Las obras de Menno fueron en alemán coloquial y traducidas al holandés en 1562

Primeros años e ideas.
Aunque los menonitas le deben a él su nombre, Menno no fue su fundador, pues ya existían siete años antes de que él se convirtiera. Sí fue uno de sus dirigentes más influyentes y sin duda su autor más importante. Muchos detalles de su vida son inciertos, pues su biografía no se escribió ni en su generación ni en la siguiente, por lo que debe ser extraída de las escasas alusiones en sus escritos y en las obras de sus contemporáneos. En 1515 o 1516 desempeñó un oficio eclesiástico en Pingjum, a corta distancia de su lugar de nacimiento. En 1532 era pastor en Witmarsum, donde, como confesó más tarde, predicó por motivos de ambición más que de convicción. Mucha de su auto-acusación se debe a la mórbida severidad con la que, como Bunyan y otros convertidos, se juzgaba a sí mismo, dado que no hay motivos de sospecha que puedan manchar su nombre en ningún momento, salvo que permaneció en el sacerdocio durante veinte años a pesar de sus dudas. En los primeros años de su actividad parroquial se hizo escéptico de la doctrina de la transubstanciación, hallando apoyo para sus ideas sobre el bautismo en el Nuevo Testamento y en los escritos de Billican quien, con otros protestantes, permitía a los padres escoger entre el bautismo de infantes o el de adultos para sus hijos. Esto y la ejecución del anabaptista Sicke Snijder en Leeuwarden en 1531 le llevó a un renovado estudio de la Biblia y las obras de los reformadores, con el resultado de que Menno se convirtió prácticamente en un predicador evangélico, aunque sin romper abiertamente con la Iglesia católica. Cuando tomó posesión de su nueva parroquia en Witmarsum, ya parece que había simpatizado con las ideas anabaptistas.

Propósito formativo.
La atención de Menno iba menos dirigida contra los errores católicos que contra los errores que recientemente se habían originado en el anabaptismo, tales como la doctrina del poder terrenal, la espada, el rey y la pluralidad de esposas. En este espíritu escribió su primer libro, Een gantsch duydelycke end klaer bewys wyt die H. S. dat Jesus Christus is de rechte beloofde David inn den geest… tegen de grouwelicke ende grootste blasphemie van Jan van Leyden, aunque no fue publicado hasta 1627. La ambigua posición de Menno recibió un mazazo en abril de 1535, cuando trescientos anabaptistas fueron derrotados en Bolsward por las tropas imperiales, cayendo ciento treinta en batalla, mientras que el resto, incluido su propio hermano, fueron hechos prisioneros y ahogados. Se sintió responsable por su suerte, al no haberles enseñado el camino correcto, quedando también convencido de que su oficio sacerdotal hacía imposible que se ganara su confianza, de manera que el 12 de enero de 1536 renunció a su parroquia. Esta conversión o nuevo nacimiento, como Menno la definió, es característicamente anabaptista, al estar basada no tanto en una convicción de la gracia de Dios por Cristo a consecuencia de un sentido de pecado y arrepentimiento como en una sinceridad moral, renuncia y devoción a la verdad divina, ya esté contenida en la Biblia o en el corazón humano. Era la conversión de un laico, no tanto la de un teólogo o un sacerdote. Sin embargo, Menno no era un hombre sin cultivar, pues escribía latín con fluidez, tenía algo de familiaridad con el griego y un cierto conocimiento de los escritos de sus contemporáneos (especialmente Erasmo) y los Padres de la Iglesia.

 

