«La ciudad, el artefacto más complejo que ha creado la humanidad»: Felipe Leal en su ingreso al ColNal
l arquitecto Felipe Leal dio su lección inaugural y virtual de ingreso al Colegio Nacional (El ColNal) en una ceremonia virtual que se realizó con la presencia de Julio Frenk, médico y presidente en turno del ColNal, y la respuesta a la lección inaugural por parte del escritor Juan Villoro.
Por Niza Rivera
APRO
Con la lección inaugural “Las huellas de la memoria y los pasos al devenir” el arquitecto Felipe Leal dio su lección inaugural y virtual de ingreso al Colegio Nacional (El ColNal).
El acto digital de casi dos horas de duración que se realizó la noche del martes tuvo la presencia de Julio Frenk, médico y presidente en turno de El ColNal, y la respuesta a la lección inaugural por parte del escritor Juan Villoro.
La ceremonia de ingreso que inició poco después de las 18:00 horas tuvo una salutación por parte de Frenk quien refirió que para el nuevo miembro del colegio ‘la arquitectura es un organismo vivo que evoluciona como la vida, y que no solo se trata de un tema meramente técnico, sino de la vida cultural de un país’.
Tras hacer un breve semblanza de la trayectoria de Leal, entre la cual destacó su coordinación para la gestión a la lista de Patrimonio Mundial de la Unesco a Ciudad Universitaria (fue titular de la Facultad de Arquitectura entre 1997 y 2005); fundó la Autoridad del Espacio Público del Gobierno de la Ciudad de México en 2008, y fue secretario de Desarrollo Urbano y Vivienda (Seduvi) en ese año, gestión durante la cual se realizaron trabajos de recuperación del espacio público, como el Corredor Peatonal de la calle Madero en el Centro Histórico de esta ciudad.
También la Plaza de la República y Monumento a la Revolución, la recuperación integral de la Alameda Central, y el entorno de la Basílica de Guadalupe.
Ver: https://www.proceso.com.mx/reportajes/2012/9/13/paseo-por-la-alameda-central-en-rehabilitacion-108299.html
En su turno, el nuevo miembro de El Colegio Nacional, “Medalla al Mérito de Arte y Arquitectura del Congreso de la Ciudad de México” y de distintos reconocimientos a nivel nacional e internacional, refirió desde la sede del ColNal:
“Nuestros andares están formados por huellas, la arquitectura es una portentosa huella de la memoria, se apodera del espacio, lo limita, lo cerca, lo encierra, tiene el privilegio de crear lugares mágicos, ‘obras del espíritu’ diría Le Corbusier. La ciudad es el artefacto más complejo y grande que ha creado la humanidad, es el lugar del encuentro, de la convivencia, en ella nos conocimos los aquí presentes, todos. Shakespeare decía que ‘la ciudad es la gente’, los que la habitamos la hacemos posible día a día, no es obra de uno sino de muchos, ni tampoco de un tiempo, sino de diversas generaciones.
“La construimos no solo en su expresión física sino en su infinita gama de relaciones humanas, se trate las del trabajo, estudio, ir y venir cotidiano, celebración, descanso, ante el agobio o lucha ante inequidad, injusticia y los conflictos que la acechan día con día, la sufrimos y la gozamos…. De forma recurrente viene a mí memoria aquel poema de José Emilio Pacheco, ‘Alta traición”.
Y acto seguido leyó los versos de ese poema. En la respuesta a la lección, Juan Villoro afirmó:
“En el siglo 20 la especie humana enfrentó un asombro sin precedentes, la incalculable expansión de las ciudades, los centros urbanos nunca habían crecido de tal modo, para los habitantes de Tokyio, Calcuta, Sao Paulo, Los Ángeles o la Ciudad de México el territorio dejó de tener confines definidos, como las arenas del desierto se transformó en un entorno volátil en perpetua modificación.
“’Viena se está destruyendo en gran ciudad’, escribió Karl Kraus, en albores del siglo 20, aunque aludía a una metrópolis bastante ordenada, su brillante aforismo captó la tendencia a la des-urbanización de la modernidad. Hija del azar y desmedidos afanes humanos, la ciudad garantiza la vida en común necesaria para la supervivencia, pero donde no siempre se soporte a lo vecinos. Estamos ante un espacio de salvación y agobio que condensan más extremas energías de creatividad y deterioro…”.
El acto culminó con la entrega de un diploma que acreditó a Leal como miembro de El colegio Nacional, reconocimiento que le entregó Juan Villoro.