Manuel Antonio Pina: poesía y placer
Sunday,
Rodolfo Mata
Amor como en casa
Regreso despacio a tu sonrisa
como el que a casa vuelve. Hago de cuenta
que no es nada conmigo. Distraído
recorro el camino familiar de la añoranza,
cosas pequeñitas me atrapan,
una tarde en un café, un libro. Despacio
te amo y a veces de prisa,
amor mío, y a veces hago cosas que no debo,
regreso despacio a tu casa,
compro un libro, entro en el amor
como en casa.
Hansaplatz (1)
¿Qué hay debajo de la cama?
¿Qué está detrás de las cortinas?
De noche, en la puerta, claman
las voces terribles del pasado.
En cualquier sitio fuera de mí
hay estos tilos, este jardín,
y estoy yo estando allá en mí
y esto recordándose en mí.
¿Qué ave canta aún
cuando la noche ha terminado?
Muerto y solo, despierto en el cuarto
y hace frío como en un parto.
Hansaplatz (2)
En otra plaza, no en ésta,
otra persona pasa
ni en la otra ni en ésta.
Quedo, otro y solo, en una plaza
–alguien real queda–
donde niños fuera de mí juegan
con otros niños reales,
pero (plaza, niños), ¿cuáles?
¿Los de ahora o los de otrora?
¿Los tilos de dentro o de fuera?
¿En cuál plaza de mi memoria
yo y todo somos memoria?
Mitad de la vida
Me perdí en Hölderlin y me hallé en Dante
en el sitio más distante del estante;
a mitad de la vida, cuando la mies
debía estar sembrada y la casa construida.
Cuando leía a los clásicos y me entregaba
inútilmente a la melancolía,
María Herminia, la Musa, ávida, hacía
cuentas con la vida, mi única vida:
en algún sitio me hacía falta una Oda
(y un Amor Loco),
y además de eso, leía mucho y escribía poco;
los tiempos se iban por la Crítica, y ella sería,
la Musa-en-sí, mi segura secretaria.
Y así en adelante; que, de no atarme
por mis manos al Destino, enloquecería
(si no es que me matara).
La despedí.
Entonces, no me pidas Armonía, hermano lector, mi semejante:
pídeme miedo. Bajo su tejado disonante
prendí fuego y consumí la forma, y atrás
de la puerta
guardé mi vida, mitad viva mitad muerta,
y mis libros, su ciego instrumento.
Como los dioses (con poco me contento),
De libros y silencio me alimento.
It’s all right, ma…
Todo está bien, madre,
estoy solo y me desangro,
la sangre va y viene,
tengo mucha sangre.
Lo que no tengo es paciencia
ni tiempo que baste
(ni espacio), me dejaste
poco espacio para tanta existencia.
Menos recuerdos
me hacían bien,
y el olvido también
y menos sangre y agua.
Habría cicatrizado
la herida de al lado,
y yo resucitado
por el lado de dentro.
Que es el lado
por donde estoy clavado,
sin mandamiento
y sin sufrimiento.
En tus manos
entrego mi espíritu,
hágase tu voluntad,
y de allí para adelante.
Que no se perturbe
ni intimide
tu corazón,
estoy solo, muriendo en vano.
Versiones de Marco Antonio Campos y Rodolfo Mata.