Artes visuales
Germaine Gómez Haro
La experiencia de la corporalidad ha sido el hilo conductor en el arte de Sandra Pani desde sus inicios. Su cuerpo como territorio de exploración y búsqueda incesante de su yo intangible. Un cuerpo-mapa en el que escudriña hasta los recovecos más profundos para intentar captar las fuentes de sus tribulaciones filosóficas. Su cuerpo que es rastro, que es marca, que es huella, es el camino hacia el conocimiento de su psique, en una práctica de profundo ensimismamiento que da lugar a pinturas y dibujos de una sutileza extrema. En la Celda Contemporánea de la Universidad del Claustro de Sor Juana se presenta el trabajo más reciente de Pani, con la muestra titulada Expandable Self / Mi ser expansible, un proyecto de colaboración artística con la poeta Aurelia Cortés Peyrón y la compositora Georgina Derbez, con quienes entabló, durante el confinamiento por la pandemia, un íntimo ejercicio de diálogo de las artes en busca de la intercomunicación de lenguajes. Resulta
fascinante recorrer el espacio de exhibición marcado por la presencia de los vestigios arqueológicos del exconvento del siglo xvii que están a la vista bajo los pisos de vidrio, donde se presenta en la primera sala una serie de dibujos sobre papel en formato vertical de 200 x 110. Comenta la artista: “Estas piezas fueron realizadas ex profeso para el espacio pensando en una comunicación directa con los restos arqueológicos, porque mi trabajo es también una especie de arqueología del cuerpo.” Un riel móvil gira alrededor del perímetro de la sala transportando unos velos pintados que se detienen indistintamente unos segundos frente a los dibujos. Con este movimiento continuo, las obras se nos presentan en perpetuo cambio, dejando al azar la creación de un juego de luces y sombras que transforman, alteran o complementan cada pieza bajo la mirada del espectador. “Me di cuenta de que esto tiene que ver con los ciclos, tema muy presente en toda mi obra”, agrega Pani.
Se percibe en esta serie de dibujos realizados con grafito sobre papel un nuevo elemento: el movimiento. En estas obras de acentuada verticalidad, que viene trabajando desde hace muchos años, el punto de partida ha sido siempre su cuerpo. Sandra se recuesta sobre el papel y traza su silueta de manera rápida y desenfadada: ahí da comienzo la exploración de su territorio interior. Aparecen sutiles referencias a la columna vertebral, los brazos, las piernas, los órganos internos, la cabeza… Son las marcas de su mapa interno que recorre con los sentidos y que surgen desde el fondo de su inconsciente, entreverados con referencias del mundo vegetal. Formas de más compleja interpretación la llevan a explorar su psique a través del análisis jungiano que ha practicado por más de veinte años y a través del cual conecta su universo interior con el exterior. En la segunda sección de la muestra se presentan cuatro pinturas recientes acompañadas de otras obras realizadas en técnicas variadas, como plomo, placas radiográficas, textiles y algunos objetos que forman parte de su “gabinete de curiosidades” que es una fuente de inspiración para su trabajo: caracoles, ramas, nidos, huesos y la estilizada columna vertebral de un delfín que encontró en una playa.
En un hermoso video reciente (Expandable Self, Youtube, 2021), Sandra Pani expresa lo que considero la esencia de su trabajo: “Para mí en muchos sentidos los artistas de hoy, más que nunca, tienen que lograr no sólo un equilibrio entre sus diversas voces, sino que nuestro mandato nos coloca en la aventura de buscar en la insondable profundidad de lo que somos, para ser un medio que comunique cosas que vienen de lejos. De cierta forma somos canales de estas mitologías y la obra, un resultado del intento de representar el universo y nuestro lugar en él.” El arte de Pani es la expansión de su cuerpo hacia todas las direcciones, la metáfora de sus emociones encriptadas que se convierten en las huellas de su identidad.