Vida posterior; actividad literaria.
Tras dejar el sacerdocio y la Iglesia católica, Menno se quedó un tiempo en Frisia, donde todos los que le protegieran estaban amenazados de muerte. En diciembre de 1536, ante la sincera petición de algunos que concordaban con él doctrinalmente, recibió la imposición de manos de Obbe Philips, siendo anciano de la comunidad. Es incierto donde pasó Menno los primeros años tras dejar su parroquia, pero no es improbable que viviera en Frisia oriental y en Groninegn en 1537. Parece que vivió en Frisia oriental hasta 1541; en Ámsterdam y Holanda septentrional desde 1541 a 1543; de nuevo en Frisia oriental desde 1543 a 1545 y en Colonia, Limburgo y sus inmediaciones desde 1545 a 1547; tras este último año en Lübeck o cerca, con la excepción de una corta estancia en Wismar, en 1553-54. Su vida durante esos años se puede trazar por sus escritos, siendo sus primeras publicaciones las más importantes. A esta categoría pertenece Van de ware nieuwe geboorte; Veele goede… leringhen op den 25. Psalm, tal vez la mejor obra de su autor; Van het rechte Christengeloove y Van de geestelicke verrijsenisse. La más importante de todas su obras, sin embargo, fue Fondamentboek (c. 1539), en la que intenta probar la verdad de sus doctrinas y exhorta a las autoridades a comprobar la pureza de las vidas de los anabaptistas, mostrando su total divergencia de los fanáticos de Müntzer. En este libro, Menno define la fe como confianza en la gracia de Dios y las promesas reveladas al hombre en las palabras y vida de Cristo, que producen tristeza por el pecado, pero consuelan el corazón y lo fortalecen en conformidad con el modelo divino. La sustitución del adulto por el niño en el bautismo, se basa para él en el mandato de Cristo y el uso apostólico, así como en la doctrina de la regeneración, de la que el bautismo es sello. La verdadera marca del cristiano es la regeneración, no el bautismo, mientras que la Cena no debe ser tenida por un sacramento sino por un memorial. El Fondamentboek estaba también destinado a avisar a sus seguidores contra los errores que pudieran causar reprensión moral, tales como la doctrina de David Joris de que lo actos externos son indiferentes, siempre y cuando la intención sea buena.

Controversias teológicas.
El Fondamentboek fue complementado por Lieffelijcke vermaninge… hoe dat een Christen sal geschickt zijn en van het schouwen ofte afsnijden der valscher broederen en susteren (1541); Kindertucht (Amberes, 1543); Verclaringhe des doopsels (1544); Oorsaecke waerom dat ik Menno Simons niet af en laate te leeren (1544) y un libro, ahora perdido, dirigido contra David Joris (1545) que fue replicado por el yerno de Joris, Nikolaas Blesdijk, Verantwoording, en 1546. Durante esos años Menno residió durante un tiempo en el norte de Holanda y en 1547 era uno de los tres ancianos que tomaron parte en la conferencia con Blesdijk en Lübeck, donde las ideas de Joris fueron totalmente refutadas. Mientras tanto, Menno se involucró en la gran controversia teológica de su vida, la doctrina de la encarnación. Varios años después de su conversión conoció la enseñanza de Melchior Hoffmann, de que el cuerpo de Cristo nació en, no de, la Virgen María, por lo que el Hijo de Dios se transformó en la naturaleza del hombre, en lugar de tomarla, sosteniendo que este ser humano fue formado por Dios sin ningún concurso de su madre. Aunque Menno hizo poco énfasis en esta doctrina, fue desafiado por una disputa en 1543 por el superintendente de Frisia oriental, Johannes a Lasco. En enero siguiente se encontraron y Menno le prometió enviarle las razones de su creencia, escribiéndolas en latín, pero publicándolas en holandés bajo el título Een corte ende clare belijdinghe… van der menschwordinge enzv. Lasco replicó en Defensio incarnationis Christi (1545), respondiendo a su vez Menno con Eyne clare bekentenisse dat de gheheele Christus Jesus Godes eygen Sone is, aunque no fue publicada hasta 1554, cuando se renovó la controversia. La insistencia de Menno en esta doctrina después de 1547 hay que atribuirla no a obstinación ni a un excesivo peso, aunque él creía que su teoría dualista era más razonable que la enseñanza ortodoxa. Para él un Cristo que fuera al mismo tiempo Dios y hombre era impensable, por lo que creía que fue creado por Dios solo, sin intervención de padre o madre y que esta encarnación terrenal no era sino la de un hombre en la que el Verbo se había transformado. Mientras que la Iglesia enseña que somos hermanos de Cristo al haber él tomado nuestra carne, Menno sostuvo que sólo los regenerados son hermanos de Cristo y ello porque, como él, son engendrados de Dios. De esta enseñanza, sin embargo, se desprende que Cristo no era consustancial con el Padre, sino meramente uno con él en voluntad e intención, negando la Trinidad. La asamblea de ancianos se reunió en Goch en 1547 y excomulgó a su colega Adam Pastor, uno de los prominentes abogados de esta doctrina. Menno, que estaba presente, escribió una débil refutación de Pastor, titulada Belijdinghe van den drieenigen Godt, aunque sin romper toda asociación con él.

