Este Jueves Santo, 6 de abril, el Papa Francisco se trasladó a una cárcel italiana para celebrar la Misa de la Cena del Señor con el rito del lavatorio de los pies a 12 detenidos.
En la tarde de este Jueves Santo, el Papa Francisco presidió esta celebración eucarística, conocida como Misa in Coena Domini, en la cárcel de menores Casal del Marmo, a 11km de Roma.
En su homilía, el santo Padre recordó que Jesús, antes de ser crucificado, lavó los pies de sus discípulos.
Según el Pontífice, con esta celebración Jesús “quiere enseñarnos la nobleza del corazón”.
“Es bonito ayudarnos el uno al otro, dar la mano, son gestos universales que nacen de un corazón noble”, destacó.
A continuación, subrayó que Jesús conoce nuestros pecados “y nos ama como somos y nos lava los pies a todos nosotros. No se asusta de nuestras debilidades”, aseguró.
Más tarde, explicó que el rito del lavatorio de pies “no es una cosa folclórica, sino un gesto que anuncia cómo deberíamos ser nosotros el uno con el otro”.
El Santo Padre habló además de la “dignidad de ser pecadores” y aseguró que haría este gesto “como recuerdo de lo que Jesús nos ha enseñado. Así la vida es más bonita y se puede seguir adelante”.
Tras su homilía, el Papa Francisco lavó y besó los pies de 10 hombres y 2 mujeres. Al finalizar la Misa, la directora del centro, Maria Teresa Luliano, dirigió al Pontífice unas palabras de agradecimiento.
Cabe recordar que desde el principio de su pontificado, el Papa Francisco ha presidido la Misa de la Última Cena y ha realizado el rito del lavatorio de pies en diferentes lugares.
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En 2016 el Papa celebró el Jueves Santo en Castel Novo di Porto, un centro de refugiados e inmigrantes; en 2017 fue a la prisión de Paliano, en la provincia de Frosinone y diócesis de Palestrina, a unos 70 kilómetros de Roma; y en 2018 presidió la Misa de la Última Cena en la cárcel romana Regina Pacis, cerca del Vaticano.
En 2019 el Santo Padre visitó el Centro Penitenciario de Velletri, a 60 kilómetros del Vaticano. En 2020 y 2021 el Papa no visitó ninguna “periferia existencial” para celebrar esta Misa debido a las restricciones provocadas por el COVID.
En 2022, retomó esta tradición del Jueves Santo en la cárcel de Civitavecchia (a 70 km de Roma), prisión que fue visitada también por San Juan Pablo II el 19 de marzo de 1987.