Es la principal alegría para los sambistas, dice una de las integrantes de una de las 12 escuelas que desfilan en el Sambódromo // Festejan la vida y la democracia
, así como el fin del gobierno de Bolsonaro
Río de Janeiro.
Este retorno es la principal alegría para los sambistas
, aseguró la brasileña Taiza Marques antes de empezar a desfilar ayer en el Sambódromo de Río de Janeiro, que se rencontró con su Carnaval de desparpajo y total libertad tras la pandemia.
Vestida con un delicado sujetador amarillo y piedras verdes, esta guardia municipal, de 30 años, no escondía su emoción. Vamos a abrir los pases, va a ser el primer impacto para este público grandioso
, aseguró esta integrante de la escuela Imperio Serrano a punto de subirse a una carroza gigante con múltiples cabezas de dragón.
Unas 70 mil almas recibieron con aplausos y vítores el primero de los desfiles que entre ayer y hoy electrizan la famosa pasarela del Sambódromo. Lo harán al vibrante ritmo de las percusiones y con la asombrosa creatividad de las escolas, que durante meses confeccionan con ahínco miles de exóticos disfraces.
Va a ser un carnaval inolvidable
, adelantó Iaraci Santos, de 64 años. Desfilo desde los siete años, pero cada vez que entro en la avenida es como si fuera la primera vez. Me dan ganas de llorar
, agregó esta enfermera ataviada con una americana blanca y verde, a conjunto con un gorro.
Es que los brasileños estuvieron este año más impacientes que nunca por celebrar su fiesta favorita después de que la pandemia de covid-19 forzara la cancelación de la edición de 2021 y restringiera la de 2022, celebrada excepcionalmente en abril.
Muchos también festejan el fin del mandato del presidente ultraderechista Jair Bolsonaro, que recortó fondos para la cultura y menospreció el carnaval.
Su sucesor, el izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva, prometió volver a dar alas a la cultura mientras su esposa, Janja, estuvo presente ayer en el carnaval de Salvador (noreste), según imágenes difundidas por la prensa local en las que se le ve bailar con una sonrisa de oreja a oreja.
Doble felicidad
La felicidad es doble. Con este carnaval podemos celebrar el fin de ese gobierno (de Bolsonaro) y también dejamos atrás los horrores de la pandemia
, que en Brasil dejó unos 700 mil muertos, afirmó a Afp Amanda Olivia, de 34 años, quien participará en el pase de la escola carioca Mangueira, en el que también desfilará la titular de Cultura, la cantante Margareth Menezes.
Río celebrará la vida y la democracia
, señaló el viernes el alcalde Eduardo Paes, al entregar simbólicamente las llaves de la ciudad al personaje del rey Momo, un simpático monarca
que gobierna
durante los cuatro días de jolgorio.
La alcaldía estima que el Carnaval de Río, incluido el callejero que volvió a celebrarse plenamente en los barrios de la ciudad por primera vez en tres años, atraerá en total a 5 millones de personas.
En el Sambódromo, 12 escuelas desfilan entre ayer y hoy: cada una con varios miles de personas que avanzarán al unísono agitando hasta el último músculo.
Disponen de entre 60 y 70 minutos para convencer al jurado de que su enredo
, el nudo temático que cada año eligen, es el mejor en cuanto a letra, percusión, trajes, carrozas y puesta en escena en general.
Brasil no inventó el carnaval, pero el pueblo se apegó de tal forma a la fiesta (…) que fue al revés: el carnaval inventó un país posible y original
, escribió en Twitter el historiador brasileño Luiz Antonio Simas.
Los sondeos actuales confirman esta adhesión: la mayoría de los brasileños son considerados fiesteros natos
durante el carnaval, es decir, que no se lo pierden por nada del mundo, según un estudio de la plataforma Navegg citado por el diario Globo.
Este año, sin embargo, el del estado de Sao Paulo quedó ensombrecido por la tragedia: al menos 26 personas murieron el fin de semana por fuertes lluvias en el litoral norte, que acoge a miles de visitantes durante estas fechas.