centroy la izquierda. Demócratas y republicanos en EU, o Bergoglio y algunas izquierdas soviéticas (las hay, defendiendo a Lenin frente a Putin), todos embarcados en esa santa cruzada.
Qué bien. Desde la caída de la URSS, EU solo –o acompañado del resto de la OTAN–, bombardeó Panamá, 1989; Irak, 1991; Kuwait, 1991; Somalia, 1993; Bosnia 1994, 1995; Sudán, 1998; Afganistán, 1998; Yugoslavia, 1999; Yemen, 2002; Irak, 1991-2003; Irak, 2003-2015; Afganistán, 2001-2015; Pakistán, 2007-2015; Somalia, 2007-2011; Yemen, 2009, 2011; Libia, 2011, 2015; Siria, 2014-2016. Año con año EU cometió masacres sin fin. La santa cruzada de todos los colores, de hoy, tuvo tiempo para indignarse hasta el tuétano. No ocurrió. Nadie tiene que dejar de indignarse por la guerra en Ucrania pero, carajo, seguramente pueden preguntarse dónde estaba la santa cruzada entre 1989 y 2016. Antes de 1989, EU bombardeó 16 países. Cientos de miles de bombas, millones de muertos, a partir de 1950.
La OTAN fue creada en 1949 para defender a Occidente de posibles ataques de la URSS. En 1989 el mundo soviético se desplomó y, por tanto, la razón de ser de la OTAN desapareció; no la OTAN, que se estrenó bombardeando Yugoslavia. De una alianza atlántica para la defensa, pasó a ser una para atacar. Sin freno se amplió hacia el Este sumando países, armándolos con pertrechos modernos: los países del Pacto de Varsovia, los bálticos y otros, hasta cercar a Rusia. No lo ha podido hacer con Georgia y Ucrania, países con los que Rusia tiene numerosos asuntos que arreglar, producto de una historia que, por cierto, no comenzó el pasado 24 de febrero, hacia las 6 AM, cuando Rusia cruzó las fronteras de Ucrania.
Rusia dijo mil veces que fue engañada por Occidente por cuanto la OTAN (especialmente EU) no respetó el compromiso de no ampliarse hacia el Este. Mil veces EU y Bruselas dijeron que no había tal compromiso. El pasado 18 de febrero el diario alemán Der Spiegel publicó lo siguiente: Una nota de los Archivos Nacionales Británicos, que acaba de salir a la luz, apoya la afirmación rusa de que Occidente ha violado los compromisos adquiridos en 1990 con la expansión hacia el este de la OTAN. El politólogo estadunidense Joshua Shifrinson ha encontrado el documento, anteriormente clasificado. Se refiere a una reunión de los directores políticos de los Ministerios de Asuntos Exteriores de EU, Gran Bretaña, Francia y Alemania, celebrada en Bonn el 6 de marzo de 1991
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Rusia lo explicó mil veces: la OTAN en Ucrania, ubicaría misiles que tardarían apenas cinco minutos en llegar a Moscú, es inaceptable. EU ha tenido oídos sordos a este reclamo. Rusia lo propuso mil veces: tengamos un acuerdo sobre la base de la seguridad indivisible: seguridad para todos, simultáneamente. EU ha tenido oídos sordos a esta propuesta. Rusia fue conducida a la guerra por Occidente. De eso se trataba y Rusia estaba impedida de escapar a ese destino, sin inmolarse. Desde el 7 de febrero de 2019 Ucrania había aprobado una enmienda a su norma fundamental por la cual su posible pertenencia a la OTAN adquirió rango constitucional.
El plan, en los hechos, fue llevar a Rusia más allá: situarla en posición de ser objeto de sanciones sin precedente, parar en seco la posibilidad de su crecimiento. No porque sea una gran potencia económica (3 por ciento del PIB mundial), sino porque es una potencia militar. Ya ha salido el tercero esperado al escenario: China (18.8 por ciento del PIB global). No es una salida inopinada, es porque la postura política actual de EU es pararla por todos los medios. Rusia y China parecen haber asumido la ruptura que EU está operando.
La formación del eje China-Rusia rompe los equilibrios. Cambia la faz del mundo de un modo abisal, partiéndolo en dos polos desconectados y antagónicos: EU y China/Rusia. Mientras Europa, dócil y sumisa, pasará a un plano menor. Acaso eso es lo que estamos viendo nacer. Un mundo peligroso para la humanidad, una nueva guerra fría siempre en ciernes de convertirse en una de altísima temperatura: una inseguridad omniabarcante, el riesgo de vivir caminando hacia el infierno terminal. La desconexión de China, no obstante, parece muy difícil, dado el vasto tejido de sus relaciones económicas con el mundo. Aunque no es necesario cortar todo ese tejido; basta con hacerlo con determinados bienes estratégicos, como los microchips. La guerra emprendida por EU contra China y Rusia puede también entrar en zonas inciertas dadas las grietas políticas y económicas de EU, expuestas a quien quiera verlas. En Ucrania, la OTAN no está por la desescalada. Veremos.