Mucha de la basura termina en destinos imposibles de rastrear, incinerada o enterrada.

El mundo de la basura

Entre 2015 y 2021 los envíos desde eu y otros países se triplicaron: se

México no sólo produce desechos plásticos, sino también los importa
Mucha de esta basura termina en destinos imposibles de rastrear, incinerada o enterrada.
De la Redacción
La Jornada

México importa residuos plásticos de otros países, principalmente de Estados Unidos, para su tratamiento y reciclaje, de acuerdo con el Sistema de Información Arancelaria Vía Internet (Siavi), de la Secretaría de Economía federal.

Las importaciones de este tipo de materiales se triplicaron en siete años; en 2015 se reportó la adquisición de 58 mil 243 toneladas y para octubre de 2021 la cantidad se incrementó a 175 mil 585.

Estas cifras fueron difundidas por la Alianza Global para Alternativas a la Incineración (GAIA, por sus siglas en inglés) en el informe El colonialismo de la basura no se detiene en América Latina, que plantea que este movimiento de residuos desde países desarrollados a aquellos más empobrecidos o con legislaciones débiles debe terminar.

Mientras grandes potencias mundiales se jactan de sus cifras de reciclaje y pregonan sus prácticas como algo que se debería imitar en países menos desarrollados como los nuestros, gran parte de ese paraíso sustentable se alimenta gracias al envío a otros países de cientos de contenedores repletos de residuos plásticos, señala.

Éstos, refiere, en el mejor de los casos se reciclan, pero en muchos otros terminan en destinos imposibles de rastrear, incinerados, enterrados o reciclados en condiciones que nunca se aprobarían en los países exportadores.

Con base en la plataforma virtual Colonialismo de la Basura Plástica –presentada el pasado 17 de abril por GAIA y otras organizaciones civiles como Malditos Plásticos, Geocomunes, Geografía Septentrional y la Red Internacional para la Eliminación de Contaminantes–, los principales países que exportaron este tipo de desechos a México entre 2015 y 2021 fueron Estados Unidos (94 por ciento); Italia, Alemania, Países Bajos y China (3.2 por ciento), y otros (2.8 por ciento).

En este rubro, en valor total, las exportaciones al país pasaron de 25.4 millones de dólares en 2015 a 35.3 millones en 2021, para una suma de 200 millones de dólares durante esos siete años. En este lapso se ha disminuido el valor promedio, pasando de 436 dólares por tonelada en 2015 a 201 dólares en 2021, se precisa en el sitio de Internet.

Una vez que estos desechos plásticos entran a México, señalan las asociaciones que están en contra de esta práctica, no hay una fiscalización y seguimiento por parte de la autoridad ambiental sobre qué tipo de tratamiento reciben ni dónde se gestionan. Una de las hipótesis que seguimos investigando es que terminan en tiraderos y su uso como combustible en hornos cementeros.

El caso de Baja California

En las ciudades fronterizas de Baja California, principalmente en Mexicali y Tijuana, existen al menos 17 industrias que importan desechos de plástico para su tratamiento y reciclaje, dio a conocer Iván Martínez Zazueta, investigador de temas de medio ambiente.

De acuerdo con un reporte de Datasur, una base de datos que contiene información de comercio exterior, sólo en la capital del estado ingresaron, en siete años, cerca de 12 mil toneladas de este tipo de residuos, lo que la convierte en la mayor localidad importadora en este rubro en México.

Martínez Zazueta, quien participó en la defensa del agua del río Colorado contra la instalación de una cervecera de la compañía Constellation Brands, precisó que entre los años 2015 y 2021, por el puerto de Ensenada, entraron 11 mil 745 toneladas de desperdicios de poliuretano destinadas a la industria de la manufactura de Mexicali; de las cuales 5 mil 233 procedían de Italia y 4 mil 578 de Alemania.

Indicó además que, conforme a Datasur, la empresa que importó 95 por ciento de ese volumen fue la estadunidense Mohawk Operaciones de Mexicali (MOM), que es la mayor fabricante de baldosas de cerámica en América.

Hasta 2015, esta compañía se denominaba Cerámica San Lorenzo de México y fue adquirida en 25 millones de dólares por el consorcio Daltile, con operaciones en Oceanía, Asia y Europa, convertida ahora en MOM.

Esta manufacturera está ubicada en el kilómetro 2.7 de la carretera estatal del ejido Puebla en la zona rural de Mexicali, donde se fabrican azulejos, mosaicos y losetas no refractarias de cerámica, baldosas y pavimento porcelánico.

Para su producción requiere de 50 mil metros cúbicos de agua anuales, que le provee la Comisión Estatal de Servicios Públicos, organismo operador del líquido, cuya fuente de suministro es el río Colorado.

Con una inversión de 4 mil millones de dólares, la generación de 800 empleos y una capacidad de producción de 120 millones de pies cuadrados anuales, en marzo de 2022 se inauguró la nueva planta que, según la alcaldesa Norma Bustamante, garantizó minimizar cualquier riesgo.

En el ámbito nacional, según el Siavi, la mayor cantidad de desechos plásticos proviene de Estados Unidos, aunque Data Sur refiere que en primer lugar se encuentra China, seguido de EU.

La aduana de Mesa de Otay en Tijuana, al poniente de Baja California, es la que registra el mayor volumen de importación de plástico en nuestro país.

Necesario, transparentar el proceso: GAIA

El colonialismo de la basura no se detiene en América Latina concluye, entre otras cosas, que es fundamental establecer una relación entre aduanas y las instituciones ambientales de cada país para el movimiento de residuos, sobre todo en el caso de las importaciones, ya que hasta el momento no existe certeza de su peligrosidad, ni de las condiciones en las que están ingresando los plásticos.

Además, detalla, no basta con importar este tipo de desechos indicando que no son tóxicos y que su destino es el reciclaje, sino que se debe transparentar antes del ingreso al país el detalle del proceso que se pretende realizar, el destino final para poder identificar rexportaciones (efecto pivote) y llenar cualquier vacío de información respecto al uso que se les va a dar.

Lo cierto es que la gravedad del tema no pasa sólo por las cantidades exportadas e importadas, sino porque simplemente ningún país debería exportar sus residuos, sean estos dos botellas o miles de contenedores. ¿Bajo qué lógica países menos desarrollados y con legislaciones más débiles son un buen destino para los residuos plásticos del norte global?, ¿por qué se permite este sinsentido?, se pregunta GAIA en dicho documento.

(Con información de Antonio Heras, corresponsal)

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