Caracol de Catemaco que enamora a turistas por su sabor

Tegogolo:

Caracol de Catemaco que enamora a turistas por su sabor

Tegogolo levanta el ánimo y el nervio, dicen vendedores

Fernando es un conocido «tegololero» de Catemaco

CATEMACO, Ver.–

El ceviche de tegogolo es uno de los platillos más preferidos de quienes visitan este enigmático lugar enclavado en la región de Los Tuxtlas.

El tegogolo es un caracol que se produce en la laguna de Catemaco y que sirve además como fuente de sustento económico para innumerables familias.

  • ¿Cómo se consigue el emblemático caracol de Catemaco?

Fernando, «el Tegogolero», es uno de tantos vendedores de tegogolo que recorre en motocicleta las calles de Catemaco para ofrecerlo en coctel a los turistas. Además de tener un exquisito sabor, señala, sirve como afrodisíaco y energizante. «El que viene a Catemaco y no come tegogolos es como si no hubiera venido», señala.

Incluso, entre los habitantes de este lugar se tiene la firme creencia de que para aquellos que andan decaídos les basta con un solo un vasito de tegogolos bien preparados para recuperar su vigor y «levantar el nervio».

Desde antes del amanecer, pescadores se lanzan a la emblemática laguna para buscar tegogolos. El trabajo parece fácil, pero requiere de mucha energía y resistencia para poder sumergirse en las partes más profundas y buscar los caracoles.

Los tegogolos son similares a los caracoles de tierra; son de un tono café oscuro y su caparazón pesa casi lo mismo que su pulpa. Su textura es similar a la del pulpo.

A lo largo del malecón, hay restaurantes que los venden preparados en diferentes platillos, aunque el más común es el ceviche, acompañado de una salsa picante y galletas saladas.

«Lo tradicional es el ceviche, con chile verde, jitomate, cebolla, cilantro y un poco de jugo de limón, aunque también se puede preparar con picaditas, pellizcadas o como los pida el cliente «, dice «el Tegogolero».

El precio de los platillos puede variar y por eso es recomendable preguntar antes de pedirlos, además de que se recomienda no confiarse del todo cuando se ofrezca «la prueba», pues hay quienes se atreven a cobrarla.

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