Artes visuales
Germaine Gómez Haro
En tiempos recientes hemos visto el resultado de los trabajos realizados por los artistas a lo largo del confinamiento vivido a raíz de la pandemia por Covid-19. Los largos meses de aislamiento y el cambio de paradigmas a nivel mundial, aunados al dolor causado por la separación y las pérdidas, dieron lugar a profundas reflexiones y cuestionamientos existenciales en torno a la otredad y a la fragilidad de nuestro ecosistema. Tal es el caso de los cuatro artistas que se unieron en la experiencia colaborativa de meditar acerca de la especie animal y su vínculo con la humana, a través de una experimentación estética que dio lugar a un corpus de setenta obras, entre monotipos y esculturas producidos tanto en individual como en procesos creativos al alimón. El grupo, convocado por Emiliano Gironella, cuenta con la participación de Demián Flores, Filogonio Naxín y Diego Rodarte, quienes presentan actualmente una pequeña selección de esa vasta producción en la Casa Lamm bajo el título de Bestiario, con curaduría de Yunuén Sariego. El monotipo es un medio gráfico que combina el concepto pictórico, el gesto, el color y la textura en una técnica de estampación poco conocida y utilizada. Se trata de una impresión única que tiene un carácter singular, a diferencia del grabado que proporciona muchas piezas originales e iguales. Por la libertad de acción pictórica que permite el medio, resulta idóneo para el trabajo colaborativo en el que los artistas tienen la posibilidad de intervenir la matriz simultáneamente con franca desenvoltura y lograr efectos alucinantes de formas arrebatadas, explosiones de color y calidades dibujísticas que van desde las líneas finas hasta los campos de abstracción. El color es el protagonista de estas piezas que nos remiten a la audacia cromática de los Fauves, o al desenfado del Art Brut y el grupo Cobra. El impresor Horacio Sierra es el encargado del Taller de Monotipo y Experimentación que Gironella abrió durante la pandemia y que forma parte del proyecto de la Fundación Parra Gironella, La Casa de la Mirada, cuya sede es una casa emblemática construida por el arquitecto Manuel Parra, padre de la celebrada artista Carmen Parra, quien en días pasados fue galardonada con la Presea Cervantina. Como madrina del Bestiario de La Casa de la Mirada, la artista, que pinta los ensueños más sofisticados de nuestro universo barroco, escribe: “Bestia, animal, cuadrúpedo, monstruo, ser fantástico. Nuestros artistas rompieron la barrera de la bestia, inventando animales que pueden o no existir, como nosotros mismos, que somos animales, somos bestias o somos monstruos.”
Durante la pandemia, Emiliano Gironella (CDMX,1972) se dedicó a recoger troncos que tomaron formas de animales en sus esculturas creadas a medio camino del objet trouvé de inspiración surrealista. Su reflexión en torno a “lo bestia que hemos sido los humanos con la naturaleza” lo llevó a convocar a sus tres colegas y amigos para expresar por medio de la gráfica la relación de cada uno con el mundo animal. Demián Flores (Juchitán, Oaxaca, 1971) ha desarrollado en su trabajo desde tiempo atrás el concepto del guenda, que en su tradición zapoteca es el primer animal que se acerca a uno al nacer y está destinado a ser nuestro doble; en un sentido similar, Filogonio Naxín (Mazatlán Villa de Flores, Oaxaca, 1986) evoca la fusión del animal y el hombre desde la cosmovisión mazateca a la que pertenece, en tanto que Diego Rodarte (CDMX, 1984) incursiona por vez primera en su arte con el tema de los animales que ha ido evolucionando de la representación realista a la fantástica. En el trabajo individual y colectivo de los cuatro artistas palpamos el diálogo genuino y fresco que nació de la interconexión y espíritu de colaboración que los llevó a adentrarse en el universo animal desde una perspectiva humanista. Como dijo el gran pintor japonés Hokusai: “Si quieres dibujar un pájaro, debes convertirte en pájaro.”