La fiebre del mezcal y sus costos ambientales
La popularidad de esta bebida va en aumento, a pesar de que la sobreexplotación de los cultivos del agave genera un impacto ambiental y atenta contra la diversidad alimentaria. Afortunadamente hay algunas alternativas sustentables
Sin embargo, los riesgos de su sobreexplotación no sólo son de carácter medioambiental, sino también social y económico.
Te puede interesar: El Mezcal, máximo referente de tradiciones y costumbres de Oaxaca
La producción industrial del agave ha provocado la deforestación desmedida de grandes extensiones de tierra en varias zonas de la República, principalmente en estados como Oaxaca.
Según señala la investigadora el Instituto de Botánica de la Universidad de Guadalajara, Danae Cabrera, esta industria ha sabido responder a la creciente demanda de los consumidores, sin embargo se han utilizado prácticas como los policultivos y el uso desmedido de agroquímicos, sustancias que por sí solas ya son dañinas para el medio ambiente.
“Los agricultores se adaptan a todo, tanto a la demanda como a los problemas ambientales, lo que están haciendo es responder a la situación que viven, tal y como lo han venido haciendo desde siempre”, dijo a El Sol de México Samuel Germán, productor de maíz mexicano.
El incremento presentado en cifras por un informe estadístico del Consejo Regulador del Mezcal (CRM) apunta que en los últimos nueve años el número de marcas exportadas de México creció 360 por ciento.
Basta con echar un vistazo a las cifras para notar la popularidad que han cobrado las bebidas derivadas de la destilación del agave durante los últimos años.
Su fama es tal, que las tierras mexicanas han llamado la atención de grandes empresas como José Cuervo, Bacardí y Pernod Ricard, así como de personalidades como Brian Cranston y Aaron Paul, los protagonistas de la serie Breaking Bad, quienes han creado sus propias marcas para comercializar este tipo de bebidas.
El mezcal hoy está presente en 72 países de los cinco continentes y aún se continúa abriendo paso a otros mercados.
No todo es dinero
El impacto ambiental que tiene la sobreexplotación de los cultivos del agave propicia el cambio climático y atenta contra la diversidad alimentaria.
En primer lugar, la producción masiva de un sólo cultivo, que en este caso es el agave, requiere áreas naturales mucho más grandes, por lo que algunos productores optan por transitar a los monocultivos.
Este tipo de cultivos son dañinos para la tierra por varias razones, La primera es que para lograr un cultivo uniforme se requiere deforestar el área, y al ser un cultivo de grandes dimensiones, la deforestación arrasa con grandes cantidades de tierra.
Por otra parte, la expansión del cultivo del agave desplaza a otros productos, tales como el maíz y el frijol, lo que reduce la producción de algunos alimentos y genera un desbalance tanto en la economía como en alimentación.
Te puede interesar: Hojas de papel volando | Para todo mal, mezcal…
Otro de los elementos dañinos de los monocultivos es el uso de agroquímicos, que en ocasiones llegan a dejar restos en los alimentos.
El uso de estas sustancias es tan nocivo tanto para la salud como para el medio ambiente. De acuerdo con datos de un estudio de la ONU, realizado por Hilal Elver y Baskut Tuncak, la utilización masiva e inadecuada de insecticidas y herbicidas provoca la muerte de 200 mil personas al año, la mayoría de países en desarrollo.
Desequilibrio y la desigualdad social
Otra de las problemáticas que está trayendo la sobreexplotación del agave es el desequilibrio y la desigualdad social.
El sitio de difusión Fiebre de Agave se ha dedicado a informar y visibilizar la problemática actual que viven los pequeños productores de agave en el país.
Uno de sus informes recopila diversos testimonios de personas del estado de Oaxaca, en donde los lugareños relatan la explotación sobre sus tierras por parte de algunas empresas.
“Rentan tu terreno, te dan maguey, te dicen siembralo tú, cuídalo tú, nosotros te damos dinero e insumos para que lo cuides y cuando esté lista la planta nosotros mismos la acaparamos”, dice uno de ellos.
Pero este solo es uno de los muchos problemas que sufren las personas en el estado.
Otro de ellos cuenta que las fuertes lluvias han provocado deslaves, los cuales han dejado sin hogar a muchas personas y aseguran que eso se debe a la deforestación para la producción del agave, ya que las áreas naturales que estaban encargadas de somatizar dichos fenómenos hoy en día se encuentran totalmente deforestadas.
“Es un poco complicado que los pequeños productores metan este twist porque aquí en México no hay sistemas o programas que te digan cómo ser más sustentable, los que han transitado a estas prácticas han sido por iniciativa propia, pero muchos de ellos no cuentan con recursos para hacer este cambio”, agregó Germán.
Entonces, ¿qué se puede hacer, si el gusto de las personas por dichas bebidas va en aumento y los pequeños productores parecen estar entre la espada y la pared?
Muchos de ellos se han puesto manos a la obra para llevar a cabo prácticas sustentables.
Algunos de ellos han optado por la agroecología, un método de agricultura que combina las prácticas de los campesinos tradicionales con la ciencia moderna, la cual tiene el objetivo de sacar el mayor provecho a los cultivos y que estos no dañen al medio ambiente.
Te puede interesar: Hermano de Emilio Lozoya vendía en 3 mdp la denominación de origen del mezcal
“Lo que hacemos es orientar a productores de mezcal que quieren transitar a una forma de producción más sostenible y trabajamos con ellos en dos niveles: el familiar, en donde vemos el tema de su sustento como productores y el de comunidad en el que asesoramos a toda la gente de la localidad”, cuenta Alberto Villasante, especialista en agroecología, sistemas diversificados y productor de mezcal de Oaxaca.
Una de las prácticas más comunes que llevan a cabo los productores sustentables como Alberto son los sistemas agroforestales, que consisten en dejar árboles nativos en los cultivos de cualquier semilla.
“Este tipo de sistemas permiten que el maguey conviva no sólo con árboles nativos, sino también con otros cultivos de subsistencia como el maíz y el frijol”, agregó.
Aunque afirma que muy poca gente conoce estos sistemas, ellos se encargan de darlos a conocer y a experimentar con diferentes semillas.
“Así, desde nuestra trinchera contribuimos a que la producción del mezcal en Oaxaca sea más sustentable y justa para todos”, dijo.
Existen varios elementos con los que se puede diferenciar un mezcal producido de manera sostenible de los que no lo son.
Uno de los principales es el sabor. Un mezcal producido en un monocultivo y lleno de agroquímicos es insípido, contrario al sabor de uno procedente en un suelo vivo.
Pero la sustentabilidad de un alimento no sólo radica en su método de producción, sino también en la distribución de recursos y ganancias económicas.
Añade que la sustentabilidad también se mide con las prácticas sociales de los productores y de las empresas, por lo que invita a que la gente voltee a ver la igualdad social como un aspecto indispensable de la sustentabilidad.