Tomar la palabra
Agustín Ramos
Con otro nombre, Eterno Femenino Ediciones (E.F.E.) nació el 16 de septiembre de 2010 a partir de un intercambio epistolar amoroso, confiesa la madre de todas las batallas de esta editorial independiente, Noemí Luna García. Estamos en San Fernando, “el bazar de libros más grande de Latinoamérica”, que se instala en el atrio del templo y afuera del cementerio histórico de ese nombre. Ella quería festejar desde la mañana pero no la autorizaron. Y como eso acarrea la falta de espacio para el público, propone habilitar el peristilo del panteón. “Si no hay sillas, ponemos trapos en la grada, los libreros siempre traen de sobra… Así somos los mexicanos”, dice Noemí con una sonrisa de sandía que sólo desaparece a las 2 de la tarde, cuando inaugura el programa
agradeciendo presencias y lamentando ausencias. El tema de la primera mesa es ese, las ausencias de Saúl Ibargoyen y Eduardo Cerecedo, autores de un catálogo que supera los doscientos cincuenta títulos “de autores conocidos y no conocidos”, como afirma en la conferencia magistral Juan Pablo García Vallejo, cofundador de E.F.E. y autor del segundo libro que ésta publicó, La disipada historia de la marihuana en México, 1492-2010.
Para celebrar los trece años de E.F.E, Juan Pablo García Vallejo encomia la independencia de editores, impresores y libreros como “agentes del cambio cultural”, que exponen “nuevas ideas y diversidad temática en la bibliodiversidad…” Trae un texto como de cinco cuartillas, pero no lo lee; sólo toma como referencia cada línea para presentar toda una cartografía de las editoriales independientes en México (historia, significados, dinámicas a partir del virreinato). Su saber enciclopédico vuelve liviano a El Periquillo Sarniento, y su repaso del auge posterior a la Independencia, propiciado por el fin de la censura religiosa, despierta interés y cobra vigencia, porque de ahí pasa a las pulsiones censoras contemporáneas (totalitarismo mercantil, envilecimiento del gusto literario, satanización de temas, por ejemplo la mariguana). Así mismo, se sirve de la documentación de un monopolio francés en el siglo XIX para observar en las editoriales independientes de hoy la “resistencia a la colonización transnacional del mercado editorial mexicano”, una “estrategia generacional impulsada por la socialización de las tecnologías” y la respuesta al “cierre de librerías o de ferias de libro por la pandemia”. También hace ver ventajas comparativas de los proyectos independientes con respecto a las editoras comerciales: sus lanzamientos tienen “más vida que los tres meses en el aparador”, obedecen a propósitos más profundos “y de largo alcance”, promueven la cultura escrita porque “no pretenden ni pueden inundar el mercado” y antes que ejercicios de ego son “una forma de participación social, de pensamiento, de vida, de pertenencia”.
Omitiendo su papel fundacional, Juan Pablo García Vallejo cuenta que el primer título de E.F.E. fue la autobiografía de Noemí Luna García, Sueños de libertad. Presionado por tiempo, acorta su exposición y no habla del dominio que se ejerce en Manhattan sobre el mercado hispanoamericano del libro. El texto completo está en https://www.facebook.com/eternofemeninoediciones.ediciones/posts/pfbid02AL2hzWuQqig4nTyaoMHFS1qPBfBYAm99fmyhzHrQQfRW2y13m3D2pUw4vodGdYmL1. Al final participan Jorge Arturo Borja (que tiene en E.F.E el título De El Azteca a Madero) y Pterocles Arenarius (cuyos libros en E.F.E. son Demoníaca, Cualquiera puede matar y Querido Pancho Villa). Para entonces, todos los libreros de San Fernando han recogido sus tenderetes y sólo permanece el público que acudió a festejar los trece años de “la Eternita”, como la editorial merece que le digan