Mirarse en las otras: la fotografía de Lizeth Arauz Velasco

Mirarse en las otras: la fotografía de Lizeth Arauz Velasco

Omar López Monroy

Trayectoria de una fotógrafa, fotorreportera, profesora y activista incansable, Lizeth Arauz Velasco, Premio Nacional de Periodismo Cultural Fernando Benítez en 2005 y mención honorífica en la Feria Internacional de Libros de Artista del Centro de la Imagen, en 2011, entre otras distinciones, con más de cincuenta exposiciones individuales y colectivas dentro y fuera de México, para quien dejar la fotografía, afirma, “sería como perder una de mis piernas”.

 

Para Grecia García Romero

 

Amor sin etiquetas. El nuevo álbum familiar, es la más reciente muestra de la fotógrafa Lizeth Arauz Velasco, inaugurada en octubre de 2021 y en exhibición hasta el 20 marzo de este año en Traum Galerie, galería virtual, un sueño encabezado por un grupo de jóvenes que busca generar un espacio alternativo para el arte. Este proyecto, impulsado por el Sistema Nacional de Creadores de Arte, documenta dieciséis testimonios de amor y respeto, dieciséis maneras de
conformar una familia no convencional, el cual surgió de la búsqueda de Lizeth por reivindicar su núcleo familiar: ella y su hija Maya –por supuesto, esta historia es parte de dicho proyecto. Arauz Velasco espera presentar su álbum de manera presencial este año, y sumar más historias.

Un rasgo distintivo en la obra de Lizeth es su involucramiento pleno en cada uno de sus proyectos, el cual se advierte en sus imágenes llenas de frescura y vitalidad. No le ha sido nada sencillo forjarse un lugar en el medio fotográfico, pero desde siempre supo que su vida era contar historias: cámara en mano, no ha parado, ni ha dejado que nada le detenga en su paso por el mundo de la fotografía, por el cual ha transitado desde diferentes ángulos.

 

Quemar las naves

Lizeth estudió Comunicación Gráfica en la Escuela Nacional de Artes Plásticas (enap) –hoy facultad de la unam– y a la par fotografía en la Escuela Activa de Fotografía. Al término de sus estudios universitarios realizó su servicio social en la sierra de Tecpan de Galeana, en Guerrero, experiencia que le permitió ver otras realidades de nuestro país. Poco tiempo después regresó a Guerrero para trabajar junto a Elsa Medina en diario El Sur, ideado en Ciudad de México, que comenzó a circular en mayo de 1993 e inicialmente se imprimió en los talleres de este diario.

Víctor Monroy, profesor de la enap, y Elsa son los maestros de Lizeth, de quienes aprendió la pasión por la imagen. De Elsa, primero abrevó en sus fotografías para luego aprender bajo su tutela y terminar entablando una estrecha amistad con ella. Durante sus años de universitaria invariablemente Lizeth traía “La Jornada bajo el brazo, y veía las fotos de Elsa y Frida Hartz”, y abrevaba también en los textos de Hermann Bellinghausen. Elsa Medina, Christa Cowrie y Frida Hartz, entre otras, son pioneras en el trabajo de las mujeres en el fotoperiodismo, pero en buena medida la generación de Lizeth ensancha más la brecha abierta por ellas, por la que hoy transitan las nuevas generaciones. Al respecto, Lizeth menciona que advierte una gran contundencia en el trabajo de colegas como Nayeli Cruz, Andrea Murcia y Sashenka Gutiérrez.

 

Nuevos horizontes

Tras la experiencia en El Sur, Lizeth regresó a Ciudad de México para continuar su trayectoria en los medios de comunicación. Primero trabajó en el periódico El País México, de ahí pasó a El Financiero y luego se sumó a Milenio Diario, donde mostró su trabajo en el celebré espacio “Derecho de mirada”, a cargo de Fernando Villa del Ángel, “uno de los mejores editores de fotografía” en México. Recuerda que en aquellos días había menos de veinte mujeres fotoperiodistas en la capital, en un medio competitivo pero que llegaba a serles hostil debido a una cultura laboral machista. También por esos últimos años del milenio se enteró de la existencia de la galería fotográfica “De la calle y en la calle”, encabezada por Enrique Rivera, que se instalaba en el Tianguis Cultural del Chopo y tenía entre sus objetivos generar un espacio alternativo en torno al medio fotográfico. En este espacio expuso primero, en 1995, la muestra Olor a viento, imágenes muy poéticas creadas en blanco y negro, tomadas durante su estancia en el estado de Guerrero. En 2002 presentó Reflejos inhabitados, portafolio creado con fotografías tomadas en un viaje que realizó un año antes a varias ciudades europeas, donde plasmó la belleza de los paisajes urbanos y solitarios de aquel continente. Estos fueron sus primeros trabajos autorales, que presentó de manera individual y en los que ya se advierte un gusto por el retrato y el paisaje; desde entonces ha participado en poco menos de cincuenta exposiciones individuales y colectivas en México y el extranjero.

