De brujas, dioses y tambores: La noche de Walpurgis

De brujas, dioses y tambores: La noche de Walpurgis

Guadalupe Calzada Gutiérrez

 

“Fausto: ¡Oh, espíritu de la contradicción! De acuerdo, puedes guiarme; pero no me parece bien haber hecho la peregrinación al Brocken en la noche de Walpurgis para ahora aislarnos por nuestra cuenta. Mefistófeles:.. Deja que el mundo se desquicie y agite; nos quedaremos aquí en sosiego. Está establecido ya hace mucho que pequeños mundos se creen en el grande. Allí veo jóvenes brujitas desnudas y otras viejas que se cubren con astucia… ¿Qué te parece, amigo? Esta explanada no es pequeña. Mira, apenas se ve el fin. Hay cien hogueras ardiendo en fila; se baila, se hacen chanzas, se cocina, se bebe, se ama…”

Este pequeño fragmento de Fausto, la obra de J. Wolfgang Goethe, nos introduce a la noche de Walpurgis, una celebración que todavía hoy en día se sigue festejando en el Centro y norte de Europa, la noche del 30 de abril al 1 de mayo y se llamó Walpurgis en honor a una santa: Walpurga de Heidenheim, religiosa benedictina inglesa, que se creía era milagrosa. Sin embargo, Walpurga nada tiene que ver con dicha fiesta, pues esta santa es una cristianización de varias diosas: Beltane, Flora y Maia, todas ellas relacionadas con la fertilidad.

La fecha no es casual pues del 30 de abril al 1 de mayo se cumplen seis meses de la noche de Samhain, una festividad de origen celta que tenía lugar entre el equinoccio de otoño y el solsticio de invierno. Se escogió la noche del 30 de abril por oposición a la fiesta de Todos los Santos (1 de noviembre), ya que celebrar ritos paganos seis meses después de esta fecha era una manera ritual de darle la vuelta, pasar de la oscuridad y muerte a la fecundidad de la primavera y al inicio de las cosechas.

En la Antigüedad, en Alemania se tenía la creencia que en la noche del 30 de abril las brujas celebraban rituales con el diablo. Era común ver en todas las casas hogueras encendidas para ahuyentar a las brujas. En las puertas se colocaban ramos de yerbas protectoras, crucifijos y escobas con las hebras hacia arriba. Las iglesias tañían las campanas y se regaba sal a la entrada de los cobertizos para proteger al ganado.

Esta celebración pagana se hacía en honor a Pan, dios del bosque, de los pastores y rebaños, pero también estaba asociado con los faunos y el erotismo. Su apariencia física era inquietante, pues tenía grandes cuernos de cabra, mitad hombre y mitad macho cabrío con una larga barba; representaba la naturaleza salvaje; de hecho, de su nombre viene la palabra “pánico”. En el norte de Europa el dios Pan se asimiló a Wotan, dios de color rojo, tuerto y dotado de dos enormes cuernos.

Se cree que la noche de Walpurgis también está asociada con la celebración del día del niño por Dionisos, dios de la fertilidad y el vino. Se dice que este dios nació dos veces y dos veces murió cuando todavía era niño, la primera vez por efecto de un rayo de Zeus, su padre, y la segunda cuando Hera, celosa de Dionisos, mandó a los titanes a matarlo. Desmembrado y comido parcialmente por ellos, justo cuando iban a devorar el corazón del niño, Zeus llegó a tiempo para salvarlo. Los tambores que resuenan en la noche de Walpurgis son la representación sonora del corazón palpitante del niño Dionisos. En muchas culturas de Centroeuropa se sigue asociando esta fecha con el dios del fuego y se siguen encendiendo hogueras para que el humo purifique a los habitantes. También en el Imperio Romano el mes de mayo era muy importante, pues estaba consagrado a los “maiores”. Ellos no celebraban bodas en mayo porque tenían la creencia de que se podía contraer matrimonio con un muerto. Entre los griegos encontramos a la abuela Maia, diosa de la virginidad, la salud y la fertilidad; se creía que ella odiaba el matrimonio monógamo y por eso las parejas nunca se casaban en mayo, esperaban hasta junio. En Galicia se encendían fachucos (hogueras) para regar después la ceniza sobre la tierra. En Cantabria, al Norte de la Península Ibérica, se celebra la fiesta de la Maya o Consagración de la Primavera. Este ritual consiste en plantar un gran tronco de árbol en el centro de las aldeas y adornarlo con cintas y ramas de colores, evidenciado una clara analogía fálica, relacionada con la fertilidad.

No es casualidad que en mayo se celebre a la virgen María; tampoco, que Adam Weishaupt, en esta fecha, fundara en los bosques bávaros la secreta orden los Illuminati; o que Goethe incluyera la noche de Walpurgis en Fausto. Hasta Rubén Darío, en Prosas profanas (1896) compara el carnaval de Buenos Aires con un “Walpurgis vago de aroma y de visión”. César Vallejo inventó el término “walpúrgico”. Otro término: “walpurgisnacht”, es el que Edward Albee usa para el segundo acto de la obra de teatro ¿Quién le teme a Virginia Woolf?

Noche de Walpurgis o Walpurgis nacht; también llamada Walpurgis no Yoru en japonés, es la importante tradición de una noche mágica que no se ha perdido en el tiempo.

 

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