La riqueza de los comerciantes chiapanecos por Refugio Reyes Ramírez

La riqueza de los comerciantes chiapanecos

Refugio Reyes Ramírez

“Una cadena de oro de un metro cincuenta y seis centímetros por medio centímetro de diámetro con dos borlas en las extremidades y un sofocante todo del mismo metal, un anillo de oro con siete diamantes montados en plata”. En la actualidad es más fácil saber en qué gastan sus ingresos los ricos o los beneficiados económicamente. No digo que la riqueza es “mala” si no que gracias a las redes sociales, todos aquellos que se conoces como personas públicas han puesto a disposición del público en general los espacios o los objetos de los cuales disfrutan.

Lo anterior no ocurría en el pasado; era muy difícil conocer qué era lo que compraban o en qué disfrutaban los adinerados. Sin embargo, un documento como el testamento o la representación vino a dar el acceso a este tipo de información. Lo anterior gracias a que esos espacios que se consideraban de carácter privado eran abiertos a la luz para ser inventariados, presentados, medidos, valuados, entre otros. En cierto momento los periódicos también fungieron como las redes sociales ahora ya que el día de la boda, algunos de los pasquines hicieron alarde de los regalos que los novios disfrutarían y las familias poco a poco se adueñaban de los espacios de poder e influencia.

La presente publicación tiene el objetivo de dar a conocer sólo una parte de la riqueza de una persona que supo administrar sus ingresos y convertirlos en patrimonio. Éste debía trascender generaciones y fortalecer los espacios que ocupaban en su círculo social. Se debe tener en cuenta que en la actualidad surgen preguntas acerca de ¿cómo fue que tal o cual familia se hizo del poder, riqueza, puestos importantes en la política o la sociedad, incluso de terrenos situados en posiciones estratégicas? Otras interrogantes son: ¿De qué se componía la riqueza? ¿Cuáles eran los objetos que más cuidaban sus propietarios? ¿De qué manera los cuidaban y cuáles eran las medidas que llevaron a cabo? De alguna de éstas se tienen las respuestas a continuación.

Una de las formas en las que los comerciantes aseguraron su riqueza fue el fortalecer los lazos de amistad con sus pares o iguales. Estos lazos eran asegurados con la confianza, las relaciones y el ingreso a las familias con matrimonios arreglados o compadrazgos. Así, tenemos que el ingreso a la Administración pública era menos complicado. No se debe olvidar que el cuidado de las propiedades personales la confianza en las autoridades y el fortalecimiento de la confianza compuesto éste de familiares, compadres o socios comerciales permitieron una mayor participación en los negocios, las inversiones, incluso en participación en la política. A continuación se presenta un documento que aporta elementos significativos que pueden emitir luces acerca de algunas interrogantes. Reunir y administrar cierta riqueza disponer de recursos, autoridades y personas para salvaguardarlas entre otras. Algunas preguntas surgieron luego de conocer el contenido tales como ¿A dónde fue a parar el contenido? ¿Existe aún alguno de los objetos? ¿Quiénes son ahora los propietarios? Desafortunadamente para ninguna de ellas se ha obtenido la respuesta sin embargo, es interesante. Se ha dejado íntegro el contenido del documento.

En Tuxtla Gutiérrez Chiapas el 21 de enero de 1898 compareció Manuel Jiménez, soltero, dedicado al comercio, nacido en Tuxtla pero, avecindado en Tonalá. Manuel declaró que era apoderado de Gregorio Salcedo, lo que comprobó con el documento que lo respaldaba, emitido en Tapachula el 16 de noviembre de 1897, por el notario Manuel S. Elorza y los testigos Elías R. Cordero y Amadeo Acosta. Una de las órdenes que tenía era presentarse ante Rodrigo Farrera, el cual mantenía en su poder una caja de seguridad, misma que contenía unas cartas de pago; mientras que Manuel Jiménez tenía la llave que abría la mencionada caja. Le pidieron entonces a Rodrigo Farrera que entregara la caja para abrirla, él no tuvo inconveniente para verificarlo a mi presencia y en la de los testigos le entrega una caja de hoja de lata que mide diez y ocho y medio centímetros de largo, trece y medio de ancho por seis y medio de espesor, la cual está cerrada con llave, y abierta por el señor Jiménez, se vio que contenía: una cadena de oro de un metro cincuenta y seis centímetros por medio centímetro de diámetro con dos borlas en las extremidades y un sofocante todo del mismo metal, un anillo de oro con siete diamantes montados en plata; otro anillo del mismo metal con cinco diamantes; tres anillos más del mismo metal con las iniciales siguientes “P” “M” “M”, un par de aretes de oro de canastilla; otro par de aretes del mismo metal chicos, conocidos con el nombre de “almendritas”; otros dos anillos de oro chicos con las iniciales indicadas; otro anillo de oro con las iniciales “E, M”; veintitrés cuentas de oro; veinticinco cuentas de oro más chicas que las anteriores; una peineta de carey con cinta de oro y tres piedras verdes; una cruz de oro que mide cinco centímetros de alto, por tres y medio de ancho.

Una moneda Guatemalteca de oro de a dos reales; otra de a real, Española con corona; otra de a real Mexicana sin corona; seis de a medio, veinte de a cuartilla; una cadena de cobre; un hilo de corales; una medalla de plata; un dedal del mismo metal; dos juguetes de porcelana; nueve conchas pequeñas; cuarenta y dos granas de rosario, una chapeta de sombrero; una esquirla de hueso y un pedazo de plomo; que en esa virtud el expresado señor Jiménez, a voz y en nombre de su poderante otorga. Que se da por recibido de la caja antes referida y de todo lo que ella contiene una vez que revisaron cada uno de los artículos que la caja contenía, se le expidió un recibo al señor Farrera. En donde se le agradeció el tiempo que tuvo el depósito. Recordemos que Rodrigo Farrera también era comerciante, en esos días ya casado.

Los testigos del trámite fueron Carlos Ballinas y Emiliano López, el primero soltero y abogado y el segundo era empleado y casado. Es de admirar la forma en la que los personajes en cuestión administraron y pusieron en marcha todas aquellas precauciones que creyeron necesarias, éstas con el paso del tiempo surtieron el efecto deseado en varios círculos familiares hasta la fecha. Sin embargo, es preciso decir que es necesario aún llevar a cabo nuevas indagaciones que permitan dilucidar aquellos espacios que procuraron poco a poco la construcción de algunos círculos dentro de la sociedad chiapaneca.

Las interrogantes ahora comienzan a reproducirse, algunas de las que puedo hacer uso son: ¿Qué sucedió con tal cantidad de oro? ¿Cuál fue la razón por la que habían encargado de esa manera la caja y la llave con personas distintas? ¿Cuánto tiempo mantuvieron estos objetos cada uno de ellos? ¿Cuáles fueron las precauciones que el encargado de la caja puso en práctica para que no le ocurriera un contratiempo con tal objeto? ¿Una vez que le entregaron el contenido al propietario qué hizo con éste? Y una última ¿Los descendientes de él tienen noticia de estos objetos? Fuente: Archivo del Poder Judicial de la Federación, edificio ubicado en Berriozabal Chiapas. Caja identificada como V. Carranza, 1868-1909.

 

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