Invitan a “seguir aprendiendo sobre la amarga vigencia de Las venas abiertas…”, de Galeano
La Feria Internacional de la Lectura de Yucatán dedicó una mesa a los 50 años de la publicación del libro
Reyes Martínez Torrijos
La Jornada
Eduardo Galeano (1940-2015) es inagotable por su espléndida herencia de ensayista, crítico, investigador y creador literario, así como por su enorme e indeclinable congruencia, expresó Olga Moguel, quien pidió “seguir aprendiendo sobre la amarga vigencia de Las venas abiertas de América Latina”, durante una mesa por los 50 años de publicación del texto cumbre del escritor uruguayo.
En la charla desarrollada este domingo, en la última jornada de la novena Feria Internacional de la Lectura Yucatán (Filey), la defensora de derechos humanos y amiga del narrador lo definió como transgresor confeso de géneros literarios, gozoso tejedor de palabras, inquisitivo cuestionador de las verdades oficiales y de los escritos por los vencedores, provocador de opresores y oprimidos y terco, terquísimo trabajador de la esperanza y la solidaridad.
Sostuvo que “Las venas abiertas… ha sido un parteaguas de la conciencia social de millones de personas en el mundo, particularmente en América Latina. No se puede seguir leyendo los episodios históricos ni viendo los aconteceres diarios con la misma mirada después de leerla”.
Recordó que su primera lectura la hizo “casi ahogada de miedo y angustia durante el triunvirato de la dictadura militar argentina. Traerlo junto con su luminosa y amada Helena Villagra para presentar su libro Espejos, en Mérida y Maní, fue el cumplimiento de un profundo y amoroso deber de gratitud por la develación, el compromiso y la conciencia”.
Moguel refirió que según Villagra, “Galeano nunca se distanció ni rechazó Las venas abiertas… como ha habido rumores generalizados o críticas. Fue un malentendido generado en Brasil en 2014, durante un encuentro con estudiantes.
Se originó por una sutil ironía de él sobre la publicación de otros libros y también de diferencias de matices entre el castellano y el portugués. Esto ha sido muy aprovechado por el pensamiento de derechas, particularmente en América Latina.
El filósofo y antropólogo Esteban Krotz destacó que si hoy hablamos tanto de la tarea pendiente de la descolonización, del poder pensar en el ser, ciertamente Galeano es un pionero para este proceso. Su libro es clave hoy para los esfuerzos de repensar desde una perspectiva decolonial la historia y el presente de América Latina y la situación de sus ciencias sociales y humanas.
Su título más conocido, agregó el investigador, cuenta con decenas de ediciones y rediciones, originales y piratas, 20 traducciones a lenguas extranjeras y se están preparando, o ya circulan, ediciones conmemorativas. La Jornada avisó de una de Siglo XXI Editores. En ese diario, durante años, el escritor publicaba sus viñetas cortas, tanto en el impreso como en la edición electrónica”.
Krotz agregó que el libro es un tratado no académico de economía y geopolítica. Está lleno de referencias a la Teoría de la Dependencia, entonces eclosionando, para divulgar hechos que la historia oficial contada por los vencedores esconde o de los que miente.
Mencionó que en él, Galeano se refiere a los niños, cuyo futuro no se ve asegurado sino amenazado. La pandemia actual, el cambio climático antropogénico y el desastre del sistema educativo en toda América Latina recuerda esta situación.
En su intervención, el sacerdote Raúl Lugo Rodríguez recordó que en su elección por la Teoría de la Liberación, la investigación del uruguayo fue importante. Fue la primera traducción narrativa que le permitió entender la Teoría de la Dependencia y “la frase lapidaria de Galeano: ‘La pobreza no está escrita en los astros; el subdesarrollo no es el fruto de un oscuro designio de Dios’ terminó por abrirme los ojos. Mi análisis de la historia nunca volvió a ser igual”.
Para Lugo Rodríguez “hacer teología desde América Latina significaba cambiar de lugar social, insertarse en las luchas de liberación, hacer de las luchas de justicia la materialización de la propia experiencia de fe.
“Las venas abiertas… se convirtió muy pronto en un libro que contribuyó, sin proponérselo –porque ya sabemos que Galeano católico, católico– no era, al compromiso social de muchos cristianos y cristianas en nuestro continente.”
En la mesa que retomó narraciones sobre qué significó el libro que se conmemora, también participaron Carlos Salvador Ordóñez, director de la maestría binacional México-Guatemala de derechos humanos, y el antropólogo Rodrigo Llanes Salazar. Todos invitaron a que se lea Las venas abiertas de América Latina por su vigencia y atractivo, sobre todo para los nuevos lectores.