del rigor de la verdad, emplea el arte de la literatura o de la narrativa a tal punto que su gran obra Pueblo en Vilo se le compara con la de Juan Rulfo o Juan José Arreola. Siempre tuvo presente Don Luis González y González, que el mejor medio para llegar a comprender y explicar las acciones de los hombres en el tiempo, se logra a través del estudio de la historia, no se pone a regañar a los muertos, ni intenta erigirse en juez, todo es historia, envuelta en lo que él llamó la novela histórica verídica.
Nos dirá: El mejor medio para llegar a comprender y explicar las acciones de los hombres en el tiempo, se logra a través del estudio de la historia. La historia es ciencia o arte según los intereses y objetivos de quien ejerce el oficio.
Es mejor ser narrador que intérprete de las acciones humanas del pasado, es muy difícil saber las intenciones de los protagonistas, hay que dejar al lector la tarea de interpretar. La educación histórica que debe comenzar en la infancia comienza con el conocimiento del mundo pequeño que rodea al infante, recordando que la historia de una muy pequeña parte ilustra la historia de toda una nación, descubriendo en cada población su originalidad, su individualidad y destino particular, siempre ligado a la historia regional, nacional y universal. Este descubrimiento de la historia matria o microhistoria debe ser clara y amena al decir de Don Luis González y González, añadiendo que su atracción tiene el componente de los buenos narradores como Agustín Yánez, porque narrar la vida concreta exige un tratamiento literario, porque los lectores de historia son alérgicos a los historiadores actuales, generalmente áridos.
Con la obra de Pueblo en Vilo da comienzo la democratización de la historia, donde los historiadores “no profesionales” se vuelven igual de importantes que los académicos, ya que los narradores locales de historia casi siempre están bien documentados. Nos apura Don Luis González y González a rescatar la concepción de la historia asumida por los pueblos y a estimular la creación de relatos microhistóricos, de tal suerte que los pueblos logren el autoconocimiento de si mismos y desechen el que les ha impuesto la historia oficial y se permitan tener una identidad propia.
El reivindicador del quehacer histórico, lo hace con la microhistoria ligada a la existencia íntima del hombre y tan del gusto de los humildes; lo sigue Jan Meyer, cuando nos dice que la historia no debe ser de difícil acceso, esta teoría tendrá su ejemplar en Pueblo en Vilo.
La visión anti solemne, pero rigurosa de la historia reclama claridad de pensamiento, pero indispensablemente una narrativa cuidadosamente literaria. La Historia como las religiones mesoamericanas, debe ser incluyente para su enriquecimiento. Nuestra historia al decir de L G G no debe estar dedicada a consagrar asesinos, militares, matones, soldados, y gente que causó daño, sino a recordarnos a los grandes pensadores y humanistas de nuestros pueblos. Debe prestar oídos a las voces que llevan consigo la tradición oral como fuente tradicionalmente ignorada por las grandes corrientes de la historiografía.