La colección poco común de pianos de un restaurador estadunidense sale a subasta.

Subastan colección de restaurador de pianos de Chopin, Beethoven y otros famosos
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La Jornada

Biddenden. La colección poco común de pianos de un restaurador estadunidense que ha trabajado en los instrumentos de Chopin, Beethoven y de la familia real británica sale a subasta.

Hay piezas con cinco pedales, dos teclados o abriéndose en el centro como una mariposa.

En la localidad de Biddenden, en Kent, Gran Bretaña, llama la atención un letrero real: Por decreto de Su Majestad la Reina, conservadores y restauradores de pianos.

La vivienda esconde verdaderos tesoros: 26 pianos que el californiano David Winston ha amasado a lo largo de su vida. Su impresionante colección –algunas piezas podrían llegar a valer 60 mil libras– se pone a la venta a partir del 1º de septiembre en la casa Dreweatts, antes de que el artesano se jubile en Venecia.

Tengo casi 71 años, es un poco el momento, explica este reparador de instrumentos que pasaron por prestigiosas manos.

Ha restaurado bastantes instrumentos reales, como los pianos que pertenecieron a la mismísima reina Isabel II, pese a que es discreto sobre este trabajo.

Restauró el piano francés Pleyel, que perteneció a su gran héroe Frédéric Chopin, pero su mayor orgullo es haber recuperado el Broad-wood de Beethoven, conservado en el Museo Nacional de Hungría.

Cuando entré en esa sala por primera vez y vi el piano con el nombre de Beethoven encima, el pelo de la nuca se erizó, cuenta con emoción David Winston.

Entre los pianos que vende, se encuentran instrumentos de los siglos XVIII al XX. Uno de ellos, construido totalmente por Winston, es una réplica exacta de un instrumento vienés del siglo XIX.

¿Su particularidad? Posee cinco pedales, cuando la mayoría de los pianos modernos sólo tienen tres. Los pedales adicionales permiten producir un efecto sonoro de tambor y campana o un estertor parecido al de un fagot, perfecto para la música marcial muy en boga en la época.

Comparado con el piano moderno, es más suave y tiene un sonido muy sensible, explica la pianista china Xiaowen Shang, que lo considera su preferido.

Estudiante de la célebre Royal Academy of Music de Londres, interpreta una sonata de Schubert en el instrumento mientras dice que también le gusta el Pleyel Duoclave. Con un teclado de cada lado, este piano permite que dos músicos puedan tocar frente a frente, con el sonido que se eleva entre los dos.

Son muy raros, sólo se fabricaron medio centenar de ejemplares, exclama Winston. El instrumento perteneció a Madeleine Lioux, la renombrada pianista francesa y esposa del escritor y ministro francés André Malraux.

Pero la colección de David Winston no se integra sólo de instrumentos antiguos. También cuenta con pianos concebidos para el estilo de vida del siglo XX.

Entre las piezas más excéntricas se encuentra un piano de cola futurista, revestido de aluminio plateado brillante. Xiaowen Shang toca ahí The Way We Were, una balada de los años 1970 interpretada por Barbra Streisand.

Fabricado por la empresa holandesa Rippen, que ya no existe, data de los años 1960, explica Winston. Es realmente estable y suena bastante bien. Había bastantes en los barcos e incluso llegó a haber uno en un globo dirigible.

Un piano de nogal con cola mariposa de Wurlitzer, una empresa más conocida por sus órganos y sus gramolas, llama también la atención: su tapa se abre por el centro en dos alas, creando un efec-to estéreo.

Según el restaurador, sus potenciales compradores pueden ser tanto coleccionistas en busca de instrumentos raros como simples aficionados, a la búsqueda de algo poco habitual que va a transformar totalmente un cuarto.

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