Fue hijo del reconocido neurólogo mexicano Santiago Ramírez. Realizó sus estudios profesionales en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (unam) y se especializó en el Instituto Psicoanalítico de Buenos Aires. Fue profesor del Colegio (actual Facultad) de Psicología, de 1945 a 1984. Fue coordinador de Psicología Clínica (1966-1984); jefe de laboratorio en el Instituto de Orientación Profesional (1945-1965) y asesor de la Facultad de Psicología (desde 1971) y de la Facultad de Filosofía y Letras (ffyl) de la misma Universidad (desde 1988). Fue miembro fundador de la Asociación de Neurocirugía y Psiquiatría (1946); del Grupo Mexicano de Estudios Psicoanalíticos (1952); de la Asociación Psicoanalítica Mexicana, de la que fue presidente (1960); de la Asociación Mexicana de Psicoterapia Psicoanalítica, de la que fue miembro honorario, y de la Asociación Mexicana de Sexología (1969). A él se debe la difusión, en México, de las ideas y textos de Sigmund Freud y de la introducción de la corriente psicoanalítica, así como de la aplicación de pruebas proyectivas para personal, que efectuó en el Banco de México, en el que fue selector laboral. En 1952 fundó y dirigió el Seminario de Psicoanálisis de las Expresiones Culturales del Mexicano.
Santiago Ramírez Ruiz, ensayista, es reconocido principalmente por sus estudios reveladores de la personalidad del mexicano de la primera mitad del siglo XX. Dentro de la línea seguida por Samuel Ramos y Octavio Paz, el psicoanalista insiste en los rasgos del mexicano y lo mexicano en los aspectos históricos, sociales y políticos, agregando a ellos su particular visión científica para explicar su conducta en el célebre estudio El mexicano. Psicología de sus motivaciones. Santiago Ramírez propone que la “infancia histórica” del mexicano está en la conquista (momento crítico y definitorio para el autor) y llega hasta los años cincuenta, etapa en la que se detiene para resaltar antes que ninguno, el carácter ambiguo del sentir del mexicano (desde niño hasta adulto), que oscila entre el odio y el amor a la madre, al padre, al hermano menor, a la esposa (por la que suele confundir sus sentimientos con los de la madre) y hacia el extranjero, esencialmente el español y el estadounidense, sin olvidarse del francés (los que sucesivamente han invadido al país). El psicoanalista estudia, por supuesto, la genealogía conductual del machismo, del alcoholismo, del guadalupanismo (culto a la virgen de Guadalupe), del cantor de baladas sobre el abandono (sentimiento primordial del mexicano), del aislamiento del indígena, del nacionalismo y malinchismo; características a las que engloba bajo las tres principales tendencias que el estudioso ve como típicas del mexicano: la negación, la asimilación y la aceptación, mecanismos que advierte, por otra parte, como medios de defensa. Una de las ideas más interesantes que trata el autor es aquella sobre la mujer, como soldadera, que en la Revolución Mexicana logró su máxima expresión de libertad y goce sensual como compañera de su hombre y no como la típica mujer reprimida y abnegada. Estructura psicológica del mexicano, El mexicano. Educación, historia y personalidad e Infancia es destino nuevamente afirman que cada “fragmento” de la vida del adulto es una proyección de su historia de niño. Realizó también un estudio pionero sobre la homosexualidad: Un homosexual. Sus sueños, así como una de las vertientes del hombre en las artes escénicas en El carácter y el teatro. Su último trabajo, Ajuste de cuentas, surgido de una conversación con su hijo Santiago Ramírez Castañeda y con Roberto Escudero, es una autoevaluación de su trabajo científico y del ambiente que rodea a la práctica del psicoanálisis.