Tiempos actuales marcados por conflictos, odios y venganza: Cardenal Carlos Aguiar Retes
El Cardenal Carlos Aguiar Retes señala que en los tiempos actuales se viven conflictos y desunión por la falta de reconocimiento hacia Dios
Xalapa, Ver.-
Cardenal Carlos Aguiar Retes, arzobispo Primado de México señala que en los tiempos actuales se viven conflictos, odios, venganza y desunión por la falta de reconocimiento hacia Dios.
Este domingo envió un mensaje durante la celebración eucarística realizada en la Catedral Metropolitana de Xalapa en la que impuso al arzobispo de Xalapa, Jorge Carlos Patrón Wong, el Palio que le fue entregado el pasado 29 de julio por el Papa Francisco en la Basílica de San Pedro, en Roma.
“En estos tiempos vivimos en medio de conflictos, de odios, de violencias, de venganzas, de desunión, todas ellas características indicativas de que hace falta anunciar a Cristo para que llegue al corazón del hombre y pueda entender que la casa del padre nos espera para que vivamos en el amor, unidos, no divididos, no enfrentados, para eso es esta peregrinación en la tierra, nuestro paso terrenal”, expone.
¿Por qué la sociedad ha cambiado y ya no ayuda a los más vulnerables según el Cardenal?
Refiere que la codicia y la avaricia han provocado que las personas se interesen en su bienestar personal y dejen de lado la colaboración, así como el amor hacia los demás.
“Es la codicia y la avaricia de darle cada vez más satisfacciones a lo que me atrae, como dice San Pablo seremos esclavos de nuestras pasiones, por eso nos dice que debemos eliminar todo lo malo que existe en nosotros como la fornicación, la impureza, las pasiones desordenadas”, comenta.
Indica que los malos deseos y la avaricia deben evitarse, además de todo aquello que está pensando en el bienestar personal.
Consideró que los conflictos actuales y la violencia se han provocado, debido a que no se le ha dado a la familia la importancia que se merece.
“Por eso hoy vemos tanto conflicto, violencia, falta de respeto a la dignidad humana en todas partes porque la familia está herida, porque los matrimonios se realizan pensando en si se entienden o si les va bien, pero cuando el esposo o esposa ven para sí mismos ahí se empieza a destruir la familia”, expresa.
Puntualiza que la familia debe nacer con la convicción de que ambos deben cuidarse por encima de todos sus intereses, lo cual no es fácil, “si de entrada se tiene conciencia de esto hay que trabajarla de manera que viniendo los hijos tengan la experiencia de ser amados, no utilizados, es decir, que se les de la experiencia de amor para que tengan la posibilidad de amar más a los demás que a sí mismos”.
“Si no tienen la experiencia de ser amados les va a costar trabajo, van a tener muchas caídas, y van a necesitar mucha ayuda, las heridas hay que sanarlas, tienen remedio, pero por qué no facilitar las cosas conforme al proyecto de Dios”, expone.
Destaca que la familia es la escuela del amor propio y hacia los demás, “por eso nos preocupa a la Iglesia tanto la familia como el punto central para recuperar la sana relación social”.
“Pidamos al Señor que nos permita darnos esta luz interior que nos permita darnos cuenta que la vida nos la ha regalado para aprender a participar con él en la otra vida, por eso recordemos lo que dice San Pablo: despójense del modo de actuar del viejo yo, es decir, que todas estas acciones y esclavitudes y adicciones no sean motivo para sentirse desesperanzados, sino que tengan la esperanza de que se pueden superar, aunque va a necesitar ayuda”.
Finalmente, pide a los feligreses renovarse con los conocimientos de Dios, quien los creó a su propia imagen.
“Pidamos a Dios por esta provincia eclesiástica que vive en comunión con sus obispos y su Arzobispo, para bien de la patria que busca la paz, de nuestra sociedad, de la Iglesia universal, que sea fermento de la civilización del amor”, agrega.