Donde todo florece: El Centro Cultural Fábrica San Pedro
Germaine Gómez Haro
Javier Marín (JM): Mi primera intención al regresar hace cinco años a Uruapan, mi pueblo natal, fue ponerlo en el mapa con noticias buenas, positivas, que contrapesaran el discurso amarillista de la prensa que sólo se ha dedicado a estigmatizarlo de una manera injusta. Es cierto que existe violencia, pero yo estoy convencido de que desde lo creativo se puede generar un cambio, incidir en temas sociales que a todos nos duelen. Comenzamos a organizar exposiciones en el edificio abandonado de la Fábrica de San Pedro, que ya estaba casi abandonada, y entre 2017 y 2020 tuvimos cerca de 36 mil visitantes. Tanteamos a la gente para ver qué tanto era viable comprometerse a hacer algo en grande y todo el mundo respondió increíble, con ganas de sumarse, y eso nos animó a seguir adelante. En 2020 surgió la posibilidad de que el Ayuntamiento comprara el edificio y se firmó con la Fundación un contrato de usufructo para la creación y operación de un centro cultural público. No nos detuvimos ni con la pandemia y actualmente seguimos trabajando en la transformación de las antiguas bodegas de algodón que Mauricio Rocha va a transformar en residencias y talleres, siendo uno de los arquitectos que mejor ha entendido la intervención de edificios históricos, como el exconvento de San Pablo en Oaxaca, hoy también centro cultural. En la nave principal inauguramos nuestra primera entrega: la exposición Punto de partida. Modas, tramas y textiles, curada por la especialista en diseño Ana Elena Mallet.
Ana Elena Mallet (AEM): En los años ochenta del siglo pasado la familia Isley recuperó la fábrica textil que se construyó en el XIX en este edificio y montó los Telares Uruapan. Lo que a mí me interesó cuando Javier me invitó a sumarme al proyecto fue recuperar esa historia de diseño que nunca se perdió, entender el papel de Uruapan como centro textil vivo y seguir hilando a partir de esos hilos que ya existían. Poca gente sabe que la cambaya de algodón se produjo en Uruapan desde épocas prehispánicas y que este ha sido un importante centro textil desde entonces. Esta exposición es una metáfora de que aquí vamos a construir a partir del lienzo en blanco; partimos de esta idea e invitamos a cincuenta diseñadores de cuatro generaciones distintas y de diferentes estados de la república a hacer confecciones en manta de algodón, en alusión a la que se hacía en territorio purépecha desde antes del virreinato. Son ciento cincuenta piezas de creadores jóvenes y reconocidos que presentan una diversidad de estilos, una suerte de mapeo de lo que está pasando en el diseño de moda en nuestro país. Javier diseñó el montaje y la museografía, que es una especie
de instalación que respeta la belleza de la nave central.
Paralelo a la grandiosa exhibición de diseñadores de moda que crea un efecto alucinante en la portentosa nave hipóstila, se presenta la muestra Telares de Uruapan, hilando un legado, un registro documental de la investigación sobre la historia textil en Uruapan en la que vemos la importancia que tuvo la Fábrica de Hilados y Tejidos de San Pedro con la creación de Telares Uruapan, cuyo auge desde los años sesenta hasta los ochenta atrajo a personalidades y marcas de diseño internacionales tan connotadas como Fred y Barbara Meiers, Herman Miller y Alexander Girard, Knoll, Josefa, entre otros.
La Fundación Javier Marín, a cargo de Estefanía Ángeles y la galería Terreno Baldío, dirigida por Eduardo Mier y Terán, gestionarán proyectos de arte y diseño contemporáneo que se presentarán en este espacio de entrada gratuita para todo público. El tema de la cocina mexicana también tendrá un lugar primordial en este proyecto. No hay que olvidar que la gastronomía mexicana fue declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO con base en el Expediente Michoacano, por el hecho de considerarse esta región la cuna de la cocina tradicional.
–JM: Este cerco imaginario que se ha generado alrededor de Michoacán no ha permitido que mucho de lo que sucede aquí se conozca. La idea es que la gente que venga pueda entender lo que está pasando a nivel local y podamos generar intercambios con las comunidades, con los artistas y con las cocineras tradicionales, pero también con los cocineros locales que han captado cómo se está moviendo la gastronomía a nivel internacional con propuestas novedosas y productos también locales como el aguacate. Para ello se organizarán talleres colaborativos, encuentros y eventos de gastronomía mexicana; también se contempla la creación de un restaurante. Uno de los retos es hacer de este centro cultural un espacio autosustentable a través de distintas iniciativas, entre ellas la comercialización de objetos creados por artesanos, artistas y diseñadores que ya están a la venta en la tienda La Colmena.
Otro aspecto fundamental de este Centro es la implementación de un programa de talleres que ya dio inicio con el Laboratorio de Tintes Naturales aplicados al Textil, impartido por la diseñadora Maddalena Forcella, y el Diplomado en Diseño Colaborativo a cargo del doctor Luis Equihua. Sobre esto nos comenta Lourdes Báez, Coordinadora de Programas Educativos y Culturales de la Fundación Javier Marín:
–Una de las estrategias que hemos planteado para activar el dispositivo diseño-arte-comunidad, son las estancias temporales de destacados e innovadores creadores que buscan abrir la conversación entre el rico legado contenido en la memoria y el patrimonio tangible y/o simbólico de la creación michoacana, y las propuestas contemporáneas más vanguardistas y disruptivas de México y el mundo, en la búsqueda de experiencias cognitivas y producciones de alta calidad, privilegiando el intercambio de saberes y la construcción de redes solidarias y resilientes que pongan en el centro a las comunidades michoacanas. Este Punto de partida ha sido ante todo un ejercicio de alegría y creación colaborativa en muchos
sentidos; a la iniciativa de la Fundación Javier Marín se han sumado la UNAM a través de la Facultad de Arquitectura y el CIDI, Casa Lamm, el Instituto de Artesanías de Michoacán y el Museo de Artes e Industrias Populares de Michoacán (INAH), quienes han brindado el soporte económico y logístico a través de enlaces y fondos de becas que han permitido la presencia de un importante número de artesanos de distintas partes del estado.
El Centro Cultural Fábrica de San Pedro se erige como un faro de la cultura que detonará un cambio en la población local y atraerá a propios y extraños a conocer o redescubrir Uruapan, paraje de profunda riqueza purépecha antiguamente conocido como el Lugar donde todo florece. Enhorabuena a la Fundación Javier Marín por hacer florecer la cultura en tierras siempre fértiles que no sucumben ante las calamidades.