La otra escena
Miguel Ángel Quemain
A finales de octubre, el grupo yucateco Murmurante, asentado en la ciudad de Mérida desde 2008 como un laboratorio escénico transdisciplinario, fundado por Ariadna Medina y Juan de Dios Rath, se presentó en la Sala Xavier Villaurrutia del Centro Cultural del Bosque, para presentar una retrospectiva de su trabajo cinematográfico documental y escénico, y mostrar el trabajo transversal que han realizado con médicos, investigadores sociales, artistas y comunidades inmersas en diversas problemáticas sociales que forman parte de este trabajo audiovisual.
Murmurante Teatro tiene una organización que le permite corresponder al espacio abierto, con la organización de una semana que hizo posible acercarse a los procesos creativos que esta compañía ha realizado a lo largo de trece años. No es nada común que un equipo de artistas pase revista a sus procesos creativos y muestre lo vivo que están, a tal grado que la experiencia compartida puede convertirse en una muestra pedagógica de su quehacer.
Si el Centro Cultural del Bosque fue una sede precisa para presentarlo, con todo y que el espacio asignado cuenta con un aforo limitado, lo importante es lo que se gana en el terreno simbólico y el guiño que significa para la comunidad teatral del interior, que este espacio se abra para otras compañías capaces de presentar una retrospectiva de sus indagaciones estéticas.
A grandes rasgos, hay que decir que el trabajo presentado muestra que el trenzado entre el registro audiovisual, el documental y la dramatización de la vida le dio a la compañía una carta de identidad en su comunidad, que lo trabajado se convierte en denuncia viva, parte de un diagnóstico, un testimonio y un signo de identidad estético que evoluciona en esta forma híbrida de dramatización entre la escena y su montaje y el cine. Su espacio está en el número 71 de la Calle 9, en la colonia México norte.
Ariadna Medina y Juan de Dios Rath lo han punualizado con claridad, al señalar e insistir en que la línea estética de Murmurante, a lo largo de su trayectoria, se puede inscribir dentro de la denominada escena expandida o liminal, que implica prácticas que no tienen al texto dramático como eje, sino que proyectan escrituras colaborativas y performáticas, asociadas a procesos de investigación en el contexto. Se valen de nociones y recursos de las artes vivas y del cine documental para generar dinámicas procesuales en contextos de la Península de Yucatán, tradicionalmente marginados del derecho a la cultura.
Las comunidades con las que han trabajado enfrentan complejas problemáticas sociales como el suicido, la violencia, la pérdida, el paro laboral o la diversidad sexual. Su aproximación procura ser respetuosa y profesional. Por ello buscan el acompañamiento de colegas y estudiosos de diversas disciplinas sociales con quienes abrir conversaciones y tejer redes de colaboración.
Ahora Murmurante regresa a la ciudad con dos talleres, uno que concluyó esta semana, titulado De la comunidad al convivio escénico, mediante el conocimiento detallado de dos procesos específicos de creación escénica con perspectiva comunitaria y transdisciplinar; “los participantes reconocerán la posibilidad de implementar estrategias artísticas para habilitar a miembros de las comunidades con las que trabajan, como protagonistas en sus creaciones escénicas”.
El segundo, Creando con la comunidad desde la transdiciplina, del 14 al 16 de noviembre, permitirá conocer estrategias para formular proyectos de creación escénica a partir de una perspectiva comunitaria y transdisciplinaria, mediante el análisis de algunos de los proyectos de Murmurante Teatro que involucran estrategias transdisciplinarias y documentales para incidir en la comunidad, tales como la historia personal, el testimonio, la entrevista, los objetos y el registro audiovisual de experiencias y prácticas etnográficas.
Se pedirá a los participantes traer el borrador de un proyecto para revisar en el contexto del taller. Todo esto a partir de mañana en el Teatro Helénico.