Artes visuales
– Germaine Gómez Haro
Rirkrit Tiravanija es un destacado artista de origen tailandés nacido en argentina en 1961, que vive entre Nueva York, Berlín y Chiang Mai. Su trabajo se inserta en la “estética relacional” de la que habló Nicolas Bourriaud para referirse a las prácticas artísticas que buscan generar un vínculo vivencial con el público, para que la galería o museo se convierta en un espacio de interacción social. Desde sus inicios, hace más de dos décadas, ha realizado este tipo de experiencias en diversas latitudes del mundo, entre ellas sus conocidos proyectos en los que cocina platillos tradicionales de su país para los visitantes que
así pasan a formar parte activa de la obra y sin cuya participación ésta no existe.
Tiravanija es miembro del establo de la galería Kurimanzutto desde sus inicios, en 1999, y actualmente presenta en sus instalaciones la exposición Mezcal vs. pulque, singular proyecto que nació de su interés en establecer lazos de intercambio creativo con los alfareros de las comunidades oaxaqueñas de San Bartolo Coyotepec y Río Blanco Tonaltepec, en colaboración con la Cooperativa 1050º, creada por Kythzia Barrera y Diego Mier y Terán, iniciativa de su proyecto Innovando la tradición que impulsa el fortalecimiento del oficio alfarero en todas las comunidades del estado de Oaxaca.
Tiravanija conoció la importancia de la alfarería mexicana a través del libro Barro y fuego. El arte de la alfarería en Oaxaca es un recuento de la titánica labor de rescate que ha hecho Innovando la tradición. Con Kythzia como coordinadora de la cooperativa, se integró un grupo de trabajo con cinco reconocidos alfareros: Margarita Cortés Cruz, Marisela Ortíz Cortés y Gregoria Cruz Peralta, de Río Blanco Tonaltepec; Silvia García Mateos y Leopoldo Barranco, de San Bartolo Coyotepec. Fascinado con sus procesos creativos que conservan la tradición ancestral heredada de generación en generación, el artista tailandés viajó en dos ocasiones para trabajar en sus talleres. Al percatarse de que el modelado de las piezas se hace a mano en su totalidad –y no con torno, como en otras regiones– se consideró tan sólo un amateur y optó por sugerir apenas una pequeña alteración por aquí y por allá en la elaboración tradicional de los recipientes, cuencos y vasijas de uso utilitario que integrarían la muestra. Las piezas producidas en colaboración se exhiben en torno a la obra central que ocupa la nave principal de la galería: La casita, una reproducción a escala de una casa de piedra vernácula que fascinó a Tiravanija en uno de sus recorridos por los montes oaxaqueños. Construida aquí en madera recubierta con ladrillos y tejas de barro negro, en su interior se montó una mesa alargada que se antoja un altar nimbado por la luz tenue de unas velas que crean una atmósfera de intimidad, en la que el artista ofreció mezcal y pulque a los visitantes el día de la inauguración. La experiencia vivencial del trabajo colaborativo con los artesanos y la interacción con el público compartiendo las bebidas milenarias en los cuencos tradicionales realizados ex profeso para la ocasión, hacen de este proyecto un acto estético de profunda belleza en su sencillez.
Tanto Rirkrit Tiravanija como Kythzia Barrera y Diego Mier y Terán generan con este proyecto colaborativo auspiciado por Kurimanzutto una ética de compromiso social. Para los artesanos, ver sus piezas en el contexto de esta espectacular galería es motivo de gran satisfacción y orgullo; para el artista, la experiencia más valiosa fue la comunicación con ellos a partir de la mirada y de la sonrisa, y el vínculo afectivo que se generó a través de la sensualidad y el goce del barro. La frontera entre arte y artesanía queda borrada en este trabajo en el que el artista contemporáneo se limitó a escuchar con humildad y respeto el canto de la tierra que emana de las manos prodigiosas de los artesanos.