La cinta también muestra lo hermoso de la imperfección, señala el realizador tapatío a La Jornada
Entre el ajetreo de ser uno de los hombres más buscados del hemisferio occidental, tras haber ganado el Óscar a la mejor película animada con Pinocho…, Guillermo del Toro, con esa gentileza que lo caracteriza, se dio unos momentos para responder a La Jornada.
En principio devela qué características comparte la marioneta de madera, creada por Carlo Collodi, con su obra. Del Toro señaló: “Es una película que encaja perfectamente con dos de mis trabajos anteriores El espinazo del Diablo y El laberinto del fauno. Por otro lado, Pinocho es un filme que habla sobre la desobediencia como virtud y la imperfección como algo hermoso”.
A consideración del director de Hellboy y Blade 2, las características que vieron los miembros de la Academia de Hollywood para premiar la cinta, fueron el trabajo excepcional del equipo, una labor titánica y hermosa, además de una película profunda, emocionante conmovedora y bella
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Guillermo del Toro agregó que otra de las peculiaridades de su reciente trabajo en Pinocho es la desobediencia como autoconocimiento y transformación del personaje. Sintetizó: “La desobediencia es el principio del ‘yo’, el comienzo de la identidad y la conciencia. Lo que nos hace humanos es la capacidad de elegir”.
Del Toro también informó que “tardamos 14 o 15 años en hacer Pinocho, la mitad de mi carrera, porque se quiso demostrar que la animación es arte, la animación es cine, y no es un género hecho para niños, sino un medio que nos va a permitir hablar de cosas profundas, dolorosas, hermosas, de manera más adulta”.
El director de Titanes del Pacífico y La forma del agua añadió sobre el trabajo titánico que implicó llevar en stop motion la historia clásica dela marioneta. “Pinocho se filmó a través de mil días y 65 unidades de trabajo y una gran parte de la película, una porción importante de ella, se filmó en El Taller de Chucho (fundado por el realizador), en Guadalajara, Jalisco, con animadores tapatíos, de varias partes de México, además de los estudios Recovecos del Mackinnon and Saunders, en Inglaterra y el Shadow Machine, en Estados Unidos”, contó.
Ahondando en el asunto de la creatividad de la mencionada técnica cinematográfica, Del Toro sostuvo: “En México hay un movimiento de stop motion importantísimo en varias ciudades, en Guadalajara he sido muy cercano a ese movimiento… Es una película que busca animar los muñecos de manera diferente, no es un película que trata de hacerse ligera o simpática. Sí tiene humor, momentos de tristeza y de acción, pero no está hecha condescendiendo de manera vertical hacia el público”.
Agregó que en Pinocho “los actores no hacen pantomima, sino realmente están actuando, piensan, sienten y hay un momento en que el público dice: ‘qué buenos actores’, cuando son títeres animados por los verdaderos histriones que son los animadores. La cinta tiene un elenco y animadores de todo el mundo y un buen porcentaje de animadores mexicanos”.