Con enorme determinación, Pilar Bordes fundó en mayo de 1983 el Taller de Gráfica Bordes, que pronto se convirtió en un centro promotor de ediciones de grabado dedicado hasta la fecha a una constante actividad en la gráfica mexicana. Este año celebra su 40 aniversario.
Bordes ha recibido varios reconocimientos: en 2012 la beca de coinversión del extinto Fonca; entre 1993 y 1994, la beca de la Fundación Rockefeller, además en 1990 obtuvo en Guadalajara mención honorífica del salón metropolitano de la grafica, así como el primer premio en el Concurso Nacional José Guadalupe Posada en Aguascalientes y en 2002 fue distinguida en la quinta Bienal Nacional de Dibujo y Estampa Diego Rivera; también ha sido beneficiaria en varias ocasiones del Sistema Nacional de Creadores.
Durante más de 10 años, a partir de 1983, Gráfica Bordes tuvo su sede en Guadalajara y en 1996 cambió su residencia a la Ciudad de México. Con su compañero de vida, el escultor Paul Nevin, 27 años después y en plena pandemia trasladaron el taller a San Miguel Allende, donde crearon residencias artísticas especializadas en gráfica. Una de las bondades de la producción gráfica que resalta Bordes es el trabajo en equipo. El Taller nació originalmente como una cooperativa. Desde entonces, Pilar Bordes ha combinado las difíciles tareas de ser editora de gráfica y de libros, promotora, artista y, además, ofrecer clases una vez por semana.
Bajo el sello de Gráfica Bordes, el taller actualmente cuenta con 40 títulos editados bajo un proyecto editorial de pequeño formato, monográficos y bilingües. En 2016 se llevó a cabo el ambicioso proyecto Intuiciones volumétricas, que constó de 12 carpetas de obra gráfica de diferentes artistas, como Manuel Felguérez, Alberto Castro Leñero y Kiyoto Ota, así como de la edición de otros 16 libros de bolsillo de la colección. Entre las publicaciones sobresale El cuadro invisible, de Leonora Carrington y Gabriel Weisz.
Desde sus inicios, cuando se creó esta cooperativa y se juntaron 12 artistas con la intención de vivir de su producción, la vocación principal del taller es la promoción y difusión de la gráfica mexicana. Allí han trabajado artistas y grabadores contemporáneos de varias generaciones, entre los que destacan Vicente Rojo, Gilberto Aceves Navarro, Carla Rippey, Manuel Felguérez, Gunther Gerzso, los hermanos Castro Leñero, José Luis Cuevas, Magali Lara, Irma Palacios y Joy Laville.
En el caso particular de Pilar Bordes, no sólo destaca el compromiso con todo lo que implica hacer un grabado, sino una responsabilidad personal con los artistas huéspedes, de quienes Pilar se preocupa de manera muy especial, con el propósito de hacerlos sentir en casa y apapachados, lo cual evidentemente se traduce en resultados positivos. Se dice fácil, pero ha pasado por múltiples obstáculos personales y profesionales y, a pesar de ello, este espacio es uno de los mejores talleres de grabado en México.
“La idea del Original Múltiple me ha motivado durante mucho tiempo, saber que una obra buena de cualquier artista puede llegar a varios coleccionistas y tener representación en diferentes recintos me da una idea de estar trabajando en algo productivo para nuestra comunidad, la repetición de imágenes alcanzan a ser tan poderosas que logran transmitir conocimiento, emociones, afinidad estética tanto político-social como intelectual, tratar de transformar conceptos me maravilla, para mí representa una forma de contribuir a la difusión y promoción de la cultura en general”, señala Pilar Bordes en un texto inédito.
En sus manos se mezcla la alquimia y los secretos de las técnicas del grabado, oficio al que ha dedicado más años que ninguna otra actividad de su vida. Felicidades muy merecidas a Pilar Bordes.