La flor de la palabra
Irma Pineda Santiago
“Soy los que estamos aquí/ no estamos muertos en el pasado/ ni jugamos a los aparecidos en este mundo…”, nos dice en un poema en lengua tsotsil la poeta chiapaneca Enriqueta Lunez, para recordarnos que los pueblos indígenas seguimos vivos y resistiendo, ya que frente al racismo y la violencia con la que sistemáticamente se nos ha querido borrar de la piel de este país, seguimos sosteniendo las raíces de nuestra cultura, en la vida cotidiana, en la organización social y económica, en el trabajo, en las fiestas y en la belleza de la palabra.
En las culturas indígenas, la palabra tiene una función importante: es honor, compromiso, memoria y pensamiento que se comparte en el discurso, en el canto, la narración o la poesía, siendo quizá esta última forma la que más se ha difundido, tanto en la oralidad como a través de diversas publicaciones. Uno de los espacios que es importante mencionar es el Festival de Poesía Las Lenguas de América Carlos Montemayor, que se realiza desde el año 2004, bajo la coordinación del Programa Universitario de la Diversidad Cultural e Interculturalidad de la UNAM (PUIC), en la Sala Nezahualcóyotl de Centro Cultural Universitario, de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Uno de los personajes que apoyó decididamente la creación de este festival, como todo el quehacer literario en lenguas indígenas, fue el escritor Carlos Montemayor. Por ello, luego de su fallecimiento en 2010, el entonces rector de la UNAM, doctor José Narro Robles, firmó un acuerdo mediante el cual se agregó el nombre del desaparecido autor al título del festival, mismo que cada dos años presenta a doce poetas de diferentes países de nuestro continente, cuatro en representación del español, inglés, francés y portugués, y ocho más de variadas lenguas indígenas, con el fin de mostrar en un plano de igualdad –al menos en la poesía– a todos los idiomas que actualmente se hablan en América. El nombre también ha sido cuestionado y, desde 1977, el Consejo Mundial de Pueblos Indígenas lo renombró como Abya Yala, “tierra en plena madurez”, en idioma kuna.
Es importante señalar que este festival se organiza en octubre, precisamente en el marco de la conmemoración de la invasión española, conocido antes como el “día de la raza”, que desde hace varios años, y más visiblemente desde 1992, en el contexto de la conmemoración del quinto centenario de dicha invasión, tuvo serios cuestionamientos en todo el continente, por lo que las denominaciones varían. En Argentina, por ejemplo, se reconoce el Día del Respeto a la Diversidad Cultural; en Bolivia, el Día de la Descolonización; en Ecuador, el Día de la Interculturalidad y la Plurinacionalidad; en Venezuela, el Día de la Resistencia Indígena, y en México, desde 2020, el Congreso de la Unión aprobó que el 12 de octubre sea reconocido como Día de la Nación Pluricultural.
Si bien este último título no ha logrado permear del todo en los pueblos indígenas, que siguen usando otras propuestas, como el Día de la Resistencia Indígena y Afromexicana, o como en el caso de Oaxaca que renombró la fecha como el Día de la Reconstitución de los Pueblos Indígenas y Afromexicanos, lo importante es que los procesos de organización y de fortalecimiento de las culturas se siguen dando por diversas vías. Como la poesía misma, que desde la palabra nos muestra el asombro ante el mundo, pero también da cuenta de las situaciones que se viven desde las comunidades, por lo cual siempre es grato saber que la palabra de los pueblos indígenas toma tribunas y foros importantes como los de la UNAM donde, en el Festival de Poesía Las Lenguas de América Carlos Montemayor, a lo largo de las nueve emisiones realizadas se han presentado poetas que desde sus lenguas originarias muestran que la literatura que crean está al mismo nivel que otras lenguas del mundo y que, desde la palabra, también resistimos y nos aferramos a seguir existiendo como el color de la tierra.