Artes Visuales
– Germaine Gómez Haro
El Museo Metropolitano de Nueva York (Met) presenta una exhibición fascinante que ilustra la trayectoria del primer pintor afrohispano del que se tiene noticia, hijo probablemente de una esclava africana y de un español blanco: Juan de Pareja (Antequera, ca. 1608-Madrid, 1670), más conocido por su condición de esclavo y aprendiz de Diego Velázquez. El nombre de Juan de Pareja comenzó a resonar en Estados Unidos cuando el Met adquirió en 1971 el soberbio retrato que Velázquez le dedicó. Medio siglo más tarde, el esclavo del maestro sevillano brilla con luz propia en la exposición monográfica Juan de Pareja, pintor afrohispano, en la que su vida y obra son contextualizadas en el marco de la España multirracial del siglo XVII.
La muestra está integrada por una cuarentena de piezas entre manuscritos, pinturas, esculturas y objetos de artes decorativas con temas relacionados con la presencia de negros, mestizos y moriscos en el arte de la época. Entre estos testimonios se presentan magníficas obras de personalidades como Francisco de Zurbarán, Bartolomé Esteban Murillo y Juan Martínez Montañés, entre otros. Por primera vez se reúnen las tres versiones que Velázquez hizo de una cocinera de color, dispersas en diferentes sedes en el mundo.
Juan de Pareja viaja a Italia con Velázquez entre 1649 y 1651. En Roma el pintor de la corte hispana realiza, en 1650, el soberbio retrato de Pareja que se exhibe en el Panteón tras su ingreso en la Academia dei Virtuosi. Unos cuantos meses más tarde, Velázquez firma la carta de manumisión de su esclavo con la condición de que permaneciera a su servicio cuatro años más. El retrato de Juan de Pareja es considerado entre los más importantes y emblemáticos del autor de Las Meninas y es el punto de partida de la profunda investigación que el museo neoyorquino emprendió en torno a la relación del sevillano y su esclavo, y la consecuente trayectoria individual del segundo. En la exhibición se ha colocado como pieza central, acompañado de otros retratos del maestro y en diálogo directo con su también imponente efigie del papa Inocencio X, obra clave de esencia plenamente moderna que ha cautivado a numerosos artistas contemporáneos, entre ellos Francis Bacon. Además de la maestría técnica de la pintura, el retrato de Juan de Pareja causó impacto desde su presentación en Roma, por el hecho de que el retratado parece todo menos esclavo: estamos ante un caballero de prestancia firme y elegante que revela un carácter orgulloso y una dignidad
que incluso desafía al espectador con su mirada profunda y penetrante.
La exposición cuenta con obras atribuidas a Juan de Pareja y sus pinturas más conocidas, que dan cuenta del nivel que alcanzó tras obtener su libertad en 1654, y denotan el desarrollo de su estilo personal cercano a la llamada escuela madrileña: La huida a Egipto (1658), diferentes versiones de La Inmaculada Concepción, El bautismo de Cristo y la Vocación de San Mateo (1661), lienzo de grandes dimensiones en el que incluyó su autorretrato plasmado con la misma fuerza de carácter de la pintura de Velázquez, un hecho inédito en la época y que se considera una clara muestra de su reivindicación como pintor liberal.
Una sección de la muestra se centra en el rescate del importante intelectual y coleccionista afroamericano nacido en Puerto Rico, Arturo Schomburg, miembro destacado del llamado Renacimiento de Harlem de principios del siglo pasado, quien dedicó su vida al estudio y reivindicación de la población afroamericana en la sociedad estadunidense.
La figura de Juan de Pareja sigue sin contar con un estudio definitivo. Es interesante contemplar que, si bien se puede insertar hoy en el contexto del movimiento woke, la invaluable aportación del Met en el rescate de este pintor deja abierta la brecha a investigaciones sobre su creación artística más allá de su biografía y del hecho concreto de su condición de esclavo de Velázquez.