Messi alcanzó la gloria
Francia, el modelo a seguir
Extraordinario juego en el que Francia hizo válida la máxima futbolera de que el 2-0 es el marcador más engañoso, obsequió al rival cerca de 70 minutos, y en un abrir y cerrar de ojos puso tablas. Desde el sopor apareció el genio solitario de Kylian Mbappé, quien silenció las tribunas de un enloquecido graderío e instaló tremenda tensión. En adelante los nervios quedaron expuestos a flor de piel hacia un desenlace apoteósico, no apto para cardiacos.
El mundo del futbol se puso de acuerdo para encaminar a Messi al altar de los dioses, ahora hermanado, codo a codo con Maradona, incluso con la extraña aparición del virus del camello que mermó a los galos hasta dejarlos irreconocibles, zombies desorientados en crucial partido… En ruta quedaron registrados tres penales en choques consecutivos (Países Bajos, Croacia y Francia) decretados en favor de la Albiceleste, algunos rigoristas que Leo cobró impecable, pero no alcanzaron para la Bota de Oro: esa fue para el gran Mbappé.
El ídolo rosarino, sin embargo, coronó de la mejor forma una brillante trayectoria sin mácula, incuestionable, seria, ajena a los escándalos y que unifica criterios; lo merecía más que nadie y lo consigue justo en el ocaso de su carrera, logra los máximos premios: la Copa América, la Finalísima y la Copa del Mundo, pero sobre todo, obsequia sin igual alegría a su fervorosa afición que en Buenos Aires paralizó sus rutinas, sus vidas y casi la respiración para concluir en grave inhalación de alivio, preludio del éxtasis festivo.
Qatar deja lecciones. Los países que no tienen el don del dios natura de generar talento a borbotones, como Brasil y Argentina, con esa pléyade sinfín de ídolos que copan la historia, pues que sigan la escuela francesa, trabajo sólido a conciencia. No hay más opción. En 1988 empezó el gran proyecto con el Instituto Nacional de Futbol de Clairefontaine, 10 años después obtuvieron su primera Copa del Mundo y fueron imitados por ingleses y españoles.
A Clairefontaine llegan sólo los mejores prospectos –hombres y mujeres–, aquellos que superaron exigentes filtros. No están centralizados, la Federación Francesa de Futbol instaló 12 centros de alto rendimiento, a los que llegan desde los 13 años, los educan, les exigen promedio académico, los alimentan y los entrenan… No es casual que en la rama varonil hayan alcanzado las últimas instancias en los recientes siete mundiales.
Es fácil denostar y achacar el éxito a su legión de jugadores de origen africano, caribeño y árabe, pero entonces España, Italia y otros deberían tener el mismo éxito… En México, país de 120 millones de habitantes y donde el futbol es el deporte más popular, sobra talento; no obstante, los numerosos Rafa Márquez, Cuau Blanco y Chucky Lozano, se ahogan y pierden en el anonimato por falta de escauteo y oportunidades; todo eso dicho hasta la saciedad.
La Federación Mexicana de Futbol compró en marzo de 2003 a Alejandro Burillo (Grupo Pegaso), el Centro de Alto Rendimiento, hoy casi es un elefante blanco, porque la sede de la selección nacional está en cualquier ciudad de Estados Unidos, porque los clubes –con honrosas excepciones– atienden muy poco a sus fuerzas básicas y porque las televisoras se apropiaron del balón, pero privilegian sin titubeo sus intereses comerciales.
Marruecos se alzó como la gran revelación, produjo el singular placer de ver a un insospechado matagigantes. Los asiáticos Japón y Corea del Sur no han hecho sino crecer tras 2002, Ecuador se fue temprano, pero dejó sabor agradable. La recia Croacia es una incógnita ya sin su piedra angular, Luka Modric. Inglaterra y España, rejuvenecidas, son una promesa, mientras Brasil y Alemania resultaron las grandes decepciones, junto con el arbitraje… Tienen la palabra Estados Unidos, Canadá y México rumbo a 2026.