¿Por qué se hacen tamales para el Día de Muertos?
Los tamales fortalecen la esencia y la presencia de los muertos
El nombre de tamal viene del náhuatl, “tamalli”.
Los tamales constituyen una de las ofrendas más importantes en el altar de muertos. La ofrenda o el altar es una parte muy importante de la celebración del Día de Muertos que se lleva a cabo a finales de octubre y el 1 y 2 de noviembre.
Según la tradición con raíces prehispánicas, se cree que el espíritu de los difuntos regresa a convivir con su familia y disfruta de la esencia de los platillos que le colocan en el altar.
El origen de los tamales
El nombre de tamal viene del náhuatl, “tamalli”, que significa bollo de maíz envuelto en hojas y cocido en olla.
Al día siguiente desenterraron el tamal, llamado zacahuil. Las divinidades agradecieron la ofrenda y en retribución ordenaron a todos los habitantes consumir el tamal para nutrir y fortalecer su cuerpo.
Por qué los tamales son tradicionales en la ofrenda
Muchos de los tamales se vinculaban a ritos funerarios. El origen prehispánico de los tamales está documentado por los principales historiadores del siglo XVI, particularmente por fray Bernardino de Sahagún.
También eran parte de la ofrenda que se ofrecía en un altar en el templo a Quetzalcóatl según el Gran Diccionario Náhuatl de la UNAM.
El tamal fortalece la esencia de los muertos
Los tamales se consideran un elemento de compartición, agradecimiento y reciprocidad entre vivos y muertos.
Cada año se ofrendan tamales a los muertos. “Es el alimento que fortalece la esencia y presencia de los muertos ante los hombres del pueblo”, publica la revista Anthropology of Food en el texto Los tamales: ofrenda y simbolismo entre los nahuas de la Huasteca veracruzana.
Se considera también que el tamal es indispensable como alimento del espíritu a fin de que el finado tenga la fuerza necesaria para transitar en ultratumba y esperar en su retorno a la tierra como ser vivo (humano, animal o vegetal).
Más de 50 variedades de tamales
Hay más de 50 variedades de tamales; salados y dulces. Varían desde el relleno, las hojas con las que son envueltos, formas y tamaños; ya que además de rectangulares y cuadrados, también los hay triangulares como los xocos.
Los hay con distintas salsas, con carne o de frijoles, queso, verduras, frutas y hasta flores, como las flores de calabaza. Las carnes más usadas son de pollo, cerdo y guajolote; también se preparan con carne de conejo, camarones y otros animales.
Las hojas más comunes son las hojas de la mazorca de maíz (totomochtli) y de plátano, que son comunes en las zonas costeras. Pero también se pueden encontrar envueltos hojas verdes de elote, de carrizo, de papatla y hierba santa.