La ópera prima de la ahora también coreógrafa se presentará en el Teatro de la Danza Guillermina Bravo
Carmen Correa, bailarina y maes-tra de sólida tradición en ballet clásico y amplia experiencia en danza moderna y contemporánea, celebrará 40 años de trayectoria con el estreno de Cae la tarde en el zenit, su ópera prima como coreógrafa, en el Teatro de la Danza Guillermi-na Bravo.
“Siempre he sido intérprete y como bailarina he habitado los personajes y las historias de otros haciéndolos míos o en algunos casos co-creando, como sucedió con Magdalena Brezo en la obra Cenital, que fue un primer acercamiento a los temas que ahora trato en Cae la tarde en el zenit, que es un solo de danza”, explica la creadora.
La propuesta, resultado de una beca como creadora escénica, “tiene su origen en algunas preguntas sobre la existencia que he estado trabajando desde 2009 y gira en torno a la luz, la oscuridad, las sombras, el entorno, la educación que tenemos de creer sólo en lo que vemos y de estar en una constante búsqueda para ser vistos o iluminados, metafóricamente hablando.
“El estar siempre presentes porque se nos olvida que hay muchas cosas en el mundo de la naturaleza, en nuestro propio cuerpo. Una frase que me gusta dice: ‘a mayor luz encarnada, mayor sombra revelada’. Este miedo de sumergirnos en lo que no vemos, pero sí podemos percibir, esos son los detonantes.”
Cae la tarde en el zenit es una obra atemporal, en la que el público reflexionará sobre temas como el renombre y el anonimato, el ver y el percibir, el vigor y la fragilidad, y meditará también sobre la impermanencia que se hace evidente al recordar momentos vividos en la plenitud de un cenit y desde los cuales, inevitablemente, se desciende con el atardecer.
Se trata de la primera coreografía de Correa, la que motivó su transformación y crecimiento como artista. El proceso creativo apostó por materializarse como un diálogo lúdico y poético entre danza, música, diseño lumínico y sonoro, espacio y objetos escénicos, texto y voz, es decir, es una creación multidisciplinaria. Al equipo creativo se sumó Sergio Écatl, como diseñador del espacio escénico y la iluminación.
Sobre su incursión coreográfica, Carmen Correa comenta que durante el proceso creativo atravesó muchas luces, sombras y oscuridades de manera metafórica. “Ha sido todo muy bello, porque desde mi ser como intérprete de obras de repente descubrí que había una dualidad al trabajar la coreografía y montar un personaje y en ciertos momentos dije: ‘este personaje soy yo, es mi movimiento, mis historias, incluso mis objetos’, al final vi que era yo en escena y tenía que bailarla”.
Carmen Correa bailó de 1984 a 2006 con la Compañía Nacional de Danza y se retiró como primera solista con el ballet Carmen, de Alberto Alonso. Desde 2007 es bailarina independiente y ha colaborado con coreógrafos del país y del extranjero.
Entre sus más recientes colaboraciones y co-creaciones se encuentran Diálogos (2018), con Anna Pavlova e Isadora Duncan, homenaje también a Tatiana Zugazagoitia, y Lady Macbeth o el contagio humano (2020), con Jaime Blanc.
Con más de 30 años en la enseñanza, ha impartido clases de ballet, talleres sobre conciencia corporal y seminarios de formación docente.
La intérprete y creadora festejará sus 40 años de trayectoria con el solo dancístico Cae la tarde en el zenit en el Teatro de la Danza Guillermina Bravo del Centro Cultural del Bosque (Reforma y Campo Marte s/n), con funciones hoy y mañana a las 20 horas; el 18 de marzoa las 19 horas, y el domingo 19 a las 18 horas.