Su talento la llevó a formar parte de la Orquesta “Pérez Prado”;
La historia de Raquel
Entre 1986 y 1990 formó parte de la Sonora de Veracruz, que ofreció espectáculos en escenarios tan imponentes como el Estadio Azteca
Veracruz, Ver.-
Raquel Gómez supo desde que era una niña que triunfaría como bailarina, cuando veía pasar los carros alegóricos del Carnaval de Veracruz sobre la avenida Independencia y sobre ellos a las artistas que animaban la fiesta.
Su tenacidad y talento la llevó a formar parte del elenco de bailarinas que participaba en los espectáculos que ofrecía en México a finales de la década de los años 1980 Dámaso Pérez Prado, arreglista, músico y compositor cubano considerado como “El Rey del Mambo”.
Y aquel camino inició justamente cuando se dio a conocer como bailarina profesional en el Carnaval de Veracruz, mientras trabajaba como telefonista respondiendo el conmutador de una cadena de tiendas en esta ciudad, era contratada por empresas que pagaban un espacio para tener un carro alegórico durante las fiestas.
¿Cómo logró formar parte de la Orquesta «Perez Prado»?
El talento que mostraba llegó a oídos de Pérez Prado a través del fundador y director de la Sonora Veracruz, José Vallejo, quien la recomendó con el compositor cubano que un día le habló por teléfono al conmutador que atendía para ofrecerle espacio en su agrupación.
“Soy única en mi genero para bailar, yo trabajaba en un centro comercial de un señor muy apreciado aquí en Veracruz, yo manejaba el conmutador y él me dejaba salir en los carros alegóricos, me pagaban carros alegóricos para eso el maestro Dámaso Pérez Prado supo de mí, porque quería una chica guapa, con presencia y con talento, le habló al maestro Pepe Vallejo, director de la Sonora de Veracruz, fue así como me habló por teléfono al conmutador que me haría una prueba”, narra.
Raquel recuerda que después de pasar la prueba y firmar un contrato para el músico, fue forjando su carrera en presentaciones que daba cada fin de semana. La primera vez que se paró ante un público la recuerda bien, recuerda los nervios y como al final el público aplaudió hasta el cansancio.
- a oídos de Pérez Prado a través del fundador y director de la Sonora Veracruz, José Vallejo, si me agarró como vómito por los nervios, me presente en el Teatro Blanquita que era el más importante de la época. Abrí el telón y aproveché para ver, vi lleno el teatro y ahí era de que si no le gustabas al público se acababa todo, entonces yo pensé que tendría que salir, lo hice y me aplaudieron mucho al final”.
Era el año de 1985 cuando formó parte de dicho espectáculo y aunque se convirtió en una persona de confianza del maestro Pérez Padro, afirma que el talento del Rey del Mambo y el suyo eran tan grandes que tuvo que despedirse para abrirse paso en otra agrupación.
Entre 1986 y 1990 formó parte de la Sonora de Veracruz, que ofreció espectáculos en escenarios tan imponentes como el Estadio Azteca, así como en programas de televisión que en aquel momento eran la mejor plataforma para el público.
Posteriormente abrió su propio show llamado Alegría y Sabor Latino, que la llevó de gira por todo el país y al extranjero. Su forma de bailar, asegura, era única y casi ninguna otra bailarina podía competir con ella.
“Yo me abrí, hice un show que se llamaba Alegría y Sabor Latino, era un espectáculo audiovisual, recorrí la República, el Caribe, hubo un lugar en Cozumel en el que nos presentamos durante tres meses y hasta los dueños lloraban porque no quería que nos fuéramos”.
Su carrera en el baile terminó cuando sus padres enfermaron y tuvo que regresar a Veracruz para cuidarlos, hasta que finalmente fallecieron. Sin embargo, para Raquel el estar con ellos fue algo que siempre apreció, ya que tuvo la oportunidad de acompañarla en sus últimos días.
“No me cortó mi sueño porque siento que cuidar y hacerse cargo de sus papás es algo que para todo ser humano debe ser lo máximo, no es algo que me haya frustrado mi carrera, si yo naciera de nuevo tomaría las mismas decisiones que me llevaron hasta donde estoy”.
Actualmente, es residente del Barrio de La Huaca, uno de los sitios más representativos del puerto de Veracruz, en donde día a día afirma que fomenta la cultura y gastronomía del puerto jarocho.