México se ubica en el décimo lugar entre los países con mayor volumen de población del mundo, con 130 millones apenas rebasa a la de Japón y tiene 16 millones menos que la de Rusia. Somos un país grande, y la población mexicana sigue creciendo, aunque hoy lo hace lentamente: en los años 60 cada año crecíamos 3.5 por ciento, hoy lo hacemos a una tasa de 0.89 por ciento, poco menos del uno por ciento anual.
En la política de población de este gobierno ha cobrado centralidad erradicar la exclusión social y extender los derechos humanos a todos los grupos, en especial a las personas que viven en condición de pobreza, a las indígenas, afromexicanas, con discapacidad; a niñas, niños, adolescentes y mujeres; a personas mayores y de la diversidad sexual, a quienes viven en situación de exclusión. Entre la población, 19 por ciento se autoidentifica como indígena, 2 por ciento como afrodescendiente y 5.1 por ciento como persona LGBTI+. Asimismo, 5.3 por ciento vive con alguna discapacidad y 10.5 por ciento con algún tipo de limitación o dificultad para realizar actividades cotidianas.
Los servicios de salud sexual y reproductiva se están ampliando paulatinamente más allá de las zonas urbanas: 73 por ciento de las mujeres mexicanas de zonas urbanas son usuarias de métodos anticonceptivos modernos, 68 por ciento de quienes residen en zonas rurales y 61 por ciento de las mujeres hablantes de lengua indígena. Por primera vez en México, se avanzó en el acceso oportuno al aborto seguro en las 32 entidades federativas, incidiendo en la reducción de muertes maternas.
La Secretaría de Salud elaboró un protocolo que facilita la identificación temprana de casos de violencia sexual de niñas menores de 15 años, adolescentes y quienes resulten embarazadas. La Estrategia Nacional para la Prevención del Embarazo en Adolescentes hoy se enfoca en zonas rurales e indígenas y busca fortalecer la autonomía de niñas y adolescentes e impulsar la corresponsabilidad masculina, posponer la edad de los embarazos y erradicar la maternidad infantil.
La movilidad interna es intensa: 79 por ciento de la población habita en áreas urbanas y 21 por ciento reside en zonas rurales. Atraen población 18 entidades federativas y 14 la expulsan. Las siete entidades de mayor atracción son Quintana Roo, Querétaro, Baja California Sur, Baja California, Nuevo León, Yucatán e Hidalgo. En contraste, cada año pierden 5 mil habitantes los estados de Guerrero, Tabasco, Ciudad de México y Veracruz, y 54 por ciento de las personas nacidas en la Ciudad de México viven en otro estado (censo de 2020).
En términos de la migración internacional, en los pasados 30 años la población mexicana que emigró a otro país pasó de 4.4 a 11.2 millones de connacionales. 2010 fue el año con la más alta estimación de población mexicana emigrante, con 12 millones de personas, de las cuales 77 por ciento viven en Estados Unidos y 48 por ciento son mujeres, uno de los flujos más importantes del mundo, que hoy representan 3.2 por ciento de la población del país vecino. En la historia reciente, la migración de retorno creció, principalmente desde Estados Unidos, y se ha intensificado la migración de tránsito por México, pasó de 127 mil en 2014 a 187 mil en 2021. Los principales países de origen son Honduras, Guatemala y El Salvador, y en años recientes se agrega población de Haití, Nicaragua, Venezuela y algunos países de África.
Por el incremento en la esperanza de vida y el descenso de la fecundidad, la población mexicana crece lentamente y acusa una tendencia hacia el envejecimiento poblacional. Para 2050, en México se duplicará la población mayor de 60 años, pasará de 12 por ciento actual a 22.5 por ciento.
Hoy la mitad de la población mexicana tiene menos de 29 años y 38 por ciento son personas adultas. El gran volumen de población en edad escolar y laboral es una oportunidad para el crecimiento económico, son los grupos que hoy reciben la mayor prioridad e inversión (becas, aumento al salario mínimo y fortalecimiento del mercado interno, Jóvenes Construyendo el Futuro, regulación de la emigración) a fin de impulsar la movilidad social de jóvenes, adultos y adultas que han estado excluidos, antes de que lleguen a engrosar el grupo de personas mayores. Se trata de la mejor medida para anticiparse al inminente envejecimiento de la población.
*Secretaria general del Consejo Nacional de Población
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