 

Actividades finales.
Durante su residencia en el bajo Rin en 1545-47 y tras haberse afincado en Holstein en 1549, Menno hizo frecuentes viajes para consultar con sus colegas en el ministerio, publicando entre 1552 y 1554 varios escritos, de carácter apologético principalmente. Uno de los tales, Beantwoordinghe over eene schrift Gelii Fabri, es la obra más larga de su autor y casi la única que da información sobre su vida y las condiciones de su tiempo. Trata, entre otros temas, con la doctrina de la encarnación, de la que Menno disputó con Macronio en Wismar el 6 y 15 de febrero de 1554. Al año siguiente, Macronio publicó las actas de esta disputa, a la que su oponente replicó en 1556, siguiendo otra refutación en 1557. Estas obras no son las mejores de la pluma de Menno, no estando libres de cansadas repeticione personales. Los últimos años de su vida estuvieron entristecidos por las controversias entre sus seguidores sobre la excomunión. Ya en 1551 Menno había sentenciado que los fieles debían evitar toda asociación con creyentes de vida indecorosa, a menos que fueran receptivos a la corrección. En el desarrollo de la comunidad se presentaron muchos problemas tocantes a la excomunión. En 1550, Menno decidió, en su Klaer bericht van de excommunicatie, que esa abstención debía extenderse a la vida secular también, aunque no en casos donde se pudiera prestar ayuda; también mitigó la severidad del destierro todo lo que fue posible. Los ancianos Leenaert Bouwens y Gillis van Aachen, por otro lado, exigieron que la excomunión fuera declarada en la mayoría de los casos sin previo aviso y que, si en un matrimonio uno había caído bajo pena de excomunión, el otro debía evitarle. Esas medidas despertaron un profundo resentimiento entre los anabaptistas que vivían en la zona del bajo Rin, por lo que enviaron a sus maestros Zylis y Lemmeken a Menno en 1556, yendo él al año siguiente a Franeker y Harlingen para ganar a sus colegas ancianos a una posición más suave y restaurar la paz. Sin embargo, se consiguió lo opuesto, hasta el punto de que el propio Menno quedó amenazado de excomunión. Ante el temor de haber concedido demasiado a la debilidad humana, publicó Grondelic bericht en 1558, declarando abiertamente que había errado y presentando las ideas estrictas. Zylis y Lemmeken le replicaron, siendo a su vez contestados por Menno en un libro con un tono no demasiado medido, escrito poco antes de su muerte. En su lecho de muerte lamentó su severidad y avisó a sus seguidores de no ser siervos de los hombres, como él había sido.

Caracterización.
El carácter de Menno era una mezcla de humildad, fervor de corazón, pesimismo hacia el mundo y la vida, piedad espiritual, lealtad y amor a la ‘comunidad’ y obstinación, a la vez que era profundamente consciente de su responsabilidad como anciano del pueblo de Dios. Ninguno de sus contemporáneos holandeses le sobrepasó en capacidad para escribir en un estilo popular y edificante o en facilidad de composición. Por sus tribulaciones, cartas y libros y el amor que mostró hacia sus seguidores, con el que los inspiró, facilitó que la comunidad creciera en número y mantuviera su elevada moralidad. Toda huella de los excesos de Müntzer y Joris se había evaporado, permaneciendo fiel a la enseñanza del Nuevo Testamento, como única norma de fe. Los seguidores de Menno le reverenciaron profundamente, aunque solo como uno de sus piadosos maestros. Gradualmente se publicó toda su obra, no solo como apelación a las controversias sobre la doctrina de la encarnación y la excomunión, sino también para edificación. Los pietistas entre los anabaptistas se llamaron por su nombre, tal como sus oponentes habían hecho desde 1544. Por otro lado, a lo largo del Rin los anabaptistas del siglo XVI se alienaron de él por sus controversias sobre la encarnación y la separación matrimonial en caso de que uno de los cónyuges fuera disciplinado, pero en los siglos XVII y XVIII su nombre y escritos ganaron alta estima, como representante de su vida separada y oposición a la Iglesia establecida.

Las obras de Menno fueron escritas en bajo alemán coloquial y traducidas al holandés tras su muerte. La primera edición de una pequeña colección apareció en 1562, seguida por otras más amplias en 1601, 1646 y 1681, siendo esta última completa. Aunque existen variados retratos de Menno, ninguno de ellos fue hecho en vida y solo uno, que está preservado en Utrecht, parece proceder de un círculo que le conoció personalmente. En los últimos años se quedó inválido.

Esta entrada fue publicada en Mundo.