La Pérgola, con 56 años, cargada con historias y anécdotas
Don Luis Murillo Pérez, fundador de La Pérgola le encargó a su hermano Enrique el diseño. Sabía que podía confiar su sueño a quien es reconocido hoy en día como uno de los arquitectos veracruzanos más notables
Xalapa, Ver.-
Con 56 años de historia, el restaurante «La Pérgola», ubicado en la transitada Zona Universitaria, se ha convertido en escenario de charlas, anécdotas, festejos y recuerdos imborrables, los cuales permanecen en la memoria lo mismo de algunas personas radicadas en Xalapa que de visitantes.
Mario Ruiz Martínez, catedrático de 76 años de edad, considera que este sitio ya forma parte de los lugares emblemáticos de la capital del estado, motivo por el cual no debe pasar desapercibido el fallecimiento de su fundador, el empresario Luis Murillo Pérez.
Aunque hay quienes no lo saben, don Luis Murillo Pérez le encargó a su hermano Enrique el diseño. Sabía que podía confiar su sueño a quien es reconocido hoy en día como uno de los arquitectos veracruzanos más notables, a quien se atribuyen obras como la sala Tlaqná.
En la esquina de la calle homónima y a un costado del Estadio Xalapeño, «La Pérgola» sobresale por su amplia terraza; dentro, dice Carmelita Espinoza Luna, ha comido el mejor canelón de pollo en salsa blanca.
“Con mi mamá, que en paz descanse, solíamos celebrar el Día de la Madre en La Pérgola. Nos gustaba porque se sentía la calidez del personal. Después de comer pedíamos un café y el clásico pastel helado”, dice la contadora, ya jubilada.
El historiador Justino Hernanz Gutiérrez comparte que fue el 14 de mayo de 1965 cuando el restaurante fue abierto al público. Dice que desde entonces, logró atraer a docentes y administrativos que tenían en la zona su centro de trabajo.
“Poco a poco, La Pérgola atrajo a personajes de la política, a profesionales de distintas áreas”, y a él, que acostumbraba desayunar allí al menos dos veces a la semana, comenta que le tocó ver muchas veces a algunos actores o directores de la Compañía Titular de Teatro.
“A mí siempre me ha gustado el teatro y me sentía a gusto de saber que en el mismo lugar en el que yo estaba había artistas, investigadores o cualquier figura pública o de los xalapeños nativos, que hoy ya escasean”, expresa.
Aunque en los últimos años su fundador ya no administraba el restaurante, sino sus familiares, el 7 de noviembre hubo mensajes en las redes sociales para despedir a Luis Murillo Pérez, quien deja un inmueble cargado de nostalgia e historias. Un lugar donde, afirman algunos, se come una de las mejores sopas de médula de la región.