Templo de La Compañía de Jesús en Querétaro
Después Parroquia de Santiago
Por José Félix Zavala
La obra, tal como se conoce actualmente, se desplanta sobre una cruz latina con su portada principal hacia el sur. En el transepto se yergue una cúpula sin tambor con lucarnas mixtilíneas, rematadas por una linternilla y en el sotocoro una bóveda plana.
Al lado izquierda de la entrada se ve la única torre de tres cuerpos caso poco frecuente en los templos de la Compañía que solían llevar dos. En 1806 se adiciono a la nave una capilla cuya advocación fue la Santa Escala, en su interior se puede ver un lienzo de San Antonio firmado por Peralta en 1780.
El interior de templo ha sido muy modificado, en lugar de los altares barrocos ahora encontramos decoración art nouveau combinada con otros estilos poco ortodoxos. Parece deberse al sacerdote Grall, quien también decoro los templos de Santo Domingo y el Seminario del Pueblito. Conserva solo las esculturas de santos de la Compañía sobre paenas. Poseyó, antes de la expulsión jesuítica ocurrida en 1767, varios retablos de madera dorada…
Actualmente permanecen algunos retablos neoclásicos, en el presbiterio con las esculturas de Santiago, La Inmaculada, San José y un Cristo, y en el transepto cuatro más del mismo estilo dedicados la Inmaculada, a la Virgen de Guadalupe, a Nuestra Señora de la Luz, y al Sagrado Corazón de Jesús
La portada principal del templo esta enmarcada por sillares de cantería. Se compone de dos niveles y se termina en un frontón trunco en cuyo centro hay una cartela, donde debió haber estado el escudo de la casa de Loyola, y sobre esta, la cruz de Caravaca, la ventana coral es de marco abocelado, con acodos en la parte superior.
Flanquean el vano dos medias muestras estiradas de capiteles jónicos y dos esculturas de muy buena talla albergadas en nichos. Las imágenes corresponden al fundador de la orden San Ignacio de Loyola, con el libro de las constituciones en su mano izquierda, y San Francisco Xavier, uno de los primeros discípulos de Ignacio. En los extremos, sendas cariátides con faldellín fitomorfo que ayuda a cargar el entablamento y los pináculos.
El arco de entrada es un medio punto, cuya clave es una cartela muy elaborada con la inscripción ADE MAIOREM GLORIAM DEI, las enjutas se ornamentan con hojas de acanto y flores. Las impostas, donde descansa el arco son a su vez capiteles de las jambas. A los lados pilastras estriadas de capiteles compuestos; sobres estas el entablamento, cuyo friso destaca por su abundante decoración vegetal.
Con vista al occidente hay otro acceso al templo, una portada muy bien elaborada que acusa dos tiempos constructivos… En el atrio hay una puerta que comunicaba en tiempote los jesuitas, con su propia vivienda, el Colegio de San Ignacio. La sacristía, muy espaciosa, se ubica al lado oriente del presbiterio, tres tramos la constituyen y varias claraboyas permiten su iluminación.
Esta decorada actualmente por lienzos de pintura del S. XVIII destaca sobre la cajonera uno de grandes dimensiones donde se ve a San Ignacio celebrando misa, sobre su cabeza una esfera de fuego. A su lado izquierdo miembros de la Compañía de Jesús (San Luis Gonzaga, San Estanislao de Kotsca, San Francisco Xavier y San Francisco de Borja) y al lado derecho varios clérigos ancianos y uno joven frente a San Ignacio. Hay una escena celestial en el nivel superior, donde se ve a la Virgen y a Cristo en un extremo y en otro a Dios Padre, San José y Angeles que tocan diferentes instrumentos musicales…
Arriba de la anterior dos cuartos de punto unidos, obra del pincel de Noriega, procedente de un retablo franciscano. Se trata de dos muertes, la una de un fraile y la otra de un lego. En el lado poniente hay un lienzo que tampoco estuvo originalmente en ese lugar como lo demuestran los resaques en las orillas que se amoldaban a un capitel o a una cornisa. En una de las pinturas mas interesantes de Tomas Xavier de Peralta, firmada en 1756.
Se trata de la alegoría de la Inmaculada donde la imagen mariana brota de las ramas que salen de los corazones de Santa Ana y San Joaquín pero hay un personaje novedoso es el alma Niña la Concebida sin Mancha, que se desprende de las manos de Dios Padre y Dios Hijo, como si estuvieran liberando para que encarnara mediante la intervención de Joaquín en el seno de Ana. A su lado se encuentran personajes como Juan evangelista escribiendo el Apocalipsis, un jesuita un franciscano y el busto de San Juan Damasceno, libros, carteleras y filacterias alusivas a la Purísima Concepción de Maria. En el costado sur esta un calvario firmado por Miguel Vallejo en 1770, Queretano, al igual que Peralta.
Existen además los siguientes: Adoración de los Reyes, Virgen de Guadalupe, San Francisco de Asís, una Piedad, La Virgen de Aranzazu, una Inmaculada, La Virgen de la Luz, Santa Catarina de Alejandría, San José con el Niño y Santa Teresa de Jesús. La sacristía tiene dos vanos, uno que comunica con el presbiterio y otro que conducía a un espacio entre lo público y lo privado, hoy es un recinto para guardar objetos de culto, en su exterior se enmarca por una portada de cantería labrada con muy buen gusto y de aquí parten dos escalinatas que conducen al segundo piso del claustro, hoy clausurado.
En un cuarto contiguo a la antesacristía se encuentra además de la pintura de los fundadores un cristo en escultura y un fragmento de un retablo de hacia 1770, con las imágenes pintadas de San Martín de Tours, San Juan de Dios, San Roque y en medio angeles pasionarios. La vivienda de los religiosos, el claustro contiguo al templo fue concluido en 1755.