La soledad en el siglo XXI, esa que se define como desamparo.

Miyu Kojima, maquetista de la desolación

Al recrear las casas de personas que fallecieron en condición de kodokushi, Kojima busca que este mundo se preocupe más por los demás.

Mónica Mateos-Vega

La Jornada

La soledad en el siglo XXI, esa que se define como desamparo, muestra uno de sus rostros más desoladores en un fenómeno que, aunado al repunte en los suicidios, tiene en jaque a Japón: el kodokushi, que significa muerte solitaria.

La situación impactó en Occidente hace dos años cuando el diario británico The Guardian difundió la historia de Miyu Kojima, empleada de una empresa dedicada a limpiar los departamentos de personas fallecidas en sus casas, solas, muchas veces descubiertas después de semanas o meses de ocurrido el deceso.

Como una manera no sólo de honrar a los difuntos, sino también para hacer que este mundo se preocupe más por los demás, la joven comenzó a reproducir en pequeñas maquetas las habitaciones tal como las encontraba, por supuesto, sin incluir los cadáveres.

Las piezas impresionan por los detalles meticulosos: libros y revistas desparramadas por doquier, trastes acumulados en la cocina, comida echada a perder, ropa sucia, mascotas olvidadas.

¿Con qué frecuencia la gente llama a su anciano padre o madre que vive solo? Entre sus llamadas, él o ella podría morir y usted no lo sabría durante días, semanas o incluso meses, dice uno de los anuncios de la compañía de limpieza To-Do, en cuyas oficinas se exhiben las maquetas de Kojima.

La joven también hizo un libro con las imágenes de sus creaciones que incluyen modelos de casas conocidas en Japón como gomiyashiki (mansiones de basura), de personas que acumulan deshechos en sus hogares, están vivos y tienen trabajos respetables, como abogados o enfermeras, pero suelen tener horarios laborales irregulares. Una pequeña cosa hará que terminen amontonando la basura hasta el extremo: la pérdida de la pareja o del trabajo, el divorcio o simplemente no saber limpiar. En un caso, el propietario fue víctima de un acosador y se asustó demasiado para salir a tirar la basura, comentó la joven a The Guardian.

Según la Oficina de Bienestar Social y Salud Pública japonés, sólo en la capital Tokio, en 2017 murieron 4 mil 777 personas en situación de kodokushi. La gran mayoría adultos mayores de 60 años. Casi 10 por ciento de los cuerpos fueron descubiertos después de un mes.

En su libro (que sólo se puede adquirir en Amazon Japón), Kojima reitera que desea que el público reflexione no en la muerte, sino en la soledad y el desamparo, ahí radica la verdadera tristeza de estos casos. La muerte puede llegar en cualquier momento. No es algo que podamos planificar. Pero estos individuos estaban aislados de sus amigos y familiares, ¿qué nos está pasando como sociedad?

 

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