Conoce el origen del pozole: platillo prehispánico que comía Moctezuma
El origen del pozole está registrado por los frailes que llegaron después de la conquista
La palabra pozole proviene de la palabra «pozonallotl» del antiguo náhuatl, que se puede traducir como «espuma de algo cocido».
Actualmente forma parte de los platillos tradicionales mexicanos que se consumen con mayor frecuencia en fechas como el 15 de septiembre, para conmemorar la fiesta patria de la independencia.
El ingrediente básico del pozole es el maíz cacahuazintle que forma parte de las 64 variedades de maíz que hay en México.
Para la elaboración del pozole, el maíz se pone a cocer durante dos horas. Un indicador de que está listo para hacer el pozole es que la cascarilla fibrosa que lo cubre se ha desintegrado y el grano parece como si hubiera reventado.
Fray Bernardino de Sahagún menciona esta práctica caníbal en su «Historia general de las cosas de la Nueva España«, pero su interpretación estuvo influenciada por una perspectiva católica, lo que hizo juzgarlo como algo blasfemo y salvaje.
Carne humana para los dioses y reyes
Para la cultura europea, los sacrificios podrían parecer algo cruel, sin embargo, estos rituales antropófagos tenían un profundo significado, que incluso de no practicarlos podía representar ganarse un severo castigo, porque el rito aseguraba la gracia del dios Xipe Tótec quien controlaba la fertilidad, el reverdecimiento de la vegetación, la guerra y varios procesos vitales para los aztecas.
Algunos historiadores como Laura Ibarra, quien comenta en una entrevista para la BBC, creen que podía haber casos en los que algunos guerreros se ofrecían a ser sacrificados para mantener activo el ciclo de la vida en el que creían.
Las partes del cuerpo eran repartidos entre el rey o tlatoani, los sacerdotes y algunos familiares especiales, porque además de honrar al dios, también se pensaba que comer pozole regeneraba la vida en los mortales.
Posterior a la conquista muchos rituales fueron prohibidos por los españoles, se cree que el pozole sobrevivió gracias a que los españoles permitieron que el maíz conservara su simbolismo espiritual y religioso. Con la introducción de animales como el cerdo y las técnicas de crianza de animales europeas fue posible incluir la carne de este animal a la dieta de los nuevos mexicanos.
Fue hasta después de la independencia que el pozole tomó su forma final y cobró fuerza porque el pozole combina los tres colores de la bandera mexicana, el blanco en el maíz y cebolla, verde de la lechuga y orégano y el rojo del chile y rábano.