A la par que consolidaba su labor fotoperiodística, reconocida en 1999 con su triunfo en la iii Bienal de Fotoperiodismo, y la obtención del Premio Nacional de Periodismo Cultural Fernando Benítez en 2005, la necesidad de expresar más con su cámara tomó fuerza.

 

Una mirada propia

A inicios del nuevo milenio, Lizeth conoció a Néstor, una persona con enanismo, y fue con quien arrancó un proyecto entrañable y clave en su trayectoria: Mirar hacia arriba, el cual da cuenta de la vida de varias personas con diversos tipos de enanismo. Todas las imágenes son en blanco y negro, y en ellas hay una gran fuerza discursiva, donde se advierte la complicidad que la autora logra establecer con sus retratados. Este trabajo lo inició ella por cuenta propia y posteriormente fue apoyado por el Programa Jóvenes Creadores; lo ha mostrado en diversas exposiciones y conformó un libro de autor con el que obtuvo una mención de honor en la Feria Internacional de Libros de Artista del Centro de la Imagen, en 2011. Durante la consecución de Mirar hacia arriba, Lizeth decidió dejar de trabajar en el diarismo capitalino y sólo continuar colaborando en diversas publicaciones como ForbesMarie Claire y Rolling Stone, entre otras, para dedicar más tiempo a sus proyectos fotográficos personales.

En 1993 Lizeth comenzó su labor docente y actualmente da clases en Pohualizcalli, Escuela de Cine Comunitario y Fotografía, entre otros espacios, a través de ExpositoPhoto, proyecto de docencia y promoción de la fotografía, que creó en 2012. Su paso por la fotografía ha sido fructífero, por lo que además de la creación y docencia hay que sumar la dirección de la agencia fotográfica Xquenda Foto, creada en 2011, la cual ofrece diversos servicios de fotografía fija y video, principalmente. También ha cultivado el trabajo colectivo en proyectos como El fin de la abundancia, una documentación visual del uso del agua en Ciudad de México. Además, están su participación junto con el periodista Juan Carlos Aguilar en Infocus Radio-ExpositoPhoto, espacio radial y digital que promueve el quehacer fotográfico; la creación de publicaciones en torno a la fotografía, y también se ha dado tiempo para colaborar con colegas reporteros en la consecución de reportajes y ensayos, entre los que se pueden mencionar Se vale tocar y Luchadores del polvo.

 

Mirarse en las otras

Durante los últimos años han abundado debates públicos en torno al racismo, la democracia, la lucha de clases y la equidad de género, algunos impensables en otros tiempos políticos del país; en marzo destacan las acciones en torno al llamado “8-M”, fecha clave en la lucha de las mujeres por su derecho a la vida y el respeto a sus derechos. Para Lizeth Arauz “es un deber de todos hacer algo al respecto” y, en ese sentido, colabora con la creación de un libro textil para el proyecto La manta de la curación, Patchwork Healing Blanket, el cual busca a través del arte conjuntar voces en contra de la violencia que padecen mujeres, adolescentes
y niñas.

Con la llegada de su hija Maya, Lizeth supo “que debía educar a alguien con el ejemplo”, y además entendió que no se podía permitir dejar la fotografía, porque “sería como renunciar a una de mis piernas”, sentencia en el capítulo dedicado a su trabajo, de la serie Fotoperiodistas del Canal 14, trasmitido en 2021. Esta creadora polifacética seguirá contando historias con la pasión y empatía que le caracterizan, y su trayectoria seguirá siendo un referente para las nuevas generaciones de fotógrafas.

 

 

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