La literatura chilena, conocida mundialmente, galardonada (Gabriela Mistral y Pablo Neruda) y exportada.

Narrativa del chile contemporáneo: tres voces

Alejandro García Abreu

Marcelo Navarro Morales, de la Universidad de Barcelona, se cuestionó: ¿Cómo la concepción psicofísica de la subjetividad se proyecta en la narrativa chilena, y cómo esta última, a su vez, recurre a esta concepción para abordar los procesos de subjetivación individuales y colectivos? Con el fin de alcanzar estos objetivos y dar respuesta a estas interrogantes privilegia el análisis textual narratológico, que objetiva las imágenes literarias presentes en los textos y entre las cuales los autores aspiran a construir diálogos intertextuales, identificando sus continuidades y discontinuidades, y teniendo como eje conductor el motivo de la fuga y sus diversas connotaciones.
Aquí se exploran las obras y trayectorias de tres escritores contemporáneos: Alejandro Zambra (1975), Alejandra Costamagna (1970) y Lina Meruane (1970), oriundos de Santiago de Chile. Trascendieron fronteras y consolidaron su quehacer literario. La literatura chilena es conocida mundialmente por su poesía y su narrativa, galardonada con dos Premios Nobel (Gabriela Mistral y Pablo Neruda), pero desde hace años su escritura ha sido magníficamente exportada.

 

Alejandro Zambra y la respiración de un hijo

Alejandro Zambra (Santiago de Chile, 1975) es autor de las novelas Bonsái (2006), La vida privada de los árboles (2007), Formas de volver a casa (2011) y Poeta chileno (2020), del libro de cuentos Mis documentos (2014), de las antologías de ensayos No leer (2018) y Tema libre (2019), y de un par de volúmenes híbridos: Facsímil y Literatura infantil (2023). Sus novelas han sido traducidas a veinte idiomas y sus cuentos han aparecido en revistas como The New Yorker, The New York Times Magazine, The Paris Review, Granta, Harper’s y McSweeney’s. Fue becario de la Biblioteca Pública de Nueva York y recibió, entre diversos galardones, el English Pen Award, el O. Henry Prize y el Premio Príncipe Claus. Autor de Anagrama, su más reciente libro es Literatura infantil. Su editora Silvia Sesé lo define como una “colección de relatos de ficción y no ficción sobre infancia y paternidad”. En el volumen escribe: “Tu pequeño cuerpo respira, sí: incluso en la penumbra del hospital, tu respiración es visible. Pero yo quiero escucharla, escucharte, y me molesta mi propio resuello. Y mi ruidoso corazón me impide sentir el tuyo. […] A lo largo de la noche, cada dos o tres minutos contengo el aliento para comprobar que respiras. Es una superstición tan sensata, la más sensata de todas: dejar de respirar para que un hijo respire.”

Alejandra Costamagna y las fronteras difusas de la memoria

Alejandra Costamagna (Santiago de Chile, 1970) ha publicado las novelas En voz baja (1996, Premio Juegos Literarios Gabriela Mistral), Ciudadano en retiro (1998), Cansado ya del sol (2003) y Dile que no estoy (2007, finalista del Premio Planeta-Casa de América y Premio del Círculo de Críticos de Arte), el relato largo Naturalezas muertas (2010), los libros de cuentos Malas noches (2000), Últimos fuegos (2005, Premio Altazor), Animales domésticos (2011), Había una vez un pájaro (2013) e Imposible salir de la Tierra (2016) y el libro de crónicas y ensayos Cruce de peatones (2012). Ha escrito para las revistas Gatopardo y El Malpensante, entre otros medios. En 2003 obtuvo la beca del International Writing Program de la Universidad de Iowa, Estados Unidos. En 2008 recibió en Alemania el Premio Anna Seghers de Literatura. Sobre El sistema del tacto –finalista del Premio Herralde de Novela que aborda situaciones y temporalidades distintas– el jurado aseveró: “Ania, la protagonista de esta novela, recibe una petición de su padre: que acuda en representación de la familia a despedir a su tío Agustín, quien agoniza al otro lado de la cordillera. Para hacerlo la mujer emprenderá un viaje de mil quinientos kilómetros, que será también una huida del presente y un desplazamiento hacia las fronteras difusas de la memoria […]. Esta es una novela sobre el desarraigo y la pertenencia, sobre dos países separados por una montaña, sobre la familia, sobre las ausencias, sobre los recuerdos y las palabras.” Y en Animales domésticos Costamagna exploró “la extrañeza y la fugacidad de la vida”, la alegría y la desgracia.

Lina Meruane y todo aquello que a una le preocupa

Durante una conversación, Lina Meruane (Santiago de Chile, 1970) le confesó a Marta Sanz (Madrid, 1967) que no sufre con la escritura –a diferencia de una multitud de autores–, que nunca se ha enfermado por escribir, pero sí por querer escribir y no poder. Su enfrentamiento a la página en blanco le genera inquietud. Meruane continúa: “Los libros se escriben porque a una le importan determinados problemas. Y en ese importar
está ya sembrado algo muy fuertemente autobiográfico.” El planteamiento proviene de la teoría de Silvia Molloy (Buenos Aires, 1938-Long Island, Nueva York, 2022). Para la escritora y profesora argentina, la autobiografía se presenta de varias maneras en un texto. Está en las lecturas, en
las observaciones, en los sueños, en las obsesiones. Lo autobiográfico no sólo reside en la anécdota, “sino en todo aquello que a una le preocupa.”

La obra de Meruane –una mujer comprometida con distintas causas– exalta simultáneamente el valor estético y la aproximación a la política. Le dijo a Sanz: “La literatura se tiene que hacer cargo de no bajar su nivel en términos estéticos, pero al mismo tiempo no dejar de decir lo que hay que decir, especialmente en los temas que son realmente políticos.” Ha escrito libros como Las infantas (1998), Póstuma (2000), Cercada (2000), Fruta podrida (2007), Sangre en el ojo (2012), Viajes virales (2012), Contra los hijos (2014), Sistema nervioso (2018), Zona ciega (2021) y Palestina en pedazos (2022), que contiene los textos Volverse Palestina, Volvernos otros y Rostros en mi rostro. Se opone a las calamidades ocurridas en ese territorio: “por más que una ponga un punto final, la terrible realidad de la ocupación ha continuado, exigiendo ser contada para evitar la desaparición de la historia palestina y de su gente”.

Entre sus temas están la visión, el amor y la libertad sexual. Ha ganado los premios Cálamo Otra Mirada, el Sor Juana Inés de la Cruz, el Anna Seghers y el del Instituto Chileno Árabe de Cultura. Obtuvo las becas de la Fundación Guggenheim, del National Endowment for the Arts y del Deutsche Akademische Austauschdienst/Artists in Berlin. Ha sido traducida al inglés, francés, alemán, portugués e italiano.

En Sangre en el ojo escribe: “Yo visualizaba mi cuerpo succionado por el vacío, mi esqueleto cubierto de músculos y grasa vertiginosamente cayendo hacia Chile…” Percibe los ojos como partes esenciales del cuerpo y a su país natal como una sucesión de crisis.

Alejandro Zambra y Alejandra Costamagna también observan a su país como un sumario de dificultades. Se trata de la interiorización y exposición global de tres autores excepcionales.

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