De acuerdo con la reciente Medición multidimensional de la pobreza del Consejo Nacional de Evaluacio?n de la Poli?tica de Desarrollo Social (Coneval), en los últimos tres años el rezago educativo en México se mantuvo en niveles similares, al pasar de 19 a 19.2 por ciento. En el primer y segundo deciles de ingresos el rezago educativo presento? una disminucio?n de 4.2 y 0.8 puntos porcentuales entre 2018 y 2020 respectivamente. Aumentó la inasistencia de la poblacio?n de 16 a 21 an?os que au?n no completa la educacio?n media superior (EMS), lo cual puede relacionarse con la pandemia.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) reporta que en la última década el nu?mero de estudiantes se ha incrementado, al pasar de 34 millones, en 2010, a 37 millones, en 2020, alcanzando una cobertura cercana a 77 por ciento para este u?ltimo an?o. La expresión de la histórica desigualdad se ve en las coberturas, para 2019 la cobertura en secundaria fue de 95.7 por ciento, la Ciudad de Me?xico supero? en casi 24 puntos el promedio nacional; en cambio Chiapas, Campeche y Michoaca?n estuvieron por debajo hasta por 10 puntos. Esta desigualdad es ma?s evidente en la movilidad social o cambio en la condicio?n socioecono?mica. La poblacio?n que se encuentra en el estrato ma?s bajo ha experimentado mayores avances de movilidad intergeneracional educativa, 30 por ciento de los hijos de padres sin escolaridad lograron estudiar hasta la secundaria, proporcio?n que disminuye a 13 por ciento para la educacio?n media superior y a 5 por ciento para la superior. El abandono escolar se situo? en 4.2 por ciento para secundaria y 10.2 por ciento en EMS; en 2020 cerca de 307 mil jo?venes en secundaria y 525 mil en media superior interrumpieron sus estudios. Cuando los padres no tienen estudios, los jo?venes varones tienen mayores probabilidades (21 por ciento) de alcanzar estudios de EMS y superior que las mujeres (16 por ciento). Entre las personas hablantes de lengua indi?gena, 22 por ciento suele alcanzar la educacio?n secundaria, en comparacio?n con 28.8 por ciento de las no hablantes, proporcio?n que disminuye a 9 por ciento en la educacio?n media superior y a 6.2 en el nivel superior, frente a 23.2 y 23.1 por ciento de las personas no hablantes en estos niveles educativos, respectivamente ( Diversificacio?n de la estructura de la escuela secundaria y segmentacio?n educativa en Ame?rica Latina: La experiencia de adolescentes y jo?venes en Me?xico. Cepal, 2021).
Aunque la juventud está asociada con una buena salud, 21 por ciento de los adolescentes de 12 a 19 an?os y 27 por ciento de las adolescentes de esta edad presentan sobrepeso. La obesidad es padecida por 24 por ciento en los jóvenes de 20 a 29 años y por 26 por ciento de las jóvenes de este grupo de edad (Ensanut, 2018), problemas vinculados a la morbimortalidad por Covid-19.
Promover la alimentación saludable, prevenir el consumo de sustancias sicoactivas, la violencia de género y los embarazos son cruciales para vivir plenamente la juventud. Valoro como un acierto la gran inversión del gobierno de México en las juventudes, la extensión de la educación en todos los niveles a través de las más de 11 millones de Becas de Bienestar Benito Juárez, que se cuente con un programa muy ambicioso para transformar el sistema alimentario (abordado en: https://www.jornada.com.mx/2021/04/09/opinion/015a1pol).
Por primera vez el Estado mexicano se esfuerza por extender programas de salud mental. El programa interinstitucional Contacto Joven, Red Nacional de Atención Juvenil, coordinado desde el Instituto Mexicano de la Juventud (Imjuve) brinda atención sicoemocional a las juventudes de todo el país en el contexto de la pandemia por Covid-19. La Estrategia para la Prevención del Embarazo de Adolescentes del Conapo e Inmujeres es clave para la movilidad social. Este año se dirige a la población de niñas y adolescentes indígenas y afromexicanas. El nuevo currículo que diseña la Secretaría de Educación Pública busca superar la visión individualista y enciclopedista que arrastraba; se propone avanzar hacia una visión comunitaria y saludable que involucre a los estudiantes en proyectos de mejora del entorno acorde con los retos del siglo XXI; valora más la ciencia, las nuevas tecnologías digitales, las humanidades y el deporte; incluye la salud socioemocional, así como la prevención de pandemias, del consumo de sustancias, y de la salud sexual y reproductiva. Todo lo anterior con una perspectiva de género, tal como quedó establecido en la reforma al artículo tercero constitucional, en mayo de 2019.
* Secretaria general del Conapo