LA CEBOLLA, UNA ALIADA PARA LA SALUD

LA CEBOLLA, UNA ALIADA PARA LA SALUD

  • Además de ser un elemento indispensable en la gastronomía mexicana, la cebolla es un alimento que destaca por sus múltiples beneficios para la salud humana. Por tal razón, Ramiro Baeza Jiménez, académico del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD), nos comparte algunas razones por las que debemos procurar su consumo.

 

Propiedades antibacterianas

 

Esta hortaliza contiene compuestos fenólicos como la quercetina, que le brindan la capacidad de inhibir el crecimiento de las bacterias a través de mecanismos que limitan la absorción de los nutrientes por las células bacterianas. Los estudios reportados refieren actividad microbiana contra cepas de Escherichia coliStaphylococcus aureus y Pseudomonas aeruginosa.

 

Asimismo, de acuerdo con diferentes investigaciones llevadas a cabo, la cebolla posee también las siguientes propiedades: antiviral, antidiabética, antiprotozoaria, antioxidante, anticancerígena, antiasmática, antiinflamatoria, hepatoprotectora, neuroprotectora, hipotensora, hipoglucemiante y prebiótica. Además de contener vitamina C y fibra, así como macro y micronutrientes que ayudan a mantener la salud en buenas condiciones, es un alimento de bajo aporte calórico.

 

Los compuestos que le brindan dichas propiedades son de naturaleza fenólica, como los flavonoides (quercetina, aliucida G, alicina, canferol), y compuestos que poseen azufre (alquenil cisteína sulfóxidos, disulfuros, trisulfuros, cepaeno y vinil ditiinas). Estos últimos son los responsables del olor y sabor propios de la cebolla y que, al llegar a los ojos, cuando esta es picada, producen el picor y lagrimeo característicos, así como un efecto mucolítico.

 

Un alimento funcional

 

Existen estudios que sugieren que su consumo puede prevenir o mitigar comorbilidades relacionadas con el síndrome metabólico: obesidad, resistencia a la insulina, dislipidemias y presión arterial elevada y enfermedades cardiovasculares y respiratorias, así como algunos tipos de cáncer. La quercetina y compuestos sulfurados poseen actividad antiviral y pueden realzar la biodisponibilidad de algunas medicinas antivirales.

 

Como sucede con otros alimentos, la mejor forma de aprovechar los beneficios de la cebolla es consumirla cruda o en fresco; sin embargo, se ha demostrado que consumirla asada, caramelizada o en infusiones puede mantener algunas de sus propiedades benéficas para la salud.

 

Es importante destacar que aún hace falta más investigación: por un lado, referida al uso de métodos de extracción convencionales y no convencionales, y, por otro lado, referida a estudios de biodisponibilidad. A su vez, un potencial nicho es aprovechar los residuos de cebolla, que constituyen también una fuente interesante de compuestos bioactivos.

Blanca vs morada

Aunque hay personas que se dividen en opiniones sobre si la cebolla blanca o la morada tiene mejor sabor, lo cierto es que sus propiedades y cualidades nutricionales son similares. Sin embargo, la cebolla morada se distingue por ser rica en antocianinas, compuestos que, además de darle su coloración característica, han demostrado actividades antiinflamatorias y quimiopreventivas.

Cabe mencionar que existen también las cebollas amarilla, de sabor picante y ácido, y de cambray, ideal para guarniciones.

Un viejo mito

Aunque es una creencia que data de la época de la peste bubónica, cada vez es más popular el mito de que, si se parte una cebolla y se coloca enseguida de la cama durante la noche, su aroma puede ayudar a curar enfermedades del sistema respiratorio. Respecto a esto, es necesario precisar que no existe un trabajo científico que lo haya demostrado o que haya sido reportado. Sin embargo, sí existe evidencia científica que refiere que los tiosulfonatos y los cepaenos presentes en la cebolla poseen actividad antiasmática. Por lo tanto, para curar enfermedades del sistema respiratorio no hay mejor recomendación que seguir y aplicar las medidas que los profesionales de la salud nos indiquen.

 

Colaboración de Ramiro Baeza Jiménez, investigador de la Coordinación Regional Delicias del CIAD


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