Red Rocket ( Cohete rojo), el tercer largometraje del estadunidense Baker, narra las desventuras de Mikey (Simon Rex), un ex actor de cine porno, que busca reubicarse en su natal Texas City, un feo pueblo industrial, donde su distanciada esposa Lexi (Bree Elizabeth Elrod) le tiene toda la desconfianza del mundo, pero lo acepta en su hogar a cambio de una renta. Aunque el buscavidas obtiene ganancias vendiendo mota, su verdadero objetivo es volver en grande al mundo del porno, para lo cual seduce a la no tan ingenua jovencita Strawberry (Suzanna Son) con la esperanza de volverla una estrella.
Todo depende en qué tanto empatice uno con Rex, una especie de versión pringosa y maltratada de Bradley Cooper, para creerse esta versión grasienta del Sueño Americano. Obviamente, el personaje usa su desarrollado miembro para congraciarse con las dos mujeres en su vida, pero el sexo es tan mecánico y falto de erotismo como en el cine para adultos.
Otra auténtica decepción fue The Story of My Wife ( La historia de mi esposa), de la húngara Ildiko Enyedi, cuya anterior En cuerpo y alma, la ganadora de Berlín en 2017, era una original historia de amor que lograba evadir todos los lugares comunes de la comedia romántica. Ahora parece haber seguido el proceso inverso.
En los años 20, un capitán de barco (el inexpresivo Gijs Naber) dice que va a casarse con la primera mujer que entre a un restaurante y ella resulta ser Lizzy (Léa Seydoux); el hombre cumple su palabra. Si bien el amor funciona en un principio, pronto cede al inevitable proceso de desgaste de cualquier relación.
Enyedi se toma casi tres horas para desarrollar su convencional relato de desamor. Y en su primera película hablada en inglés, demuestra no tener oído para el idioma. Todos los actores, que no son angloparlantes de origen, suenan como si estuvieran doblados. El asunto parece una comprimida miniserie televisiva. Tal vez Netflix, o alguna otra plataforma, se interese en adquirirla pues su existencia en salas comerciales se antoja harto improbable.
La más lograda de las tres fue Les Olympiades ( Las Olimpiadas), del francés Jacques Audiard, un retrato generacional centrado en cuatro jóvenes parisinos cuya interacción revela las diferentes formas de relacionarse en la actualidad. Entre el sexo casual, la bisexualidad, el ligue en discotecas o por medio de aplicaciones de citas o chats en sitios porno, el panorama pone en duda el concepto mismo del amor. Sin embargo, un apunte final promete algo de optimismo.
Filmado en blanco y negro, propulsado por música electrónica y con varias escenas gráficas de sexo, el último trabajo de Audiard confirma su habilidad formal y su acertada dirección de actores. Otra vez, no se trata de su mejor realización, pero en contraste con lo fallido de otras concursantes, se agradece su indudable calidad.