un México que nos toca a todos
Novela de la narradora sinaloense María Julia Hidalgo López
En su libro La mujer que quiso hacer todo al revés, la sinaloense María Julia Hidalgo López escribe con un ritmo al que sólo detienen dos palabras: nostalgia y melancolía, sentimientos que parecen haber perdido la guerra frente a un mundo moderno, según la escritora Susana Cato.
Hay personajes que no se atreven a soltar la memoria, el pasado, los ancestros, las tumbas, la tradición, las cartas perfumadas, escritas y dibujadas a mano. El desprendimiento es doloroso y la realidad contemporánea tampoco ayuda; parecería que los habitantes de este siglo deben preguntarse por dejar ir lo antiguo y abandonarse en un presente que no es nuestro, que parece habernos robado el alma, un presente que otros dibujan y nosotros no queremos obedecer, aceptar la tecnologizada esclavitud invisible.
La novela, publicada por Intidrinero, fue presentada en el Salón de la Plástica Mexicana, en el contexto de la exposición Ellas, colectiva que a través de 30 obras rinde homenaje a las artistas que abrieron espacios de expresión a las nuevas generaciones de mujeres, entre ellas María Izquierdo, Leonora Carrington, Remedios Varo, Angelina Beloff, Fanny Rabel y Remedios Varo.
Aloja varias historias
De acuerdo con la también guionista y periodista, dicho libro, aunque de apariencia breve, está habitado por muchas historias, y desde la primera hoja va sumergiendo al lector en las entrañas de uno y otro personaje, con poca oportunidad de respirar hasta el final.
Esta novela, agregó Susana Cato, es como una caja de sorpresas, como en las matrioskas rusas van apareciendo seres distintos y dentro de cada personaje se suscitan, además, sus tres vidas: la pública, la privada y la secreta, hasta llegar a la sorpresa final.
Como dice una de las protagonista, cada personaje daba para completar una extraña novela; así este libro está cargado de brutales tragedias que se borran al día siguiente en los periódicos, pero también de humor negro y blanco, de anécdotas que parecen querer demostrar que hoy vivimos en un mundo sin alma, sin memoria, la caja de obedientes donde sólo los que no hacen caso podrán, quizá, conservar lo que nos queda de humanidad.
La escritora y docente Claudia Cárdenas destacó el buen oficio de la autora y la agilidad de su prosa, elementos que, a su decir, hacen fácil de leer esta obra compuesta por dos historias que corren paralelas y nunca se engarzan, aunque una enmarca a la otra: la contenida en un manuscrito y la protagonizada por una mujer que atiende una cafetería.
Son historias cotidianas que nos hablan de un México que nos toca a todos. Habla de la Ciudad de México en un homenaje indiscutible a la urbe, pero también están presentes Sinaloa y el norte del país. Está, igual que en nuestra vida, el narcotráfico; tenemos la fortuna de no tenerlo ante nosotros de forma permanente, pero está detrás, de fondo
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Como parte de la presentación, la actriz Carmen Vela y la bailarina Ana Chaparro, integrantes del Colectivo-Rito, presentaron una breve coreografía basada en un fragmento del libro.