La Jornada
El cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano, señaló que México tiene necesidad de reconciliarse consigo mismo, de rencontrarse como hermanos, de perdonarse mutuamente y unirse como sociedad superando la polarización.
Durante su homilía en la misa dominical que presidió en la Basílica de Guadalupe como parte de su visita, y a la que asistió el ex presidente Felipe Calderón después de recuperarse de Covid-19, dijo que el país, como otros de América Latina, vive desde hace muchos años la desigualdad social, la pobreza, violencia del crimen organizado, división por causas políticas, sociales y hasta religiosas.
Un México que sepa mirar a su historia para no olvidar la gran riqueza de sus raíces y la herencia recibida en los valores que han forjado su identidad a lo largo de muchas generaciones. Como creyentes, reconocemos que el encuentro con Jesucristo ha sido y continúa siendo el don más valioso y trascendente para los pueblos y las culturas de esta nación y del continente americano.
En la misa dominical dedicada al papa Francisco, quien cumplió ocho años de pontificado, el funcionario del Vaticano también expresó que no se puede dejar de pensar en lo que se está viviendo a causa de la pandemia de Covid-19, pues refirió que esta nueva realidad, que azotó al mundo entero, ha hecho sentir la fragilidad humana, paralizando las actividades, afectando la salud y llenando de luto a muchas familias.
En medio de tantas pruebas, la Iglesia, como familia de familias, ha tratado de estar cerca, de acompañar, de orar, de interceder por tantas personas heridas no sólo en su cuerpo, sino también profundamente en su espíritu.
Parolin recordó que la última vez que visitó México fue en 2016, cuando acompañó al Papa. “Hoy les traigo su cariñoso saludo y su bendición apostólica. De esa visita recordamos el largo tiempo que él transcurrió en oración silenciosa ante la imagen de la Virgen, un diálogo intenso del hijo con su madre.
También recordamos sus palabras cuando dijo que el pueblo es el verdadero santuario que Santa María de Guadalupe pide que se construya incesantemente, sobre todo los rostros sufrientes que nos duelen, como los migrantes, los excluidos, los que están sometidos por las drogas, los jóvenes sin oportunidades, los niños abandonados en nuestras grandes ciudades
, expresó.
En el Día del Padre, Parolin confió a todos los padres también a la intercesión de María y de San José, de quien celebramos el año jubilar, reconociendo la delicada y compleja misión que los padres cumplen en el corazón de sus familias y en la sociedad. Una misión que se ha vuelto hoy día más difícil
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