Con base en las próximas elecciones en el estado de México, esta situación traumática aparece ampliamente expresada y repetida en las zonas fronterizas con el lago de Texcoco: Ecatepec, Neza, Chimalhuacán, que en pocos años se llenó de población rural emigrada a la ciudad.
Los temas de la canción popular sintetizan y vuelven claro el drama que se vive. Es obvio que el mexicano, cuando adulto, abandona a su mujer; sin embargo, en los temas de su canción, una y otra vez se ve abandonado y sufre frecuentemente por ella.
Donde las candidatas a la gobernatura son dos mujeres, que simbólicamente representan la figura de la madre, la que gane la interpretará. Tema repetido será nuestro destino, mucha madre, poco padre y montones de hermanos de diferentes padres.
En nuestra realidad fenomenológica mexicana, la mujer es habitualmente abandonada por el hombre; sin embargo, en su lírica que es la expresión genuina en lo acontecido en la infancia, se llora por el abandono.
Parece simple, pero es muy complejo lo que acertadamente captó Santiago Ramírez, en el contenido manifiesto se culpa de ello a otro hombre que llena el corazón de la ingrata, en el contenido latente, es el hermano menor que nos desplaza del calor y seguridad infantil.
En la conducta real, los mexicanos trasladados de las zonas rurales a la Ciudad de México (o a Estados Unidos) hacen de manera activa lo que sufrieron pasivamente.
Este abandono en ocasiones es cantado como lamento, en otras promueve labia, en otras conduce al deseo, expresado musicalmente de autodestruirse.
El llanto del desprendimiento, a veces se manifiesta por súplica, poéticamente se le dice a la madre que no me deje, se encomia a sus valores y cualidades, entonces la canción sigue expresando.
Todos me dicen el negro, llorona / negro, pero cariñoso / yo soy como el chile verde, llorona, picante pero ,sabroso.
En este lamento, se expresa el deseo de que, pese a nuestra condición, que, no obstante, el color de nuestra voz se nos quiere, se equipara el mexicano al chile y se afirma que pese a su sabor irritante y fuerte es digno se ser comido, siguiendo la misma línea de búsqueda y valoración positiva cantamos: Malagueña salerosa / besar tus labios quisiera / y decirte, niña hermosa, / que eres linda y hechicera / como el candor de una rosa. Flor silvestre y campesina / flor silvestre y natural / no te creen una flor fina / por vivir junto al nopal. No eres rosa no eres lirio / mucho menos flor de lis / pero adornas el martirio / y al cardo lo haces feliz.
El sentimiento de culpa que el niño siente ante el ninguneo y chinga que de ella se hace, a la vez que el elogio ante su dolor saliente en forma clara se expresa en: Ese rebozo blanco que llevas puesto / y entre bromas y risas vienes luciendo / nadie sabe las penas que lleva dentro / nadie sabe las penas que va sufriendo / sufre el orgullo herido por el desprecio / y en vez de arrinconarse triste a llorar / hoy se viste de bodas como una novia / con su rebozo blanco para cantar
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El sentimiento de tristeza por el abandono, la sensación de soledad y de lágrimas, a veces se proyecta y con toda razón en el dolor de ella para cantarle: Tienen sus ojos un raro encanto / tus ojos tristes como de niño / que no han sentido ningún cariño / tus ojos dulces como de santo
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Sería inacabable el número de canciones que hablan del abandono temprano, la falta de padre y la instalación de las neurosis o sicosis traumáticas que tan acertadamente describe mi maestro Santiago Ramírez.