Un estudio constató la mortandad de 100% de los polluelos de varias colonias // Puede ser una señal de lo que nos espera en el futuro
, advierte investigador
París.
La supervivencia del pingüino emperador podría encontrarse en grave peligro, según un estudio que constató una mortandad catastrófica
entre los polluelos de varias colonias de la Antártida a consecuencia del deshielo precoz provocado por el cambio climático.
De las cinco colonias observadas en la región del mar de Bellingshausen, en el oeste de la Antártida, todas a excepción de una sufrieron una pérdida catastrófica
de 100 por ciento de las crías, que se ahogaron o murieron de frío cuando el hielo cedió bajo ellos.
Aún no eran lo suficientemente maduras para afrontar las duras condiciones climáticas de la región, explican los investigadores en el estudio publicado el jueves en la revista Communications: Earth & Environment, de la editorial académica Springer Nature.
Se trata del primer gran fracaso de reproducción de los pingüinos emperador en varias colonias al mismo tiempo, debido al derretimiento del hielo marino; probablemente es una señal de lo que nos espera en el futuro
, declaró el principal autor del estudio, Peter Fretwell, investigador del instituto británico Prospección Antártica.
“Lo predijimos hace un tiempo, pero ver cómo se produce de facto es siniestro”, lamentó.
Durante la primavera austral del año pasado, el hielo marino antártico, que se forma por la congelación del agua salada del océano, alcanzó tasas de derretimiento récord, antes de caer en febrero a su nivel más bajo desde que comenzaron las mediciones satelitales hace 45 años.
Ese deshielo precoz se produjo justo en medio de la época de reproducción de esa especie, ya de por sí compleja y frágil.
Estas aves marinas empollan en invierno, a partir de junio, cuando las temperaturas son más duras. Los huevos eclosionan en septiembre, antes de la llegada de la primavera, y las crías alcanzan su autonomía alrededor de enero-febrero.
La población de estos pingüinos también conocidos como Aptenodytes forsteri, estaba compuesta por unas 250 mil parejas reproductoras, todas en la Antártida, según un estudio de 2020.
Las colonias del mar de Bellingshausen representan menos de 5 por ciento de ese total. Pero en el cómputo global, 30 por ciento de todas las colonias se vieron afectadas por el deshielo el año pasado, por lo que habrá muchos polluelos que no sobrevivieron
, advierte Fretwell.
Cada año, desde marzo, los adultos se lanzan a un periplo de hasta más de 100 kilómetros para alcanzar los lugares de cría en el hielo, que son siempre los mismos.
Las hembras ponen un único huevo y lo dejan al cuidado del macho mientras van a la búsqueda de comida, recorriendo incluso varios centenares de kilómetros.
Los machos mantienen calientes los huevos, en equilibrio sobre sus patas y cubiertos con pliegues de piel que forman una bolsa incubadora. Todo ello, sin moverse ni comer, esperando que regresen las hembras.
¿Extinción para 2100?
Ese ritual inmutable, retratado en la película documental francesa La marcha de los pingüinos, sufre los efectos del calentamiento global.
Pese a su capacidad para buscar sitios alternativos con el fin de reproducirse, los récords de derretimiento desde 2016 amenazan con exceder sus capacidades de adaptación, creen los científicos.
El pingüino emperador fue incluido como especie en peligro de extinción por la autoridad estadunidense de protección de la fauna.
Más allá del peligro en que se encuentran sus lugares de reproducción, el pingüino emperador también sufre la acidificación de los océanos, otro efecto del calentamiento global, que amenaza a determinados crustáceos de los que se alimenta.
El instituto británico Prospección Antártica estima que, al ritmo actual del cambio climático, la totalidad de esta especie podría haber desaparecido a finales de siglo.